Santiago.— Con las fotos de familiares, de compatriotas asesinados, detenidos o desaparecidos durante la dictadura en Chile, miles de personas marcharon por las calles de la capital, en vísperas del 50 aniversario del golpe de Estado encabezado por el general Augusto Pinochet.

A la cabeza de la marcha, entre canciones de Víctor Jara y otros himnos de la izquierda, iba el presidente de la República, Gabriel Boric, junto a miembros de su gobierno, como la portavoz Camila Vallejo, dirigentes del Partido Comunista de Chile, líderes de las asociaciones de víctimas y detenidos desaparecidos y personalidades como el juez español Baltasar Garzón, el hombre que logró la detención del dictador.

El momento más emotivo se produjo al paso por Morandé 80, la mítica puerta del Palacio de La Moneda por la que salió hace medio siglo el cadáver del presidente Allende tras la cruenta batalla con las fuerzas golpistas, y por la que nunca había pasado la marcha desde que se retomaran las protestas en democracia.

En ese momento, un Boric emocionado se sumó a la ristra de alegres y conmovidos manifestantes que se dirigían al lejano cementerio de Recoleta entre gritos de “¡Salvador Allende, presente!” o “¡Detenidos desaparecidos presentes!".

“Participé orgulloso con ellos porque estoy convencido que gracias a su lucha incansable por verdad y justicia es que hoy nosotros estamos aquí. Les debemos mucho como país aún y ese es el sentido profundo del Plan Nacional de Búsqueda”, dijo Boric, aludiendo al plan que presentó el 30 de agosto y considerado uno de los mayores hitos de su complicada administración.

Expresó su deseo de hacer de este 50 aniversario un acto de reconciliación y unión del pueblo chileno, impulsando una declaración conjunta de todas las fuerzas políticas, pero la derecha como la ultraderecha optaron por desmarcarse e incluso coincidirán en boicotear el acto que se celebrará hoy en La Moneda y al que acudirán líderes mundiales.

Enfrentamientos

La marcha concluyó con grupos ais- lados de jóvenes radicales vestidos de negro que se enfrentaron a carabineros antidisturbios tanto en el interior como en el exterior del cementerio, donde penetraron camiones con agua a presión y blindados con gas lacrimógeno a los que hicieron frente con pequeñas barricadas, piedras, palos, material urbano arrancado y cocteles molotov, sin que se lamentaran heridos.

Fuerzas de seguridad confirmaron que se detuvo a una docena de personas, entre ellas vándalos que aprovecharon la celebración para asaltar carnicerías y comercios.

El ataque más extraño se produjo en el propio Palacio de La Moneda, donde un grupo de encapuchados del que se desconoce hasta el momento su adscripción política e ideológica, rompieron la valla de vidrios que rodea la parte frontal de la sede del gobierno y trataron de escalar por las paredes e incluso entrar en el centro cultural.

La acción obligó a intervenir a los carabineros, que tuvieron que frenar la marcha y partirla en dos a poco de comenzar la misma.

En el interior del cementerio se produjo la tradicional ofrenda de flores frente al muro de los detenidos desaparecidos, donde se colocó un cartel con los rostros de algunos de ellos. “A mi papá lo mataron, lo hicieron desaparecer. Yo no quiero que esto ocurra más, no quiero que mi hijo tenga algún día que pasar por el infierno que nosotros pasamos”, explicó Marcela, hija de un antiguo dirigente del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, uno de los partidos represaliado con más saña.

El acto masivo de conmemoración está previsto pasado el mediodía de este lunes, en la Plaza de la Ciudadanía, donde además de líderes internacionales habrá artistas nacionales. Por la tarde habrá un homenaje a los defensores de la democracia en la dictadura.

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