entonó este miércoles el mea culpa por los exámenes ginecológicos forzados a los que fueron sometidas varias mujeres en el aeropuerto de Doha para hallar a la madre de un recién nacido abandonado.
"Aunque el objetivo de estos exámenes decididos con urgencia era evitar la fuga de los autores de un crimen horrible, el Estado de Catar lamenta la aflicción o la violación de las libertades individuales que esta acción pudo haber causado a los viajeros", indica un comunicado publicado en una web gubernamental.
El 2 de octubre, agentes del aeropuerto de Doha hicieron desembarcar a las pasajeras de un vuelo con destino a Sídney, y después las obligaron a someterse a exámenes ginecológicos para averiguar si alguna de ellas había dado a luz recientemente, después del descubrimiento de un recién nacido abandonado en los baños.
Posteriormente, las autoridades australianas afirmaron que había más vuelos afectados.
El primer ministro de Catar , Tamim bin Hamad Al Thani, aseguró en un comunicado que se llevará a cabo una investigación "completa y transparente".
Añadió que Catar estaba "comprometido a garantizar la seguridad y comodidad de todos los pasajeros que transitan por el país".
El incidente provocó una disputa diplomática entre Doha y Australia, que protesta por el trato otorgado a sus ciudadanas.
El 2 de octubre, agentes del aeropuerto de Doha hicieron bajar de un avión a pasajeras de un vuelo con destino a Sidney, obligándolas a someterse a exámenes para determinar si alguna había dado a luz recientemente tras el descubrimiento del recién nacido abandonado en los baños.
Catar, pequeño país del Golfo muy rico en gas, ganó prestigio internacional por las inversiones en los medios de comunicación, el deporte y la cultura. En 2022, el emirato será el primer país árabe en organizar la Copa Mundial de Futbol.
Con su flota ultramoderna y sus servicios de lujo, la aerolínea nacional Qatar Airways es una de las más prestigiosas del mundo y su reputación podría también verse afectada por el incidente, estima Mark Gell, fundador de Reputation Edge, una empresa de consultoría en imagen.
"¿Era responsabilidad de la compañía aérea? No lo sabemos. Pero esto podría tener un impacto en sus negocios", afirmó a la AFP.
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Australia es un mercado particularmente importante para Qatar Airways. Antes de la pandemia de Covid-19, la compañía operaba en seis ciudades del país.
En lo peor de la crisis, incluso se jactaba de repatriar a los australianos en apuros cuando sus competidoras habían suspendido los vuelos.
Los australianos --sobre todo las mujeres-- seguramente "evitarán Qatar Airways como la peste", estimó Alex Oliver, director de investigación del centro de reflexión Lowy Institue, con sede en Sidney.
"Es una decisión chocante de parte de un país que ha gastado miles de millones de dólares de dinero público para tratar de dar la imagen de un Estado más liberal", dijo a la AFP.
En Catar rige la ley islámica, que castiga con cárcel a las mujeres que quedan embarazadas o tienen relaciones sexuales fuera del matrimonio.
Activistas piden desde hace tiempo la despenalización de los "casos de amor", que implican a mujeres, sobre todo inmigrantes, que quedaron embarazadas fuera del matrimonio.
Por lo general dan a luz sin la ayuda de médicos, que están obligados a denunciar esos casos en un país de 2.75 millones de habitantes donde el 90% de la población es extranjera.
Catar debería "examinar la política que llevó a este hecho (el abandono del bebé, NDLR) en primer lugar", declaró a la AFP la oenegé Human Rights Watch.
A pesar de sus esfuerzos de comunicación, no es la primera vez que Catar ve afectada su imagen.
El país es criticado regularmente por las condiciones de trabajo de los migrantes , especialmente los contratados para trabajar en las obras del Mundial de futbol.
A Catar se le reprocha a menudo la financiación del yihadismo, el apoyo a los Hermanos Musulmanes, la penalización de la homosexualidad .
El gobierno de Catar no reaccionó ante el incidente del aeropuerto pese a la furiosa reacción de la ministra australiana de Asuntos Exteriores, Marise Payne, que calificó el incidente de "extremadamente perturbador, chocante, preocupante".
La dirección del aeropuerto no presentó ninguna excusa pero declaró que el niño estaba vivo y recibiendo tratamiento.
"Se pidió a las personas que tenían acceso a la zona específica del aeropuerto donde se encontró el recién nacido que ayudaran en la investigación", indicó en un comunicado.
Para Oliver, esta reacción "tan dura e intransigente" contrasta con las ambiciones de un país que se preocupa especialmente por su imagen internacional.
"No puedo dejar de pensar en mis hijas, si hubieran estado en ese avión", confesó a la AFP una expatriada que vive en Doha, que pidió el anonimato por temor a represalias. "Me enferma, me siento traicionada por el país donde vivo", agregó.
lsm