Commander, mascota del presidente Joe Biden, ha sido retirado de la Casa Blanca en medio de múltiples incidentes de mordeduras.
"El presidente y la primera dama se preocupan profundamente por la seguridad de quienes trabajan en la Casa Blanca y de quienes los protegen todos los días", dijo Elizabeth Alexander, directora de comunicaciones de Jill Biden, reportó Fox News.
"Siguen agradecidos por la paciencia y el apoyo del Servicio Secreto de Estados Unidos y de todos los involucrados, mientras continúan trabajando para encontrar soluciones", añadió Alexander. "Commander no se encuentra actualmente en el campus de la Casa Blanca mientras se evalúan los próximos pasos".
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Commander, un pastor alemán de dos años, mordió a un agente del Servicio Secreto en terrenos de la Casa Blanca el mes pasado.
Este incidente marca el undécimo incidente conocido en el que un comandante muerde a personal de la Casa Blanca o del Servicio Secreto . El grupo conservador de activistas legales Judicial Watch obtuvo previamente informes de los 10 incidentes anteriores en los que Commander aterrorizó al personal desde octubre de 2022 hasta enero de 2023.
Si bien el Servicio Secreto de Estados Unidos ha reconodio 11 incidentes de mordeduras que involucraron a su personal, fuentes que hablaron con CNN dijeron que el número real es mayor e incluye al personal de la residencia ejecutiva y otros trabajadores de la Casa Blanca.
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Las mordeduras han variado en gravedad, desde una mordedura conocida que requirió tratamiento hospitalario hasta algunas que requirieron atención de la Unidad Médica de la Casa Blanca y algunas que no fueron reportadas ni tratadas.
La llegada de Commander a la Casa Blanca se produjo después de que los Biden tuvieran situaciones de moreduras con su perro anterior, Major.
Según CNN, la situación de Major causó “estrés” a la primera pareja en sus primeros días en la Casa Blanca. Eso sentó las bases para una relación “explosiva" con el Servicio Secreto, que desde entonces se ha visto exacerbada por numerosos “cambios de última hora” en los horarios –incluido pasar la mayoría de los fines de semana fuera de la Casa Blanca en Camp David o una de sus residencias en Delaware– y “ solicitudes poco realistas” que ponen a prueba los recursos de la agencia, dijo la fuente familiarizada con la dinámica de la relación.