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Greta lo miró y no pudo disimular su cara.
La agencia Reuters captó su expresión al ver por primera vez al presidente de los Estados Unidos, Donald Trump este lunes en Nueva York.
Donald Trump
llegó sin que nadie le esperara, escuchó dos discursos y se marchó . El eterno protagonista, prefirió pasar de puntillas por la Cumbre del Clima de la ONU que perderse la cita más comentada de la semana, pero reservó sus energías para otro acto diseñado a medida de sus votantes.
"No significa que desprecie (la cumbre). Simplemente estoy ocupado", había dicho el presidente estadounidense el domingo, cuando los periodistas le preguntaron por qué no asistiría a la Cumbre de Acción Climática en la sede de Naciones Unidas.
Trump no solo preveía ausentarse de la cita, sino que la había contraprogramado al convocar una reunión sobre libertad religiosa a la misma hora y en el mismo edificio.
En el último momento, sin embargo, el mandatario pareció hacer el cálculo de que le convenía romper - aunque fuera superficialmente- el aislamiento al que ha estado sometido en el asunto del clima desde que decidió retirarse del Acuerdo de París hace casi dos años , y hacer acto de presencia en la reunión que atraía todas las miradas.
A juzgar por sus gestos durante los 14 minutos que pasó en el auditorio -la boca como si fuera a dar un beso, la mirada baja o distraída-, Trump parecía ser consciente de que encajaba poco en una cumbre dedicada a dos tesis que él se resiste a aceptar: que existe una crisis climática y que la actividad humana la agrava.
Greta Thunberg,
la gran estrella de la cumbre, subrayó esa contradicción con sus labios, que se torcieron en una mueca de disgusto cuando se cruzó con Trump en el vestíbulo de Naciones Unidas, pero el mandatario insistió en reivindicar su presencia en la reunión.
"Soy un gran creyente en el aire limpio y el agua limpia, y todos los países deberían unirse y hacer eso, y deberían hacerlo por sí mismos. Es muy, muy importante", aseguró el presidente al salir de la cumbre.
Trump volvía así a esquivar cualquier referencia a la crisis climática, algo que durante su campaña electoral de 2016 describió como un "fraude" creado por China y que ha minimizado desde que llegó al poder, a base de concesiones a la industria de los combustibles fósiles y eliminación de regulaciones medioambientales.
Fue por eso, probablemente, por lo que al secretario general de la ONU, António Guterres, se le dibujó una media sonrisa en el rostro cuando los periodistas le preguntaron por el fugaz paso de Trump por el auditorio.
"Es un paso adelante", se limitó a decir el diplomático portugués.
Una "señal positiva" fue como definió la presencia de Trump, en la misma línea, el mexicano Luis Alfonso de Alba, enviado especial de la ONU para la Cumbre y gran arquitecto de la cita.
Con información de EFE
ml