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San José.— Un hondureño murió ayer en la confusión que se apoderó de un sector de la frontera entre Honduras y Guatemala luego de que una caravana de unos 3 mil migrantes, en su mayoría hondureños, rompió el cerco policial y militar desplegado sin éxito por ambos países para impedirle su paso a México y Estados Unidos.
El hecho marcó una nueva crisis migratoria que podría agravarse por un eventual contagio masivo de coronavirus. El presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, ordenó ayer que los migrantes sean detenidos y devueltos a Honduras.
“Se ha dado la orden de que sean detenidos todos aquellos que entraron en el territorio guatemalteco ilegalmente y que sean retornados a la frontera de su país”, dijo en un discurso televisado. “No permitiremos que alguien extranjero que está utilizando métodos ilegales para ingresar a este país crea que tenga el derecho de venir a contaminarnos y ponernos en grave riesgo”. Se declaró además estado de prevención en departamentos fronterizos con Honduras por el tema de la caravana.
El Instituto Guatemalteco de Migración (IGM) informó a EL UNIVERSAL que aproximadamente a las 11:00 horas locales (12:00 en el centro de México) un mifrante falleció cuando, en un intento por “subir a una plataforma [de un camión de carga] en marcha”, el hombre “se resbaló, quedando debajo” del vehículo.
“Anhelando llegar a Estados Unidos”, el migrante salió ayer de la norteña ciudad hondureña de San Pedro Sula para unirse a la caravana, que partió anteanoche de esa localidad, reportó Radio Progreso, emisora de Honduras ligada al movimiento jesuita centroamericano de seguimiento al fenómeno migratorio. “Sus compañeros/as de viaje se muestran consternados por su muerte”, narró. El deceso se sumó a un conflictivo escenario que estalló ayer en el puesto fronterizo de Corinto entre Guatemala y Honduras, localizado en el norteño departamento (estado) hondureño de Cortés y en el nororiental departamento guatemalteco de Izabal.
El director general del IGM, Guillermo Díaz, admitió que los protocolos migratorios y sanitarios “no se cumplieron”. “Los migrantes violentaron la entrada principal a territorio nacional de tal manera que no se pudo aplicar el protocolo de salud (…) ni el procedimiento de control migratorio regular” en Corinto, explicó Díaz.
Al calcular que inicialmente pasaron unas 2 mil 500 personas, Díaz confirmó que la corriente prosiguió y avanza hacia México. “El flujo fue muy fuerte y fue muy violento”, describió, al advertir que se trata de un problema de “seguridad nacional” para Guatemala y que “lamentamos mucho (…) la forma violenta en que ingresaron”. “Nuestros delegados de alguna manera fueron agredidos, ofendidos, y esto preocupa [por] la seguridad [de esos funcionarios], pero también preocupa la acción de las autoridades hondureñas, que no pudieron frenar, en el momento preciso, el flujo cuando comenzó en San Pedro Sula”, reclamó.
La situación cambió en cuestión de cinco horas de la mañana de ayer en Corinto con la caminata que, al iniciarse anteanoche, marcó la reactivación de las caravanas desde una que se realizó en enero de este año. Por las restricciones generales establecidas en Centroamérica, México y EU por el Covid-19, esas actividades quedaron en pausa obligatoria tras provocar una crisis migratoria internacional en 2018 y 2019.
En la madrugada y la mañana de ayer, militares de Guatemala fuertemente armados impidieron el ingreso de los caminantes, que comenzaron su recorrido a México y EU al anochecer del miércoles desde los alrededores de la Gran Central Metropolitana, terminal de autobuses de San Pedro Sula.
Pero el cerco fue superado. Una situación similar ocurrió en Honduras, sin una posibilidad real de impedir su tránsito a Guatemala.
La directora ejecutiva del Instituto Nacional de Migración de Honduras, Carolina Menjívar, anunció que Guatemala devolvió ayer a 110 hondureños de la caravana y que la mayoría también será deportada ante el estricto control en esa nación para prevenir el Covid-19.
“En tiempos de pandemia” surgió un factor “muy importante”, porque Guatemala comunicó a Honduras que “las casas de migrantes están cerradas” y la caminata se enfrentará en esta ocasión a “la falta de apoyo”, aseveró.
Los viajeros aprovecharon para emprender el recorrido que Guatemala reabrió sus fronteras terrestres el 18 de septiembre, porque las cerró desde el 13 de marzo por el virus. Aunque la meta preliminar era salir ayer en la madrugada rumbo a Guatemala para intentar seguir a México y a EU, sorpresivamente los viajeros empezaron a trasladarse anteanoche cerca de las 19:40 horas a Corinto.
Las caravanas reaparecieron el 13 de octubre de 2018 en la terminal de San Pedro Sula y fueron repetidamente repudiadas por el presidente de EU, Donald Trump. Los marchantes, a los que se unieron nicaragüenses, cubanos, haitianos, venezolanos, africanos y asiáticos, adujeron que prefirieron soportar el riesgo de la travesía a la frontera entre México y EU que la represión política, la crisis socioeconómica y la inseguridad en sus países. Honduras, Guatemala y El Salvador fracasaron en desestimular a sus ciudadanos a migrar por vías irregulares.
Estados Unidos exigió a México el bloqueo de las caravanas, por lo que gobierno mexicano aceptó en 2019 desplegar a miles de efectivos de la Guardia Nacional para impedirles su paso.