París.— El sur de Europa y el norte de África vuelven a vivir un verano avivado por los incendios forestales, que —por el momento— han dejado un trágico balance en Argelia, con 34 personas muertas; en Grecia, con incendios en varias islas y miles de personas evacuadas, e Italia que lucha contra el fuego en la isla de Sicilia, donde el aeropuerto permanecía cerrado por el avance de las llamas.

Dos cuerpos fueron hallados carbonizados justo en Sicilia, y otro más en Grecia.

Tras una semana con temperaturas que han llegado a los 46 grados por la ola de calor Caronte, el fuego se ha extendido en toda la isla y se aproxima a localidades turísticas como Catania y Taormina, mientras las autoridades piden a la población que evite salir al aire libre por riesgo de intoxicación.

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El gobierno de Italia advirtió que es uno de los días más difíciles para el país, con tormentas y tornados asolando el norte y el calor ahogando al sur.

El norte del país sufrió una violenta tormenta, acompañada de rayos y ráfagas de viento repentinas, que causó importantes daños, sobre todo en Milán.

En este escenario apocalíptico, la red World Weather Attribution (WWA), que estudia el vínculo entre los fenómenos meteorológicos extremos y el cambio climático, estima que los desajustes del clima causados por la actividad humana hicieron “al menos 50 veces más probable” la ola de calor registrada recientemente en China. El cambio climático, causado por las emisiones de gases de efecto invernadero de origen humano, “ha hecho que las olas de calor sean más largas y frecuentes”, indica la WWA.

“Las recientes olas de calor ya no son acontecimientos excepcionales” y “serán aún más intensas y frecuentes si las emisiones no se reducen rápidamente”, aseguran los investigadores. Si bien fenómenos naturales como los anticiclones o El Niño pueden contribuir a desencadenar estas olas de calor, “calentar las temperaturas del planeta quemando combustibles fósiles es la razón principal por la que son tan graves”, subraya la WWA.

Para llegar a estas conclusiones, los autores del estudio, siete científicos de los Países Bajos, el Reino Unido y EU, utilizaron datos meteorológicos históricos y modelos climáticos para comparar el clima actual y el calentamiento global de 1.2 grados con el del pasado.

Estos resultados, elaborados con urgencia, se publican sin pasar por el largo proceso de las revistas con comité de lectura, pero combinan métodos aprobados por sus pares. Los científicos prestaron especial atención a los periodos en que el calor fue “más peligroso”, es decir, del 12 al 18 de julio en el sur de Europa; del 1 al 18 de julio en el oeste de Estados Unidos, Texas y el norte de México, y del 5 al 18 de julio en el centro, este y oeste de China.

Perros en un “área para canes” en una fuente del centro de Roma, durante la ola de calor en Italia. Foto: AFP
Perros en un “área para canes” en una fuente del centro de Roma, durante la ola de calor en Italia. Foto: AFP

Señalan que el calentamiento global está intensificando las temperaturas: las olas de calor en Europa son 2.5 grados más cálidas, las de América del Norte aumentan 2 grados y las de China 1, de acuerdo con la WWA.

Según la NASA y el observatorio europeo Copernicus, julio de 2023 “se convertirá en el julio más caluroso jamás registrado”.

Además, las aguas del mar Mediterráneo batieron el lunes un récord de temperatura, advirtió el principal instituto español de investigaciones marítimas coincidiendo con una ola de calor.

“Se alcanzó un nuevo récord de temperatura mediana diaria de la superficie del mar en el Mediterráneo para el periodo 1982-2023, con 28.71 ºC”, alertaron los investigadores del Instituto de Ciencias del Mar (ICM), con sede en Barcelona.

Mientras, la Corriente Circular del Atlántico (AMOC) podría colapsar hacia mediados de siglo, o potencialmente en cualquier momento desde 2025, si se mantienen las emisiones de gases efecto invernadero, lo que tendría graves repercusiones en el clima del Atlántico Norte y del mundo.

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Investigadores de la Universidad de Copenhague publican en Nature Communications un estudio sobre estimaciones del futuro de la AMOC, un gran sistema de corrientes oceánicas que transportan agua caliente desde los trópicos hacia el norte hasta el Atlántico Norte.

La AMOC “colapsará, con 95% de certeza, entre 2025 y 2095. Lo más probable es que esto ocurra en 34 años, en 2057”, lo que podría generar grandes desafíos, particularmente el calentamiento en los trópicos y el aumento de tormentas en la región del Atlántico Norte, indica la Universidad de Copenhague. Las evaluaciones recientes del Panel Internacional sobre Cambio Climático, sin embargo, sugieren que es poco probable un colapso total de la AMOC en el siglo XXI y algunos expertos tienen opiniones enfrentadas sobre el estudio danés.

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