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Viena.— El caso Ibiza se ha transformado para Austria en el “efecto Ibiza”: un comprometedor video rodado en esa isla española hace dos años ha causado un terremoto político que ha acabado por derribar a un gobierno que hasta hace 10 días se presentaba como modelo de eficacia y estabilidad.
Tras 525 días en el cargo, Sebastian Kurz sumó la condición de canciller más breve de la historia moderna de Austria a su récord de jefe de gobierno más joven de la Unión Europea.
Kurz fue destituido ayer por una moción de censura aprobada por los principales partidos de la oposición. Hasta no hace mucho, los defensores de la derecha dura de Europa ponían a Kurz como modelo, por el gobierno que formó con la extrema derecha del Partido de la Libertad de Austria (FPÖ); sin embargo, el escándalo de corrupción en el que se vieron sumidos sus socios ultraderechistas le acabó costando caro.
De este modo, se convirtió en el primer canciller y jefe de los conservadores en la historia austriaca de la posguerra en perder un voto de confianza. La moción fue impulsada por el Partido Socialdemócrata (SPÖ) y salió adelante con el apoyo el FPÖ, que de esta manera confirmó la ruptura con el gobierno del que formaba parte hasta la semana pasada. “La moción de censura fue aprobada”, dijo la vicepresidenta del Parlamento, Doris Bures, tras la votación.
Según algunos analistas, la popularidad del jefe de los conservadores podría incluso verse reforzada de cara a las elecciones legislativas anticipadas convocadas para septiembre tras el estallido del Ibizagate.
“En septiembre será el pueblo el que decida”, aseveró Kurz en su primera aparición pública tras ser destituido. “Sigo estando aquí y lucharemos”, agregó.
Antes de la votación, Kurz consideró que “nadie en el país podrá comprender la voluntad de derrocar al gobierno”, una decisión susceptible, según él, de dañar la estabilidad de Austria. El escándalo comenzó el pasado 17 de mayo cuando se difundió un video grabado en una isla española hace casi dos años, en la que el vicecanciller Heinz-Christian Strache supuestamente ofrecía a un oligarca ruso contratos públicos a cambio de apoyo electoral. Strache renunció a su puesto.