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Mérida, Yuc.— Aunque Rubén González Sosa sólo tiene 19 años, ya sueña con contribuir a la construcción de la paz mundial. Originario de Mérida, Yucatán, este joven se dice preocupado por las guerras que asedian al mundo.
El asesinato de personas inocentes, el hambre y la miseria provocada por los conflictos bélicos son algunas de las situaciones que más conmueven al estudiante de Ingeniería Industrial Logística.
"Yo soy una persona muy tranquila, no suelo exaltarme o buscar problemas, siempre los evito, entonces no me gusta ver que las guerras suceden en varias partes del mundo e incluso aquí en Yucatán hay problemas que no dejan que haya paz", dijo el joven.
Rubén fue uno de los miles de jóvenes que participaron el día de ayer en el Laboratorio de la Paz organizado en el marco de la décimo séptima edición de la Cumbre Mundial de los Premios Nobel de la Paz.
El evento, realizado en el Centro Internacional de Congresos de Yucatán, consistió en estimular el debate entre estudiantes de varios países del mundo para que crearan propuestas sobre cómo lograr la paz mundial a través del desarme nuclear; la erradicación de la violencia, el hambre y la desigualdad; el freno a la migración y la intervención de otros fenómenos sociales.
Óscar Hernández Castro es otro estudiante que participó en el Laboratorio de la Paz. En su caso dijo que su mayor preocupación es el combate a la corrupción.
"La corrupción es el principal problema de muchas cosas, por ejemplo, la inseguridad. La corrupción ocasiona muchos más problemas como también la falta de educación, y lamentablemente en México hay una gran corrupción", expresó.
El joven tiene 20 años y estudia en la Facultad de Química de la Universidad Autónoma de Zacatecas y en entrevista con EL UNIVERSAL hizo un llamado para que la sociedad en general y los gobiernos se comprometan con la construcción de la paz:
"Los gobiernos deben estar pendientes de los problemas que tienen las comunidades y nosotros darnos cuenta de lo que los políticos están haciendo, es muy importante que evaluemos su trabajo para que ellos tomen las decisiones correctas".
Las actividades con los estudiantes se llevaron a cabo en el último día de la Cumbre Mundial, en la que participaron 30 personas e instituciones que han sido reconocidas con el Premio Nobel de la Paz.
Según los organizadores del propio evento internacional, el Laboratorio de la Paz es una de las dinámicas más importantes de la Cumbre Mundial porque ahí se forja al futuro del mundo y quienes se harán responsables de preservar la paz.
Mariana Rivera, por ejemplo, dice que en un futuro trabajará para mejorar la educación: "La educación es la base para cualquier cosa, si tienes una buena educación y posibilidades para acceder a ésta podrías llegar más lejos para cambiarlo".
La estudiante de 21 años de la Escuela Bancaria Comercial aseveró que en los tres días que duró la Cumbre Mundial aprendió a ver su entorno "y ver qué es lo que podemos hacer desde nuestra trinchera para poner nuestro granito de arena para atender a este mundo".
Como a muchas otras personas, Mariana Rivera y su compañera Miroslava se inspiraron en los discursos de Rigoberta Menchú, activista guatemalteca, y Juan Manuel Santos, expresidente de Colombia.
Miroslava aseguró que su meta es trabajar para disminuir la violencia contra las mujeres, una de las situaciones más graves en el país.
"Yo he vivido experiencias discriminatorias y no quiero que mis hijos la sufran también. Todos deberíamos tener la misma igualdad de oportunidades", mencionó.
Ambas jóvenes también se sumaron al resto de los entrevistados y se sumaron a la exigencia respecto a que el gobierno y sociedad deben trabajar en la construcción de la paz.
"Debemos enfocarnos en cambiar nuestro discurso, lo primero que hay que hacer es llevar lo que está pasando a otros lugares para que la gente se interese", concluyó Mariana.
Y Miroslava opinó que "todos debemos informarnos porque una sociedad informada es capaz de construir una verdadera paz".