Para visitar a su amiga, Rick Anderson tiene que ponerse su traje de neoprene, calzarse las antiparras, chequear el buen funcionamiento de su tanque de oxígeno, ajustar su regulador de boca y sumergirse en el océano frente a la costa de Nobbys Beach en Nueva Gales del Sur, Australia. E
El nombre de su amiga es Ruby. Y cada vez que Anderson se zambulle, puede reconocerla fácilmente por las marcas que lleva en su cuerpo.
“Empecé a jugar con ella hace unos diez años cuando era solo una cachorra de unos 15 centímetros de largo. Me acerqué con cuidado para no asustarla. Acto seguido comencé a acariciarla suavemente. Con cada inmersión, se fue acostumbrando a mí al punto de que me dejaba acunarla en mi mano mientras le hablaba con dulzura a través del regulador“.
Anderson es instructor de buceo y maneja una escuela hace más de 20 años. Entusiasmado, repitió la experiencia las siguientes temporadas en esa locación donde la había visto por primera vez. Y grata fue la sorpresa cada vez que ella lo reconocía y nadaba hacia él para dejarse acariciar y mimar.
”Pronto se acostumbró al contacto conmigo: nadaba hacia mí, jugaba entre mis piernas y esperaba el momento en que extendía los brazos para recibir un abrazo”.
La amiga especial de Anderson tiene una particularidad. Ruby es un tiburón de Port Jackson hembra de casi un metro sesenta de longitud. Cuenta con unas marcas en su cuerno en forma de arnés, que van desde los ojos hasta la parte trasera de la primera aleta dorsal y cruzan al otro lado de su cuerpo.
La especie se caracteriza por ser principalmente nocturna. Se esconde en cuevas y barrancos rocosos durante el día. Su alimentación se basa en invertebrados. Son animales ovíparos. Las hembras ponen entre 10 y 16 huevos en rocas de arrecifes poco profundas.
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El nombre científico de esta especie (Heterodontus portusjacksoni) proviene de las palabras griegas “Heteros” que significa diferente y “dont” que significa diente. Se refiere a la forma de su dentadura, que es muy peculiar. “Portusjacksoni”, por su parte, proviene de Port Jackson, el nombre del puerto de Sidney.
“La mayoría de los buzos que ven esta interacción por primera vez no pueden creerlo. No le doy de comer a ella ni a ninguno de los otros tiburones con los que juego. Básicamente los trato con respeto y amor, al igual que haría con un perro”, aseguró Anderson.
Aunque son mucho más pequeños que los grandes tiburones blancos , no deja de ser un tiburón y la realidad es que suelen infundir miedo, especialmente porque es moneda corriente retratar erróneamente a los tiburones como peligrosos para las personas. Sin embargo, las personas son mucho más peligrosas para los tiburones: de hecho, se estima que las personas matan a 73 millones de tiburones por año .
“El mayor error sobre los tiburones es que todos son asesinos al acecho de la gente que entra al agua”, dijo Anderson. Además de Port Jacksons, el buzo se sumerge con otras especies de tiburones, como banjo, nodriza grises, tigre, tiburones toro, martillo e incluso algún que otro gran tiburón blanco. Por eso espera que las imágenes de su amistad con Ruby cambien esa imagen sobre estos animales.
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