San José. – Los cárteles mexicanos Jalisco Nueva Generación (CJNG) y de Sinaloa, que controlan las principales redes del narcotráfico internacional, están presionando por lograr una tregua que aplaque los sangrientos y mortales choques armados entre las guerrillas colombianas en el sector venezolano limítrofe con Colombia y evite un daño generalizado a las operaciones de contrabando aéreo de cocaína a Centroamérica, México y Estados Unidos desde Venezuela.
La información está contenida en reportes regionales de inteligencia policial y militar a los que EL UNIVERSAL tuvo acceso.
Los datos revelaron que las peleas, que recrudecieron desde marzo y abril en 2021 entre frentes armados disidentes, como el de la Segunda Marquetalia, de la disuelta insurgencia comunista de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y el guerrillero comunista Ejército de Liberación Nacional (ELN), también colombiano, buscan controlar las zonas e impactaron en la cadena de narcotráfico.
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En el medio está la presencia del cártel de los Soles, formado por militares corruptos de Venezuela como plataforma de un gigantesco andamiaje para captar parte de la cocaína producida en Colombia y que, desde suelo venezolano, es trasladada vía aérea a bases centroamericanas de acopio y reexportación a México en ruta a EU, que es el más importante mercado mundial de consumo. Colombia es el principal productor global del alucinógeno.
El enfrentamiento entre las disidencias y el ELN obligó a Sinaloa y al CJNG, que están entre los cárteles mexicanos más activos en Colombia y con sus ramificaciones en Venezuela, a movilizar hacia esos países a mensajeros especiales para que, con la influencia de generales y coroneles venezolanos, cumplan con la misión de acercar a los dos bandos en pugna para pacificarlos.
EL UNIVERSAL pidió una reacción al Ministerio de Defensa Nacional de Colombia acerca de los informes que indicaron que los cárteles mexicanos están tratando de lograr una tregua entre las guerrillas del ELN y las disidencias de las FARC, porque consideran que las violentas disputas entre esos grupos en suelo venezolano perjudican el negocio del tráfico de cocaína, desde la producción hasta el transporte de Venezuela a Centroamérica, México y Estados Unidos.
El Ministerio respondió que “independiente del tipo de grupo narcocriminal que esté operando, nuestro objetivo es afectar todas las estructuras del narcotráfico, reducir la producción, impactar los laboratorios y fortalecer la presencia para acabarlos y proteger a los colombianos”.
Las hostilidades estallaron en marzo de 2021 con un bombardeo de la Fuerza Aérea de Venezuela contra sectores del suroccidental estado venezolano de Apure, que colinda con los orientales departamentos (estados) colombianos de Vichada y Arauca.
Al estallar los combates, el ministro de Defensa Nacional de Colombia, Diego Molano, relató que existe un trío compuesto por las fuerzas armadas venezolanas, el ELN y la Segunda Marquetalia para castigar a las disidencias subversivas colombianas que rechacen someterse a sus órdenes y a bloquear las operaciones narcotraficantes.
Un estudio de Control Ciudadano, agrupación no estatal de Venezuela sobre seguridad, defensa y fuerzas armadas, dio las pistas en 2021 sobre las causas de la tensión, que se registra en el centro--oriente y nororiente de Colombia que limitan con el suroccidente y el noroccidente de Venezuela.
Fundado en 1964, “el ELN no está de acuerdo con el alto perfil con que están actuando las disidencias de las FARC y especialmente la Segunda Marquetalia, que parece interesada para hacerse notar en territorio venezolano”, puntualizó.
El gobierno de Colombia y las FARC, que se alzaron en armas en 1964, firmaron en noviembre de 2016 el pacto de paz que entró a regir en diciembre de ese año y puso fin a 52 años de conflicto bélico, pero un sector se negó a plegarse a la pacificación y saltó a la disidencia.
En agosto de 2019, otro bloque se deslindó del proceso de paz y fundó la Segunda Marquetalia, ya que la primera se registró en un sitio de ese nombre en el centro—occidente de Colombia ligado a la fundación de las FARC.
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“Tiene sentido”
Para la abogada venezolana Rocío San Miguel , presidenta de Control Ciudadano, “una hipótesis” acerca de que los cárteles mexicanos están negociando la paz entre el ELN y las disidencias de las FARC “tiene sentido”.
La situación en Alto Apure, un distrito de Apure, “continúa siendo violenta entre los diferentes grupos armados enfrentados, que operan en la zona, incluida la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Esto debe estar generando importantes obstáculos en los tráficos históricos de droga que circulan por esa frontera”, puntualizó San Miguel a consulta de este diario.
En ese escenario, “un llamado al pragmatismo por parte de los cárteles mexicanos a las guerrillas colombianas que operan en la frontera colombo venezolana, ELN, y disidencias de las FARC, para pasar desapercibidos y proteger el negocio del narcotráfico, es claramente una hipótesis que cobra sentido” y que es probable que “esté operando en este momento”, agregó.
La posibilidad de que los cárteles mexicanos estén “promoviendo la paz de las guerrillas enfrentadas en Venezuela” sería “en beneficio del negocio”, indicó. Cuatro cárteles mexicanos: el CJNG, el de Sinaloa, los Zetas y los Beltrán Leyva son los principales compradores y traficantes de la cocaína que se produce en Colombia, según han reconocido las autoridades colombianas.
En los más de 2 mil 219 kilómetros de extensión de la frontera común merodean venezolanos y colombianos conectados a guerrillas comunistas, disidencia guerrillera, paramilitarismo anticomunista, bandas criminales , tráfico de personas, contrabando de drogas, migración irregular y venta y compra de alimentos, medicinas y múltiples bienes comerciales.
Apure es una de las numerosas de zonas de Venezuela que en el siglo XXI se consolidó como un inseguro bazar o mercado público y clandestino de todo tipo de transas entre colombianos y venezolanos y con mercaderes de otros países, desde mexicanos, peruanos y ecuatorianos hasta cubanos, brasileños y bolivianos.