Después del último encuentro de seguridad binacional entre México y Estados Unidos, el pasado 8 de octubre, de donde se desprende el Acuerdo Bicentenario y que técnicamente suple a la anterior Iniciativa Mérida hubo varias reacciones. Una de las primeras que más llamó la atención es cuándo se van a liberar las visas para los 12 agentes de la DEA (Administración para el Control de las Drogas en Estados Unidos), retenidas desde lo sucedido con el general Salvador Cienfuegos, secretario de la Defensa Nacional en el sexenio de Enrique Peña Nieto , detenido en California el 15 de octubre de 2020.
“Lo que veo es una movida completamente política, es una batalla de poderes”, comenta a EL UNIVERSAL el exagente federal del FBI (Central Federal de Investigaciones de Estados Unidos), César Paz, quien sirvió 22 años a la agencia; “no entiendo por qué ahora el gobierno mexicano pide reciprocidad si ya había agentes mexicanos. Durante décadas hubo representantes, agentes del gobierno en Estados Unidos, pero [el presidente de México] ordenó que se retiraran”.
El agente Paz se refiere a las oficinas en Estados Unidos de lo que fueron representaciones de la entonces Procuraduría General de la República , que operaban en Washington, DC; Los Ángeles y San Diego, California y El Paso, Texas. Estas representaciones con agentes mexicanos en la Unión Americana desaparecieron por órdenes del presidente Andrés Manuel López Obrador a finales de 2018.
“Pero recordemos que agentes de la DEA detuvieron a un exministro de defensa mexicano [general Salvador Cienfuegos] y el gobierno de México se molestó, puso su queja e hizo mucha presión y ya sabemos los resultados de todo esto”. Cienfuegos fue deportado a México con el argumento de que las autoridades de su país lo investigaran y, en su caso, lo juzgarían. Sin embargo, la Fiscalía federal en México lo absolvió el 15 de enero del presente año, indicando que el militar demostró fehacientemente que nunca tuvo relación, ni comunicación ni ningún tipo de cooperación con el grupo delictivo que la DEA lo acusaba.
“Lo que yo puedo decir es que cuando la DEA pone el ojo en un blanco es porque no hay duda. En este caso el general [Cienfuegos] estaba involucrado en actividades criminales [con un cártel del narcotráfico]. Los agentes siempre hacen lo que esté a su alcance dentro de la ley para capturar a esa persona. Y existen muchos ejemplos que lo demuestran. Cuando detienen a una persona es porque ya no tienen duda. Por eso digo que las presiones políticas pesaron más”, subraya el exagente Paz y asegura que las visas para la DEA “más tarde o más temprano serán autorizadas”.
En medio de esas presiones, también se abordó el tema de la migración ; que, para el exagente especial del FBI , merece una atención especial porque están sucediendo cosas que los ciudadanos de México y Estados Unidos no están viendo y es muy delicado y urgente.
“Puedo hablar sobre una investigación que se hizo sobre unos vuelos del gobierno de Estados Unidos con niños menores no acompañados. Yo vi los planes de vuelo”, describe Paz, “salió un vuelo del gobierno en un avión del gobierno [de Estados Unidos], salieron niños no acompañados a las 6:37 de la mañana, de McAllen, Texas, a Villahermosa, México. A las 9:17 de la mañana regresó [el aparato] de Villahermosa, México a McAllen, Texas; regresaron vacíos,
obviamente. A las 9: 47 de la mañana sale a El Paso, Texas, con más menores. A las 2 y 4 de la tarde [el mismo avión] sale a Jacksonville, Florida. Y luego a las 7 de la noche sale [la misma aeronave] a West Chester, Nueva York. ¿Dónde están esos niños? [tanto en Villahermosa como en Estados Unidos]”, se pregunta.
“Eso es un desplazamiento de menores, de niños no acompañados. Ellos tienen papás, familiares”, dice muy serio el exagente y se vuelve a preguntar, “¿Dónde están esos niños? Esos vuelos los están haciendo de manera clandestina [rumbo a Villahermosa y dentro de la Unión Americana]. Aquí hay violaciones de derechos humanos; pero también violaciones criminales . Y eso es resultado de las políticas [de ambos países]”.
Paz, quien antes de servir en el FBI fue agente de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos, señala como un problema inseparable el tráfico de personas y los cárteles de la droga, que se aprovechan de la necesidad de migrar y cobran a los coyotes para pasar por sus territorios.
Muchas voces, en distintos medios, han pedido que los cárteles mexicanos de drogas sean clasificados como terroristas por parte del gobierno estadounidense, pero no sucede, ni siquiera se habla en las mesas de análisis entre ambos países.
Paz explica que, “de acuerdo con el título 18 y al título 21 del código federal estadounidense [al menos de momento], no pueden ser clasificados como terroristas ”.
Lo cierto es que si esto llegara a suceder un temor o riesgo para el gobierno mexicano sería la facultad que muchas veces la Unión Americana se ha adjudicado unilateralmente para traspasar clandestinamente fronteras y hacer uso de su propia fuerza para contrarrestar a terroristas.
“Este nuevo acuerdo [Bicentenario] no va a lograr mucho. Sólo es uno más de los que se han hecho en el pasado [entre otras administraciones]”, concluye el especialista en seguridad , “las drogas y las personas seguirán pasando [por la frontera rumbo a la Unión Americana] y las armas [de fuego] seguirán entrando a México sin ningún problema. La razón es muy sencilla, la corrupción que existe en ambos países. No es la primera vez que México y Estados Unidos se reúnen a estos niveles para hablar de los mismos problemas, ¿cuál es el resultado? Ahí está a la vista. Lejos de mejorar, todo ha empeorado”.
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