Desde su club de golf, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, expresó ayer su respaldo a fortalecer de manera limitada las revisiones de antecedentes federales para la compra de armas de fuego, como una medida para tratar de paliar presión sobre el tema que se desató por el tiroteo en escuela de Florida, en donde murieron 17 personas. De hecho, decenas de estudiantes protestaron ante la Casa Blanca para exigir mayor control de armas.

“Mientras las discusiones están en curso y se están considerando revisiones, el presidente apoya los esfuerzos para mejorar el sistema federal de verificación de antecedentes”, indicó en un comunicado la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders.

Indicó que Trump había hablado con los senadores Chris Murphy (demócrata) y John Cornyn (republicano), patrocinadores conjuntos de un proyecto de ley para establecer una base de datos nacional, exigiendo a los estados y las agencias federales que informen con más frecuencia sobre delitos que impedirían que un individuo compre un arma.

Se trata, no obstante, de una solución técnica limitada, que deja sin resolver el problema más amplio de las permisivas leyes de armas bajo una enmienda constitucional que protege el derecho a portarlas.

Trump se vio sometido a una presión cada vez mayor para tomar medidas después de que el miércoles el joven Nikolas Cruz, ex alumno de la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas de Parkland, Florida, abrió fuego en los pasillos, matando a 17 personas.

El adolescente había obtenido la autorización para comprar su arma, un fusil semiautomático, a pesar de tener antecedentes policiales de comportamiento violento.

Estudiantes que sobrevivieron al ataque han llamado a La Marcha por Nuestras Vidas, planeada para el 24 de marzo en Washington, para exigir cambios en las leyes de armas de Estados Unidos, desafiando a Trump y a la Asociación Nacional del Rifle (NRA).

Como parte de las protestas, decenas de adolescentes se tendieron ayer sobre el pavimento afuera de la Casa Blanca para simbolizar a las víctimas mortales del tiroteo y exhortar controles de armas más estrictos.

“Queremos enviar un mensaje a los políticos, decirles que tienen que hacer algo ante esto, que es su responsabilidad, porque ellos dan voz al pueblo y nosotros somos el pueblo”, dijo una de las organizadoras de la protesta, Eleanor Nuechterlein.

Ella Fesler, una estudiante de secundaria de 16 años en Alexandria, Virginia, participó en la protesta y dijo que es momento de un cambio: “Todos los días, cuando me despido de mis papás, estoy consciente del hecho de que podría no volverlos a ver”.

En tanto, Nikolas Cruz compareció ayer ante una corte para una audiencia procesal sobre cómo se manejaría el papeleo legal en el caso.

Cruz mantuvo la cabeza baja y no pareció hacer contacto visual con la juez u otras personas en el Tribunal de Circuito del condado Broward.

La audiencia se refería a las reglas que regirán en torno a cómo se sellarán los documentos. La jueza Elizabeth Scherer dijo que estaba a favor de la apertura siempre que fuera posible.

Cruz está acusado de matar a 17 personas y herir a otras en tiroteo. Sus abogados han dicho que se declarará culpable si los fiscales acuerdan no solicitar la pena de muerte, pero aún no se ha tomado una decisión.

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