San José.— En una prueba de ácido a la que se someterá por primera vez en 20 meses del quinquenio que comenzó el 1 de junio de 2019, el presidente de El Salvador, , enfrentará hoy en las urnas la verdadera encuesta popular sobre el rechazo o la aceptación de los salvadoreños a su controversial gestión y el futuro de su gobierno, tildado de autoritario, errático, nepotista e intolerante.

Unos 5.3 millones de los 6.8 millones de habitantes de El Salvador acudirán hoy a votar de las 07:00 a las 17:00 horas (centro de México) para elegir a los 84 diputados a la Asamblea Legislativa (Congreso unicameral), a los alcaldes, síndicos y regidores de los 262 consejos municipales y a 20 diputados al Parlamento Centroamericano (Parlacen).

La consulta será crucial para el mandatario, porque podría salir fortalecido o debilitado para gobernar en los próximos 40 meses en uno de los países más violentos e inseguros de América, aunque mantendrá el respaldo de dos piezas vitales —la Fuerza Armada y la Policía Nacional Civil— sobre las que asentó su plataforma política.

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“Lo que está en juego es el balance de poder de la democracia”, alertó el empresario salvadoreño Javier Simán, presidente de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP).

“El gobierno de Bukele, desde que tomó posesión hace casi dos años, ha pasado en campaña política, desprestigiando a los diputados, a los partidos políticos y a todo el que opine diferente, para generar una animosidad contra los demás partidos y buscar la mayoría en la Asamblea”, dijo Simán a EL UNIVERSAL.

“Quisiéramos ver una Asamblea balanceada, en la que ningún partido tenga el control total y mucho menos que el Ejecutivo la controle. Ese es el balance de poder. El Ejecutivo quiere tener todo el poder del aparataje estatal”, afirmó.

Los comicios de hoy son vitales para Bukele, curtido ya en su táctica diaria de acudir a la red social Twitter y a otras redes sociales para rechazar y negar todos los cuestionamientos lanzados por sus adversarios.

Los opositores describieron a Bukele, de 39 años, como un peligro para la joven y frágil democracia salvadoreña, que apenas en 1992 salió de una guerra civil entre las fuerzas armadas derechistas y las guerrillas izquierdistas que estalló en 1980 y le costó de 75 a 80 mil bajas mortales y se saldó con una profunda conmoción social interna.
 
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En un agitado trayecto, el presidente acumuló acusaciones de sus rivales de que es autoritario, gobierna para su familia y allegados, dirige sin rumbo al país y nunca soporta críticas.

El 9 de febrero de 2020, en uno de los hechos de mayor trascendencia de la postguerra y patrocinado por tropas militares y policiales, Bukele marchó hacia la Asamblea y la ocupó a la fuerza para exigir la aprobación de un plan de seguridad, en una amenaza al orden constitucional. Bukele rechazó todo ataque por ese acto.

Mapa político

Bukele debió aliarse a la derechista Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA) para competir y vencer en las elecciones presidenciales de 2019, pero asumió sin bancada legislativa propia. GANA obtuvo 10 escaños, pero la Asamblea quedó bajo dominio tradicional. La opositora y derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) logró 35 y el opositor, izquierdista y exguerrillero Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) llegó a 23, mientras que el resto se distribuyó en partidos minoritarios.

En este panorama, la batalla de hoy parece marcada por tres agrupaciones: ARENA, FMLN y Nuevas Ideas, partido derechista de Bukele con el que intentará hoy construir un bastión parlamentario para gobernar a su antojo. ARENA gobernó de 1989 a 2009 y FMLN de 2009 a 2019, en un bipartidismo finalmente derrotado por Bukele hace dos años.

El presidente tiene el desafío de conseguir, siempre con sus socios de GANA, 43 legisladores para mayoría absoluta y 56 para la calificada. Los diputados serán electos por tres años a partir del 1 de mayo y podrán reelegirse indefinidamente.

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“Llegó la hora de conformar una nueva Asamblea Legislativa con diputados que verdaderamente trabajen para los salvadoreños”, proclamó Nuevas Ideas en sus redes sociales.

“Llegó la hora de terminar con la corrupción” y de “escribir la segunda parte de la historia política” de El Salvador, pregonó el partido oficialista.

Al advertir a sus seguidores que “el voto masivo mata fraude”, los instó a que hoy “todos debemos marcar” en las papeletas la N de Nueva Imagen y de “Nayib”, porque “a los mismos de siempre les llegó la hora y ya van para afuera”.

Ataques

La oposición nunca escatimó acciones para combatir al Jefe de Estado como centro del combate electoral. “Bukele ha dañado mucho la dignidad del cargo”, planteó el diputado salvadoreño Rodolfo Párker, secretario general del opositor Partido Demócrata Cristiano y aspirante a reelegirse en la Asamblea.

El presidente “tenía como primera responsabilidad procurar la armonía del pueblo salvadoreño, ha engendrado mucho odio y nos ha dividido. En ese contexto, el desafío hoy es defender la separación de poderes, el Estado de derecho y la rendición de cuentas, que Bukele no los cumple”, relató Párker a este periódico.

“Hoy se va a marcar el futuro de El Salvador”, aseguró, por su parte, la salvadoreña Claudia de Ávila, candidata a diputada por ARENA. “Ni siquiera en la época de la guerra habíamos tenido tanto peligro del debilitamiento institucional como el que ha sido causado por Bukele”, recalcó, consultada por este diario.

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“No respeta a la Asamblea, a la Corte Suprema de Justicia ni a la Sala de lo Constitucional. Destinó millones de dólares del Estado a la publicidad de la campaña política del partido de gobierno, que hace una competencia desnivelada con el resto de los partidos. Ocupa el aparato estatal para manipular”, acusó.

Bukele “va detrás del poder absoluto: quieren convertir a El Salvador en dictadura”, sentenció.

Las previsiones indicaron que esta noche serán difundidos los primeros resultados oficiales y Bukele conocerá el saldo de la prueba de ácido.