Bruselas.- Conforme transcurra el tiempo y las negociaciones entre y Ucrania se acerquen al punto de estancamiento, la mediación china tomará fuerza como alternativa para acabar con la guerra en Europa.

“Tanto Rusia como Occidente están desesperados por una mediación, lo que está fortaleciendo el papel chino”, dice a EL UNIVERSAL Niklas Swanström , Director Ejecutivo del Institute for Security and Development Policy, con sede en Estocolmo, Suecia.

“Se trata del mejor escenario posible para China, porque les permitiría mantener el equilibrio con los rusos, estadounidenses y europeos; podrán decir que están con ambos lados”.

El experto en política exterior china y seguridad en el noreste de Asia, asegura que los chinos están ansioso por desempeñar la tarea de mediador, un ejercicio que ofrece la oportunidad de emerger de la crisis como “el paladín” que pone orden en el Viejo Continente y reestablece la estabilidad global ante una potencia militar dispuesta a emplear la fuerza.

Leer más: 

El reto está en la capacidad del mandatario chino Xi Jinping de poner sobre la mesa una solución equilibrada, que sea aceptada por Ucrania, la Unión Europea y Estados Unidos; un asunto intrincado por la cercanía con Moscú.

“No es algo que le guste a Putin, pero sabe que es el mejor escenario para él, porque China es un estado amigo y le sería más fácil aceptar una oferta mediada por los chinos que por Europa, que está apoyando militarmente a Ucrania”.

“La pregunta es: ¿Putin está dispuesto a aceptar un mediador o su orgullo es demasiado grande y piensa que todavía puede ganar?”.

Dependerá de la destreza de Xi Jinping , de su habilidad para hacerle ver al mandatario ruso que la mejor solución es la que está poniendo sobre la mesa.

“Veo la posibilidad, el interés de China por desempeñar ese papel, pero al mismo tiempo veo muy difícil que pueda presentar una solución en un escenario tan complejo”.

El régimen de Xi Jinping ha reaccionado cautelosamente ante la crisis en Ucrania debido a que se encuentra en una situación incómoda.

Por un lado tiene a Rusia, que no es aliado, pero sí socio, competidor y rival. Por el otro, está la Unión Europea y Estados Unidos, los principales mercados para lo que fabrica.

El mayor centro manufacturero del mundo no puede tomar partido, al menos no en público, por los tiene intereses en ambos lados y el costo que significa provocar alguna fricción.

Swanström sostiene que China necesita del apoyo del Kremlin frente a los estados democráticos y, ante todo, ante la creciente rivalidad con Estados Unido.

“Rusia es uno de los pocos socios fiables que le quedan a China, de allí que no critique con firmeza”.

Pero tampoco puede mostrar apoyo a los rusos sin causar tensión con Occidente. Eso explica porque en esta crisis el gigante asiático aparece sentado tras bambalinas, a la espera de sacar algún provecho.

La crisis provocada por la agresión militar injustificada a Kiev, supone el momento indicado para que China propague su influencia global, añadiendo a su peso económico el ansiado componente político.

“Supone una gran oportunidad para Xi Jinping, quien está dispuesto a soportar la inestabilidad económica provocada (por la guerra) en tanto Rusia no castigue con severidad”.

“China ha sido renuente a llamarla invasión y a imponer sanciones muy severas. Ciertamente esta situación es mala para los negocios, pero en este momento (considerando los planes chinos) es un mal necesario”.

Pero el pacto de caballeros entre Moscú y Bejín no es uno destinado a la perpetuidad. La confrontación a futuro entre los gigantes es inevitable. Swanström identifica tensión en la antigua región soviética de Asia Central, en donde Rusia conserva cierto dominio político-militar, pero los chinos están imponiendo su influencia económica.

“La balanza se está inclinando a favor de China, lo que supone una amenaza para Rusia, y eso está generando tensión. Pero no hay mucho que Moscú pueda hacer, los rusos son mucho más débiles que los chinos y no hay forma de contrarrestar”.

“Todo indica que Rusia ha llegado a la conclusión de que es mejor colaborar con China , que al final de cuentas es mucho mejor que Europa y Estados Unidos”.

Leer más:

El ejemplo más palpable es la crisis sin precedentes registrada a principios de año en Kazajistán. Moscú mandó en enero soldados para poner fin a los disturbios generados por el aumento de los precios de los combustibles en la exrepública soviética, pero tras la operación “de mantenimiento de la paz” los rusos no permanecieron, salieron del país por intereses chinos.

Otro foco de tensión es Serbia, fiel aliado de Moscú en los Balcanes, pero en donde la influencia comercial china está prevaleciendo en detrimento de los intereses rusos. El mercado chino fue el que registró el mayor crecimiento en las exportaciones e importaciones realizadas por Serbia en 2018-2019, con 105% y 21.7% respectivamente.

“Por el momento las cosas están tranquilas, pero mientras el poder chino crece con rapidez, el ruso disminuye velozmente. En algún momento en el tiempo Moscú terminará diciendo no más, ¿Pero cuándo?”.

“No veo las relaciones entre Rusia y China mejorando de manera indefinida, tarde o temprano habrá un choque de intereses”.

Por lo pronto, resalta, el matrimonio entre China y Rusia es uno de “conveniencia”, de entendimiento para beneficio mutuo y en el que los favores se pagan.

La factura por el silencio en Ucrania llegará al despacho de Putin cuándo los chinos decidan eventualmente intervenir en Taiwán. Lo mínimo que esperaría en el escenario de que el mandatario asiático busque la “reunificación” de la “provincia separatista”, es que los rusos permanezcan neutrales y frenen las acciones en Naciones Unidas.

De acurdo con el investigador, la guerra en Ucrania resultó tóxica para los intereses chinos a largo plazo. Resultó en la aparición de una coalición de estados democráticos trabajando conjuntamente y de manera sincronizada para enfrentar a un enemigo, algo que hace un mes parecía improbable.

Peor aún, la UE y Japón han comenzado a mandar equipo militar, letal y no letal, respectivamente, a otro país en conflicto. De manera que si Taiwán es agredida, existe la posibilidad de que la UE, EU, Canadá y Japón, repitan el mismo antídoto contra China.