.— Otra vez el lío en Chile será votar a favor o en contra... o nulo o en blanco.

En una segunda contienda en las urnas desde 2022, los chilenos quedarán ante el dilema de aprobar o rechazar una nueva Constitución Política con una campaña que empezará el próximo martes y rematará el 17 de diciembre entrante en un plebiscito que ratificará una futura Carta Magna para Chile o dejará al país anclado en la vigente desde 1980 y 1990.

Chile siguió enredado en una batalla entre viejas y nuevas fuerzas de derecha e izquierda para definir si finalmente se decide a cambiar de Constitución o continuará atado a la que heredó de la dictadura militar derechista, de 1973 a 1990, del general Augusto Pinochet (1915-2006), y ahora enfrentado a asuntos cruciales como aborto en el centro del debate socioeconómico y político.

Un Consejo Constitucional electo en mayo anterior y que, con mayoría de integrantes defensores de la derecha, se instaló en junio, aprobó el 30 de octubre el texto de constitución que será entregado el 7 de este mes al presidente de Chile, el izquierdista Gabriel Boric, y que será sometido a plebiscito.

“Lamentablemente, después de 10 meses de trabajo de una comisión experta y luego del Consejo, para gran parte de organizaciones de la sociedad civil es un texto que no ofrece buenas soluciones ni es el acuerdo amplio que requiere una Constitución”, afirmó la abogada chilena Camila Maturana, directora de la (no estatal) Corporación Humanas Chile, centro regional de derechos humanos y justicia de género.

“Durante el proceso se han polarizado las posiciones políticas y lo que tenemos es un texto que representa a una visión de la sociedad o de modelo de Estado que no permite el encuentro social y en el que no caben todas y todos. Esto principalmente lo constatamos en la debilidad con que se definen los derechos sociales”, dijo Maturana a EL UNIVERSAL. Tras subrayar que “en salud, seguridad social, trabajo y educación se profundiza el modelo neoliberal en lugar de ofrecer garantías y solidaridad”, planteó que “al quedar esto consagrado en la Constitución, dificulta que por la vía legal se puedan impulsar las reformas que la ciudadanía demanda”.

“En derechos de las mujeres vemos con gran preocupación que se busca retroceder en los derechos que mujeres y niñas ya tienen hoy en Chile, como la ley de aborto en tres causales” aprobada en 2017, alegó.

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Al ampliarse los términos de objeción de conciencia, se podría “en algún momento obstaculizar incluso el acceso a métodos anticonceptivos o barreras frente a las decisiones de las mujeres y de las niñas en salud”, destacó.

Boric cuestionó el martes pasado a la derecha porque, con mayoría en el Consejo, impuso el plan de Constitución, y denunció que “acá no hubo propuesta ni de cerca de ser de consenso. Finalmente se impuso mayoría circunstancial”.

De los 50 miembros del Consejo escogidos el 7 de mayo, 34 fueron de la derecha y la ultraderecha y 16 de la izquierda y la centroizquierda.

Desde la perspectiva de la derecha, será “la Constitución de la libertad”, porque contiene libertad religiosa, de conciencia, de elección educativa, de pensiones o de salud. “Respeta la libertad de conciencia, de culto, como no lo hace el texto vigente”, explicó el abogado derechista José Antonio Kast, líder del opositor Partido Republicano y derrotado por Boric en los comicios presidenciales de 2021.

“Se establece en educación que los padres o los tutores son los primeros educadores de sus hijos o de sus pupilos. (…) Tiene que haber libertad de enseñanza [con o sin religión]. (…) Devolverles la posibilidad a los padres de elegir libremente la opción de escuela, liceo o colegio para sus hijos”, alegó Kast en un programa de su partido en YouTube.

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Boric apoyará al rechazo. Kast comandará a las que buscarán aprobarlo. Como promotor del Apruebo promovido por la izquierda, Boric enfrentó una contundente derrota el 4 de septiembre de 2022 en plebiscito constitucional previo, cuando mayoría rechazó primer diseño de Carta Magna y Chile entró a una aguda división sociopolítica. El voto en contra de la mayoría de los más de 15 millones de electores, en un país de más de 19 millones de habitantes, golpeó a Boric. Chile siguió gobernado por la Constitución Política que, elaborada por Pinochet, entró a regir en forma transitoria en 1980 y con validez total en 1990, al retornar la democracia.

Pinochet derrocó en 1973 al presidente constitucional izquierdista, el médico Salvador Allende (1908-1973), en un hecho— izquierda versus derecha— que marcó a Chile para siempre. Formada por 17 capítulos, la nueva Constitución contempla asuntos como defensa nacional, seguridad pública, protección del medio ambiente, justicia electoral, defensoría de víctimas, gobiernos locales, regionales y nacional, entre otros.

Para un país gobernado con mano de hierro en 17 años por Pinochet, con más de 3 mil detenidos-desaparecidos y asesinados, el proyecto ratificó en su primer artículo: “la dignidad humana es inviolable”.

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