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San José/ Ciudad Hidalgo, Chis.— Ni el “general invierno” ni las alertas de que no son bienvenidos en México y en Estados Unidos detienen a las caravanas de miles de migrantes irregulares hondureños que salieron el miércoles y el viernes anteriores en dos grupos de una estación de autobuses del norte de Honduras.
A sabiendas de que, de lograr adentrarse a México, deberán cruzar el territorio hacia EU enfrentados a la adversidad de las bajas temperaturas, los migrantes buscan eludir controles militares, policiales y migratorios en Guatemala y Honduras.
“Nada los detiene: ni las condiciones extremas del clima a las que no están acostumbrados”, dijo la hondureña Karla Rivas, coordinadora de la (no estatal) Red Jesuita con Migrantes Centroamérica, de Honduras.
“No hay nada que los llame a quedarse en Honduras. Atrás dejaron una vida de violencia, miedo, inseguridad, desempleo y ahora hasta vendieron sus casas y otros bienes para financiar los gastos del recorrido”, explicó Rivas a EL UNIVERSAL.
“Llovió en la noche del viernes y esta madrugada y no les importó”, narró el hondureño Gerardo Chévez, de la Red Jesuita, desde Vado Hondo, municipio del oriental departamento (estado) guatemalteco de Chiquimula. “Siguieron caminando. Esta gente ni ha dormido”, contó Chévez a este diario. Unos 3 mil migrantes hondureños penetraron anteanoche a la fuerza a Guatemala desde Honduras por El Florido, puesto migratorio y aduanero del área central de la línea limítrofe entre ambos países.
Ese bloque, el más nutrido de la caravana que salió el viernes de la norteña ciudad hondureña de San Pedro Sula, comenzó anteanoche a transitar rumbo al límite de Guatemala con México por el estado de Chiapas. La primera caravana de 2021 partió el miércoles de esa localidad hondureña.
El Instituto Guatemalteco de Migración (IGM) informó ayer en la tarde a este periódico que otros 3 mil llegarían anoche a Vado Hondo. Con menos integrantes, otro grupo trataría salir del paso de frontera entre Corinto, en el norteño departamento hondureño de Cortés, y El Chinchado, en el nororiental departamento guatemalteco de Izabal. El plan sería llegar a El Ceibo, en el norteño departamento guatemalteco del Petén y limítrofe con la suroriental localidad mexicana de Sueños de Oro, Tabasco.
México y EU advirtieron a los caminantes que les será imposible ingresar a esas naciones. México, Guatemala y Honduras reforzaron su seguridad. Guatemala, que pidió ayer a Honduras que detenga la salida masiva de sus ciudadanos, empezaría a repatriar a los hondureños que carecen de pasaporte o documento oficial y de prueba negativa de coronavirus.
Rivas reveló que los migrantes cayeron en un engaño propagado por mafias de coyotes o traficantes de personas acerca de que “es ahora, en 2021” cuando deberán “meterse” a como sea a EU.
“Entre migrantes que entraron a México antes de estas caravanas se dice que hay que ‘subir’ en 2021 a EU, que es ahora cuando hay que hacerlo porque supuestamente, y eso no sé de dónde lo inventaron, [el presidente electo] Biden promovería una reforma que les beneficiaría”, relató.
En México, un pequeño grupo de agentes del Instituto Nacional de Migración y de la Guardia Nacional resguardaban el puente fronterizo Rodolfo Robles y 7 pasos informales del río Suchiate.
Solicitaban sus permisos migratorios a los pasajeros que llegaban a la orilla del afluente. A los que no portaban permisos como la tarjeta migratoria fronteriza se le negaban el ingreso a territorio mexicano y se les invitaba a regresar de forma voluntaria.