Houston.— Familiares, amigos y líderes comunitarios asistieron ayer en Houston, Texas, al funeral de George Floyd, el afroestadounidense muerto en Minneapolis a manos de la policía, entre rezos, elegías y canciones en los que se recordó su figura, se pidió justicia y un cambio en la sociedad para acabar con el racismo.
A estos servicios fúnebres privados en honor a Floyd asistieron unas 500 personas por estricta invitación de la familia.
La familia de Floyd, que decidió vestirse de blanco para la ceremonia, entró a la iglesia con cubrebocas y escoltada por el reverendo Al Sharp-ton, un activista por los derechos civiles. Él acusó al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de indiferencia frente a la muerte de Floyd, que calificó como “la piedra angular de un movimiento que va a cambiar el mundo”.
Sharpton invitó a ponerse de pie a las familias de otros estadounidenses negros muertos en casos de brutalidad policial. “Hasta que se sepa que el precio de la vida de un negro es el mismo que la de un blanco, vamos a volver a vivir estas situaciones una y otra vez”, afirmó el reverendo.
La iglesia The Fountain of Praise (La Fuente de la Alabanza) fue escenario de un sentido último adiós que fue retransmitido en directo por las principales cadenas de TV.
“Lo que ha sucedido aquí [con la muerte de Floyd y las manifestaciones que desencadenó] es uno de los grandes puntos de inflexión en la historia de Estados Unidos en términos de libertades y derechos civiles, y simplemente de tratar a las personas con dignidad”, dijo en un mensaje grabado en video el virtual candidato demócrata, Joe Biden.
Biden, quien el lunes se reunió con la familia de la víctima, aseguró que “ahora es el momento de lograr la justicia racial” en EU.
“Yo sí puedo respirar (...), sin justicia no puede haber paz”, dijo una sobrina de Floyd, antes de que uno de sus hermanos tomara el micrófono y asegurara que “la muerte de Big Floyd va a cambiar el mundo”.
Afuera del templo se congregaron numerosos vecinos para expresar su “dolor” e “indignación” por la pérdida de este hombre el pasado 25 de mayo, tras ser detenido como sospechoso de haber usado un billete falso de 20 dólares. A su llegada al templo, miembros del Departamento de Policía de Houston formaron un pasillo y rindieron honores a Floyd. Tras la ceremonia, el cuerpo de Floyd fue trasladado en caravana al Houston Memorial Garden, el cementerio donde reposarán sus restos junto a los de su madre.
En Nueva York, el gobernador Andrew Cuomo dijo que alista una batería de medidas legislativas con el objetivo de “reimaginar y reinventar” la policía. El alcalde de Houston, Sylvester Turner, prometió prohibir la inmovilización por asfixia a los oficiales. El lunes los legisladores demócratas anunciaron medidas para reformar la policía.
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, dijo que el racismo es “una plaga” y pidió una lucha a nivel internacional, tras criticar la muerte de Floyd como “un acto homicida de brutalidad policial” que ha provocado protestas generalizadas en EU y el mundo.
El caso Floyd divide a la policía. Mientras muchos han rechazado la brutalidad contra los afroestadounidenses, e incluso se han arrodillado al lado de los manifestantes, otros denuncian ser víctimas de un ataque organizado, como el sindicato Police Benevolent Association, uno de los principales de Nueva York que acusó a políticos y medios de comunicación de “vilipiendiar” al cuerpo policial y tratar a sus agentes como “animales y matones. Todos intentan avergonzarnos”.
Trump condenó la muerte de Floyd, pero criticó a los manifestantes. Ayer sugirió que podría ser “un montaje” un video que muestra a dos agentes que empujan a un anciano durante una protesta contra la muerte de Floyd en Buffalo, Nueva York.