Bruselas.- La pandemia por coronavirus puede dejar como legado una nueva generación de afiliados a todas las corrientes fundamentalistas, desde la yihad hasta el extremismo de izquierda, advirtió la Agencia de la Unión Europea para la Cooperación Policial ( Europol ) en su última evaluación sobre la amenaza terrorista en la Unión Europea (UE).
“La salud mental sigue siendo un problema en relación con el terrorismo y el extremismo violento. La situación creada por la pandemia podría ser un factor de estrés adicional, que podría alentar a las personas vulnerables a recurrir a la violencia”, alertó Europol.
La agencia europea con sede en La Haya sostuvo que durante los confinamientos en Europa para frenar el Covid-19 , el terror no dio tregua.
Durante el 2020 los servicios de seguridad de Austria, Bélgica, Francia, Alemania, Italia y España, reportaron 57 ataques terroristas perpetrados, frustrados o fallidos. Otros 62 incidentes fueron registrados en el Reino Unido y dos en Suiza. La cifra fue prácticamente igual a la del año previo, 119.
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Los asaltos en su conjunto se cobraron 25 vidas. Al margen de la decapitación de un profesor cerca de París el 16 de octubre , las víctimas fatales no eran blanco específico, “sino representantes de poblaciones identificadas como enemigas por motivos ideológicos”.
En total fueron arrestados 449 individuos en 17 países de la UE y 185 más en el Reino Unido; una clara disminución en comparación al año previo, que registró mil cuatro.
El reporte señala que la cifra a la baja probablemente está relacionada con la pandemia, puede indicar una reducción de la actividad terrorista o resultado de cambios en las capacidades operativas de las autoridades públicas durante los confinamientos.
Lo que sí tienen claro en Europol, es que el año que Covid-19 paralizó el planeta se distinguió por un aumento de la actividad extremista en el mundo virtual.
Los fundamentalistas habrían pasado más tiempo frente a una computadora diseminando su ideología y material extremista. El objetivo habría sido tratar de aprovechar la insatisfacción social para propagar sus ideales y buscar ampliar la red.
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“Las restricciones de viaje y de reuniones presenciales probablemente llevaron a un mayor consumo en línea de contenido extremista”, dijo.
Los grupos igualmente intentaron integrar la pandemia en sus narrativas. Por ejemplo, el Estado Islámico (EI) describió la pandemia como un castigo de Dios para sus enemigos, mientras que Al-Qaeda interpretó la propagación del virus en los países de mayoría musulmana como una señal de que la gente había abandonado el verdadero Islam.
Europol afirma que el extremismo islámico continúa siendo la amenaza más letal en suelo europeo. Del total de los ataques consumados, 13 fueron en nombre de la yihad en Austria, Francia, Alemania y Reino Unido; todos fueron perpetrados por “lobos solitarios”, varones de entre 18 y 33 años, supuestamente afiliados al Estado Islámico y la red de al-Qaeda.
Con excepción del ataque del 2 de noviembre en Viena, Austria , en el que se usó una pistola Tokarev, el modus oprandi fue rudimentario, usando cuchillo, vehículo o un artefacto incendiario. El saldo de la yihad fueron 12 personas muertas y 47 heridos en la Unión Europea.
Miles de musulmanes con tendencias fundamentalistas están bajo el ocular de las fuerzas del orden. En Bélgica unos 300 están bajo observación, mientras que en Finlandia y Holanda, alrededor de 390 y 500 respectivamente.
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El informe sostiene que el EI conserva su fuerza en Irak y Siria, y el retorno potencial de europeos afiliados a esa agrupación continúa suponiendo un reto. Unos mil europeos siguen en campos o prisiones en el noroeste sirio, incluyendo 600 niños.
Otra fuente de preocupación es la radicalización de personas en centros penitenciaros. Las cárceles constituyen una fuente importante de formación de extremistas. Algunos de los atentados registrados en 2020 en nombre de la yihad fueron perpetrados por expresos, como fue el ataque con arma de fuego en Viena.
Las autoridades belgas reportan que casi un cuarto de los 400 individuos radicalizados en prisiones y puestos en libertad desde 2012, continúan fieles a sus pensamientos fundamentalistas.
Claudio Galzerano, jefe del Centro contra el Terrorismo de Europol, consideró que para reducir la amenaza terrorista fuera o dentro del mundo virtual se requiere de la evaluación meticulosa de la amenaza, así como de la suma de esfuerzos entre las diversas agencias para identificar vulnerabilidades.
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