La candidatura del presidente Joe Biden a las elecciones de noviembre en Estados Unidos tiene al Partido Demócrata en jaque, dilucidando opciones, tratando de determinar si lo mejor es cerrar filas o reclamar un cambio de candidato que les permita contender en serio con el virtual candidato republicano, Donald Trump.
El desastroso desempeño de Biden en el debate del 27 de junio, cuando lució confundido, sin capacidad para hilar oraciones coherentes, desató el caos en el Partido Demócrata. Si el viernes posterior al debate los líderes demócratas juraron lealtad a Biden e insistieron en llamar a lo ocurrido el jueves “una mala noche”, las encuestas que, días después del encuentro mostraron a Trump seis puntos arriba de Biden —antes del encuentro era uno o dos— y a los estadounidenses convencidos de que con otro candidato a los demócratas les iría mejor, encendieron todas las alertas.
El escenario improbable se hizo realidad. Si en 2016 republicanos moderados alzaban la voz, pidiendo cambiar de candidato ante el extremismo y la polémica que generaba Trump, hoy son los demócratas, en particular los de la Cámara de Representantes, quienes llaman a Biden a dar un paso al costado, o a sus líderes a obligarlo. Este martes se realizaron dos reuniones clave: una entre representantes, otra entre senadores demócratas, para hablar del futuro de Biden... y del partido. Los legisladores se negaron a contestar si hubo quienes abogaron por la salida de Biden de la contienda, hablando sólo de una reunión “productiva”, pero la imagen que quedó clara es la de un partido dividido, que no sabe a ciencia cierta hacia dónde dirigirse.
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“A pesar de todos sus esfuerzos por conseguir apoyo interno entre congresistas y líderes del partido, le ha sido imposible [a Biden] lograr unidad en torno a su candidatura y, conforme pasan los días, crece la presión para que se haga a un lado. Si bien en público parece que aún cuenta con apoyo, en lo privado distintos miembros del liderazgo demócrata admiten que tiene muy pocas posibilidades de ganarle a Trump”, dice a EL UNIVERSAL la internacionalista Solange Márquez.
Por la mañana, representantes demócratas se reunieron en la sede del Comité Nacional. De acuerdo con Hank Johnson, “hubo diversidad de opiniones” y no se tomó una decisión definitiva, sino que se seguirá evaluando el camino a tomar “en un camino muy cercano”. El congresista Lou Correa dijo que en la reunión quedó claro que las presidenciales serán “una pelea de perros”.
“Reemplazar a Biden siempre fue un riesgo para el Partido Demócrata. El primer factor en una elección es el reconocimiento de los candidatos. La gente vota por quien conoce. No era fácil construir una figura nacional que le compitiera a Trump. Ahora, a cuatro meses de distancia, lo es mucho menos”, señala al diario el periodista León Krauze.
En la reunión vespertina, se impuso el liderazgo demócrata más viejo. “Estoy con Joe”, afirmó el líder de la mayoría, Chuck Schumer, de 73 años. Para los demócratas, la opción más sencilla, la que habría evitado una fractura, habría sido que Biden diera un paso al costado. Pero el mandatario dejó muy claro el lunes que no será así, cuando aseguró que sólo si “Dios todopoderoso” se lo pidiera, renunciaría a la candidatura. El Caucus Hispano del Congreso defendió que los estadounidenses eligieron a Biden como el candidato.
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Entre otros demócratas, el ánimo que prevalece es de resignación ante la evidencia de que Biden no se irá por decisión propia y el deseo de evitar un rompimiento total que no beneficiaría a nadie, excepto a los republicanos. Es, por el momento, la gran coincidencia en el partido: no dejar ganar a los republicanos, que podrían recuperar el Senado y mantener la mayoría en la Cámara Baja, y menos a Trump. Aun así, los llamados a Biden para que se vaya siguen. Mikie Sherrill se convirtió en la séptima representante en llamar al presidente “poner el país y los mejores intereses de la democracia primero” y abandonar la candidatura. Y los periodistas lanzan preguntas como a quién acudir si pasa algo después de las ocho de la noche, con Biden dormido.
“No parece claro que Biden pueda recuperar terreno después del desastre que implicó el debate presidencial. Quizá el proceso de selección de un nuevo candidato, por más caótico que sea, se vuelva la única manera de entusiasmar de nuevo a los votantes. Pero eso también tiene sus riesgos. Lo cierto es que la situación de Biden ha metido en una situación que no tiene salidas evidentes al Partido Demócrata”, explica Krauze. Márquez se declaró convencida de que “Biden dejará de ser el candidato demócrata tarde o temprano. Y ojalá que sea temprano porque luego de su salida vendrá la definición de su reemplazo, que será muy desgastante para los demócratas y donde enfrenten aún más riesgo de división interna”. Señala que Biden no tiene más opción que “irse”, porque “lo que se juega es demasiado importante para que se tome como una cuestión de carácter personal”.
Por ahora, sin embargo, así parece ser. Y los demócratas, también por ahora, prefieren cierre de filas que disidencia total.