San José. – Perseguido por una creciente fama de autoritario con ansias de acaparar poder y pese a estar sometido a prohibiciones constitucionales, el salvadoreño Nayib Bukele decidió subirse desde El Salvador a la oleada de reelección consecutiva a la que apostaron 18 presidentes de América Latina y el Caribe en el siglo XXI.
En un polémico fallo que emitió el pasado 3 de septiembre, la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de El Salvador—controlada por Bukele—aprobó la reelección presidencial consecutiva , aunque la Constitución de ese país cerró en 1983 esa ruta a cualquier maniobra de algún político por eternizarse en el gobierno.
“Bukele está siguiendo un libreto claramente establecido de lo que tiene que hacer para concentrar poder y perpetuarse en el poder”, acusó el salvadoreño Eduardo Escobar, director ejecutivo de Acción Ciudadana, organización no estatal de San Salvador de análisis político.
“Este era el siguiente paso: es simplemente seguir el plan autoritario y hacia esa ruta va el país. No sorprende esta acción tomada por la Sala y por el presidente para asegurarse la reelección. Esto era lo que se veía venir”, dijo Escobar a EL UNIVERSAL .
“Bukele llegó al poder en 2019 por vía democrática. Por vía democrática obtuvo en 2021 la mayoría en la Asamblea Nacional para defenestrar a la Sala Constitucional y a la Fiscalía General y capturar al Poder Judicial. La reelección era como el siguiente paso que tenía que dar en la lógica de tratar de continuar en el poder”, explicó.
En un país que en el siglo XXI acumuló un abultado historial de gobernantes de facto y de regímenes militares que desembocaron en una guerra civil, de 1980 a 1992 y unos 80 mil muertos y desaparecidos, la sombra del acaparamiento de autoridad y de privilegios condujo a imponer candados constitucionales.
Promulgada en 1983, la carta magna estableció en su artículo 152 y ordinal primero que “no” podrá ser candidata a presidente de El Salvador la persona que “haya desempeñado” ese cargo “por más de seis meses, consecutivos o no, durante el período inmediato anterior, o dentro de los últimos seis meses anteriores al inicio del período presidencial”.
De manera contundente, el artículo 88 determinó que “la alternabilidad en el ejercicio de la Presidencia de la República es indispensable para el mantenimiento de la forma de gobierno y sistema político establecidos. La violación de esta norma obliga a la insurrección”.
Pero en una sorpresiva interpretación, la Sala ordenó al Tribunal Supremo Electoral (TSE) “permitir” que, de acuerdo con el artículo 152 y el ordinal primero, “que una persona que ejerza la Presidencia de la República y no haya sido Presidente en el periodo inmediato anterior participe en la contienda electoral por una segunda ocasión”.
La primera ronda de los comicios presidenciales está prevista para el primer trimestre de 2024, por lo que Bukele permanecería como presidente en los seis meses previos al cambio de poder, programado para el primero de junio de 2024.
Bukele fue elegido en febrero de 2019 y asumió el primero de junio de ese año para un quinquenio que finalizará en 2024. Sin embargo, ahora podría reelegirse para la etapa 2024—2029, con lo que completaría diez años seguidos al mando del gobierno, con el dominio de los poderes Judicial y Legislativo y asentado en el control sobre los aparatos militares y policiales.
Por eso, una imagen del 9 de febrero de 2020 revivió las tragedias del siglo XX.
Apoyado por la Fuerza Armada y la Policía Nacional Civil, Bukele irrumpió ese día a la Asamblea Nacional y la tomó amparado en las armas para exigir la aprobación de un plan de seguridad, pero no logró su meta y se ganó una condena interna y externa.
Júbilo
El presidente salvadoreño decidió, por el momento, mantener silencio sobre el veredicto de la Sala. El periódico El Mundo, de San Salvador, informó que, en respuesta al dictamen, el gobernante partido Nuevas Ideas “se alineó con la decisión de la Sala”.
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El salvadoreño Xavi Zablah Bukele, primo del mandatario y presidente del gobernante partido Nuevas ideas, envió un mensaje a su pariente y Jefe de Estado, acerca de que “si te decides, aquí está todo tu partido (…) para seguir luchando por la transformación de nuestro amado país y librar las batallas que sean necesarias para seguir cambiando vidas”, reportó el rotativo.
En las elecciones legislativas y municipales de febrero de 2021, a 29 años del final de las hostilidades bélicas, Bukele logró una demoledora victoria y pasó de prácticamente carecer de bancada parlamentaria oficialista a disponer de 56 de los 84 diputados de Nuevas Ideas, pero el total llegó a 64 con partidos afines.
Los nuevos congresistas asumieron el primero de mayo anterior, por lo que Bukele aprovechó ese día para asestar un golpe político sin precedentes en la época de posguerra. Asido al control a su antojo de la Asamblea, destituyó a los cinco magistrados de la Sala de lo Constitucional, removió al fiscal general, Raúl Melara, y los sustituyó por personajes sumisos a su gobierno.
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Tras la sentencia de la Sala, la legisladora oficialista Suecy Calles, vicepresidenta de la Asamblea, tuiteó en defensa de Bukele que “países de primer mundo admiten en su legislación que el Presidente participe en las elecciones para reelegirse, pero es el pueblo el encargado de decidir” y mencionó a Estados Unidos, Alemania y España.
Repudio
La Sala “permite la entronización del autoritarismo y de una dictadura en El Salvador”, alertó el diputado opositor salvadoreño René Portillo, de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA).
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“Lo que la Sala está haciendo excede sus facultades constitucionales, en tanto está cambiando la letra y el espíritu del sistema democrático republicano, con alternabilidad en la presidencia”, afirmó Portillo, jefe de la bancada legislativa de ARENA, en declaraciones a la prensa salvadoreña.
Al mismo listado de Bukele pertenecen el boliviano Evo Morales, el nicaragüense Daniel Ortega, los venezolanos Hugo Chávez (falleció en 2013 en ejercicio) y Nicolás Maduro, el hondureño Juan Orlando Hernández, el ecuatoriano Rafael Correa y los brasileños Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff.
También lo integran los argentinos Cristina Fernández viuda de Kirchner y Mauricio Macri, los colombianos Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos, los dominicanos Leonel Fernández y Danilo Medina, los surinameses Ronald Venetiaan y Dési Bouterse, el guyanés Bharrat Jagdeo y el trinitense George Maxwell Richards.
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Macri fracasó, Bouterse se reeligió una vez y perdió en su segundo intento y Morales pudo reelegirse en dos ocasiones y salió derrotado en la tercera. Los restantes sí se reeligieron y solo tres permanecen sentados a las sillas presidenciales: Ortega, Hernández y Maduro.
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