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Bruselas.— Los jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea (UE) tienen previsto reunirse este domingo para avalar el acuerdo del Brexit y aprobar una declaración política que sentará las bases de la negociación de la futura relación.
La cumbre extraordinaria de la salida de Reino Unido estará marcada por la nostalgia, al traducirse en un paso más para poner fin a un matrimonio de 45 años y crear un precedente inédito en el proceso de construcción europea, el cual, desde que fue concebido en mayo de 1950 por el Ministro francés de Exteriores, Robert Schuman, sólo ha sumado socios, mas no restado.
Sin embargo, ante la actual política británica, la ministerial no despejará las dudas sobre si el divorcio será ordenado, caótico o simplemente no tendrá lugar el 29 de marzo entrante, como está previsto.
El acuerdo requiere de la aprobación de la Cámara de los Comunes para concretarse, pero si se toma como referente la última defensa hecha por la primera ministra británica, Theresa May, en el Palacio de Westminster, son más las voces detractoras que las partidarias.
A pesar de costarle una cascada de dimisiones en su gabinete y de la falta de unidad en su partido conservador, May se aferra al acuerdo del Brexit, insistiendo en que es el mejor pacto posible, hon- ra los resultados del referéndum de 2016 y abrirá una ventana de oportunidades “en un escenario distinto” para Reino Unido.
A reserva de eventuales cambios técnicos de último momento, el pacto que será puesto sobre la mesa está compuesto por 585 páginas que contienen 185 artículos, tres protocolos (sobre Gibraltar, la base aérea británica en Chipre y la frontera entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda) y numerosos anexos.
Según el jefe negociador europeo, Michel Barnier, contiene una solución equilibrada a los asuntos más sensibles, como los derechos de los ciudadanos europeos que viven en Gran Bretaña y viceversa, y la factura que deberá pagar Londres para cubrir con sus compromisos.
También define el periodo de transición, el cual llegará a su fin el 31 de diciembre de 2020, aunque con la posibilidad de prolongarlo una sola vez de forma ilimitada, de ser conveniente tanto para Londres como para Bruselas.
Se trata de un remedio opcional en caso de que las partes requieran mayor tiempo para resolver las futuras relaciones comerciales y el compromiso de evitar una frontera dura entre Belfast y Dublín.
Es la fórmula diseñada para no aplicar la cláusula conocida como backstop, la cual mantendría a la Irlanda británica integrada en las estructuras comunitarias.
Además del acuerdo de salida, los mandatarios tienen previsto aprobar la declaración política sobre cómo serán los lazos tras el Brexit.
El borrador de 36 páginas y 147 compromisos establece que la futura relación será “ambiciosa, amplia, profunda y flexible”.
May está convencida de que la declaración desembocará en una nueva área de libre comercio, que “será la primera en su tipo entre la UE y una economía avanzada”. También afirma que sellará el retorno del “control de nuestras fronteras, dinero y leyes, protegiendo los empleos, nuestra seguridad y la integridad de Reino Unido”.
Si los Veintisiete aprueban el documento definitivo del Brexit, como está previsto, la cumbre extraordinaria dará el banderazo de salida a la fase final para la retirada definitiva de Reino Unido, la cual consiste en el proceso de ratificación por parte de los parlamentos de los Estados del bloque.
De superar el último escollo, la salida efectiva tendrá lugar el 29 de marzo de 2019, dando inicio al periodo de transición en el que las partes definirán la forma cómo operarán en el futuro.