San José.— Daniel Noboa sabe que, para enfrentarse a la inseguridad como el principal problema ecuatoriano, podría tener de todo… menos tiempo.
El joven presidente electo de Ecuador comprende que, en el empalme o la transición de los próximos 38 días con el actual gobierno para asumir su cargo, y ejercerlo apenas por 18 meses, las mafias mexicanas del narcotráfico internacional continuarán moviéndose con gran cantidad de recursos financieros para corromper autoridades, mientras que el Estado seguirá enfrentándose a su pesado y lento aparato institucional de respuesta.
“Noboa se juega la posibilidad de iniciar un largo y tortuoso camino para rescatar a Ecuador del profundo deterioro que han provocado varios años de actuación del crimen organizado internacional en el país”, aseguró el politólogo Diego Pérez, decano de la Escuela de Seguridad y Defensa del (estatal) Instituto de Altos Estudios Nacionales, de Quito.
“Si bien es ingenuo presumir que podría terminar con su operación, no es menos cierto que el país requiere de acciones concretas, de un liderazgo, que imprima una dirección para la gestión de la política de seguridad. Así, es necesario que se tomen algunas acciones urgentes para fortalecer al Estado”, dijo Pérez a EL UNIVERSAL.
Entre otras medidas de emergencias, Pérez sugirió las siguientes:
—Mejorar las capacidades de las Fuerzas Armadas, la Policía Nacional y de los sistemas de inteligencia.
—Iniciar procesos de depuración en estas instituciones y sumar las voluntades de los actores del sistema judicial para impulsar esa limpieza.
—Se requiere de un acuerdo político entre diversas bancadas parlamentarias para promover acciones que fortalezcan la seguridad del Estado.
Tras la segunda ronda electoral del domingo pasado en Ecuador, en la que Noboa, de 35 años y empresario derechista de la opositora alianza Acción Democrática Nacional, venció a la abogada izquierdista Luisa González Alcívar, del opositor e izquierdista Movimiento Revolución Ciudadana, el futuro mandatario deberá enfrentar una realidad de inseguridad y violencia. Noboa gobernará del 25 de noviembre de 2023 al 24 de mayo de 2025.
Fuentes políticas y de seguridad de Ecuador consultadas por este diario coincidieron en que tampoco hay ninguna varita mágica para resolver con prontitud los problemas de urgente solución, como el de la inseguridad por la penetración criminal transnacional de los cárteles del narcotráfico de México —De Sinaloa y Jalisco Nueva Generación— y de Colombia.
La crisis se deterioró desde inicios de la década de 2010, en un proceso en el que ambos cárteles transformaron a Ecuador en trampolín del tráfico global de cocaína producida en Colombia para reenviarla a México, Estados Unidos, Europa, Asia, África, Oceanía y al resto de América Latina y el Caribe.
En una ofensiva que aceleraron desde 2021, los dos cárteles y sus aliados de Colombia, principal productor mundial de cocaína, establecieron pactos con las redes criminales ecuatorianas.
El saldo de la penetración quedó evidente: Ecuador fue colocado en distintos reportes mundiales de 2023 como un país con un elevado índice de criminalidad y con una tasa de homicidios que pasó de 13.7 a 25 por cada 100 mil habitantes de 2021 a 2022 que fue la más alta de su historia.
Una de las llaves para zanjar el conflicto está en poder de Noboa, en cuyas espaldas el pueblo ecuatoriano colocó sus altas expectativas de solución.
“Esas expectativas las veo bien difíciles de que se puedan cumplir en el corto plazo. Los tiempos son muy cortos”, adujo el coronel en retiro Mario Pazmiño, exdirector de Inteligencia del Ejército de Ecuador y profesor de seguridad en la (no estatal) Universidad Regional Autónoma de los Andes, de esa nación.
“No hay los recursos necesarios. Hay un Estado fraccionado con una población fraccionada, polarizada. No tiene [Noboa] una Asamblea Nacional [Parlamento] que le vaya a respaldar. La mayoría de partidos políticos está con la esperanza de que fracase en su gestión para poder proyectarse como la supuesta solución para 2025. Las condiciones de Noboa son bastante limitadas”, explicó Pazmiño a este periódico.
“Hay una penetración del crimen organizado en los estamentos [estatales] y esto va a dificultar cualquier acción gubernamental”, alegó.
Al sugerir que Noboa “puede compensar” esas carencias con una “forma más agresiva y técnica”, aseveró que “no debe de caer en el escenario de colocar [en puestos clave] a personas vinculadas a su partido político o a amigos por favores políticos. Tiene que poner a especialistas y técnicos que le ayuden a salir del estancamiento a la sociedad ecuatoriana”.
“Esa es la única solución. Técnicos que vean los problemas reales, apunten con soluciones reales para sacar al país adelante. Pero a como están las circunstancias, los plazos y los tiempos son cortos. Tiene que recurrir a la cooperación internacional, hacer una reingeniería total del Estado ecuatoriano”, insistió.
El ascenso de Noboa a la Presidencia se registró en una fase extraordinaria. El actual presidente, el centroderechista Guillermo Lasso, adelantó las elecciones presidenciales y legislativas (que debían celebrarse en 2025) luego de sufrir el acoso legislativo por un caso de corrupción y el 17 de mayo anterior disolvió la Asamblea y acortó su periodo.
Lasso fue elegido en 2021 para un cuatrienio y asumió el 24 de mayo de ese año.