Los estrictos confinamientos por la política de Covid cero le han dado un duro golpe a la economía china y los efectos se han hecho cada vez más evidentes.
El desempleo juvenil alcanzó un récord de 20%, las ganancias corporativas se han reducido y el sector manufacturero volvió a contraerse en noviembre.
Para un país acostumbrado a tener tasas de crecimiento anual cercanas al 9% en las últimas décadas, las cosas se están complicando.
Los pronósticos internacionales estiman que el crecimiento económico para este año no superará el 3%, muy por debajo de las expectativas del gobierno.
Si las cosas siguen así, la economía china sufriría la expansión más lenta en más de cuatro décadas, descontando la crisis de 2020 en medio de la pandemia.
Aunque este jueves el gobierno chino anunció que reducirá algunas de las restricciones impuestas a la movilidad de las personas para contener la pandemia de covid-19, no está claro aún cuáles serán las nuevas medidas, en un momento en que han subido las infecciones provocadas por la variante ómicron en una población que no ha sido vacunada masivamente.
Hartos del encierro, en los últimos días cientos de personas protagonizaron inéditas protestas detonadas tras un incendio que mató a 10 personas encerradas en un edificio residencial de altura.
Los manifestantes atribuyeron las muertes a que las puertas del edificio estaban bloqueadas para evitar los contagios, algo que las autoridades niegan.
"No queremos pruebas de Covid, queremos libertad", gritaba un grupo de jóvenes en las calles de Shanghái durante manifestaciones que también incluyeron gritos contra el gobierno de Xi Jinping, algo inédito en el gigante asiático.
Mientras las restricciones a la libre circulación han frenado la confianza de los consumidores -desatando incluso la ira de quienes son sometidos a largos encierros-, el gobierno enfrenta el dilema de cambiar el enfoque sanitario para estimular la economía, arriesgándose a que los contagios se salgan de control.
"El cero Covid está causando un daño tremendo a la economía china", le dice a BBC Mundo Nancy Qian, profesora de Economía en la Escuela de Administración Kellogg de la Universidad Northwestern, Estados Unidos.
Los bloqueos han causado gigantescas interrupciones en las cadenas de suministro de productos alrededor del mundo. Y en el interior del país, los efectos han sido muy duros sobre la población.
Durante el cierre en Shanghái, señala Qian, los envíos de alimentos llevados a la ciudad para los residentes encerrados "se pudrieron en las calles mientras los ciudadanos pasaban hambre".
Los cierres a gran escala de un mes de una ciudad como Pekín o Shanghái, explica la investigadora, reducen el crecimiento económico en al menos un 4%.
"Si sumas todos los bloqueos que han ocurrido, sabes que el impacto negativo es enorme".
Cualquier debilitamiento de la segunda mayor economía del mundo tiene ramificaciones globales, más aún cuando organismos como el Fondo Monetario Internacional, FMI, estiman que alrededor de un tercio de los países caerán en recesión en 2023.
Los inversores y los mercados están inquietos por el aumento en las infecciones, considerando que China no ha tenido una campaña de vacunación masiva, algo que aumenta aún más los niveles de incertidumbre sobre el futuro económico.
Por otro lado, "las personas dentro del país están gastando menos dinero en cosas como automóviles y teléfonos inteligentes", otra señal del impacto que ha tenido la política de Covid cero, dice Suranjana Tewari, la corresponsal económica para Asia de la BBC.
Como telón de fondo, agrega, está el hecho de que "China se enfrenta a una serie de desafíos como la crisis inmobiliaria, las enérgicas medidas contra las empresas de tecnología y los efectos de una menor demanda como resultado de la desaceleración mundial".
Empresas multinacionales como Apple están viendo los efectos de la política de Covid cero en sus líneas de producción.
El cierre reciente de una planta china que ensambla iPhones le ha causado problemas al gigante tecnológico. La fábrica, que emplea a 200.000 personas y es propiedad de Foxconn, una empresa taiwanesa, sufrió un brote en octubre que obligó a un cierre parcial.
Cuando la comida comenzó a escasear, muchos empleados se dieron a la fuga, saltando muros y caminando por autopistas en un intento por llegar a casa. Una situación desesperada que ha tenido un impacto en la fabricación de un producto de consumo masivo en el mundo.
Pese a que la severidad de los confinamientos podría cambiar en las próximas semanas, hasta esta semana los bloqueos seguían vigentes en ciudades que representan aproximadamente una cuarta parte del Producto Interno Bruto, PIB, de China, según un índice compilado por Nomura, un banco de inversión japonés.
La política de Covid cero ha sido un gran freno para la economía china en los últimos meses, argumenta Mark Williams, economista jefe para Asia de la consultora Capital Economics.
Ha obligado a las ciudades a implementar bloqueos y ha hecho que todos desconfíen de salir por temor a ser puestos en cuarentena, le dice a BBC Mundo, dejando a más de dos millones de personas en instalaciones de cuarentena.
"Es posible que empeore antes de mejorar", apunta, dado que "las autoridades no querrán relajar la política Covid cero hasta que los vulnerables estén bien vacunados, y eso llevará meses".
La reapertura de un país toma tiempo. Incluso si el país decidiera poner fin ahora a la política de Covid cero, los efectos económicos positivos probablemente comenzarían a sentirse hacia 2024, señalan algunos analistas.
Pero todo depende del plan de reapertura que definan las autoridades chinas y la velocidad con que lo implementen.
Algunos economistas están confiados en que más temprano que tarde habrá un cambio en la política.
"La apertura será lenta, probablemente con algunas vueltas atrás, pero sin duda habrá una apertura", le dice a BBC Mundo Alicia García-Herrero, economista jefa para Asia-Pacífico del banco de inversiones Natixis.
"China está intentando mover la política de cero Covid al modelo de Hong Kong, en el sentido de hacer confinamientos muy rápidos", agrega, aunque "claramente la inversión y el consumo no van a volver rápidamente porque la gente está muy preocupada".
Aunque la reapertura sea un proceso largo y difícil, de todos modos, dice García-Herrero, "la economía estará mejor el año que viene".
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