San José.— Sin necesidad de recurrir a fraude electoral y ni de tener los dados cargados y otras trampas en las urnas, el publicista derechista salvadoreño Nayib Bukele llegará hoy a los comicios de El Salvador con el triunfo garantizado para reelegirse a un segundo quinquenio presidencial consecutivo de 2024 a 2029, pero vencerá con la alerta de que desgastará a la frágil democracia de ese país con una maniobra de dudosa constitucionalidad.
Empoderado, optimista y desafiante, Bukele se reelegirá sin tropiezos tras asumir la Presidencia en 2019 y solo arrastrará un riesgo en las votaciones de un país al que pacificó a la fuerza desde marzo de 2022: perder la mayoría calificada de la Asamblea Legislativa (40 de 60 diputados) y sufrir un declive de su poder autoritario y monopolizador.
“De lo fantasioso que aparentaba ser en sus inicios (Bukele) pasó a ser aspirante a dictador, cuando el 9 de febrero de 2020 se tomó la Asamblea Legislativa”, afirmó el abogado, politólogo y exguerrillero izquierdista salvadoreño Benjamín Cuéllar, fundador de Víctimas Demandantes (VIDAS), grupo (no estatal) de San Salvador de derechos humanos.
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“Y ahora (Bukele) tiene colocado al país en el umbral de una dictadura”, describió Cuéllar a EL UNIVERSAL.
En un rápido repaso de la trayectoria del seguro triunfador de hoy, Cuéllar recordó que Bukele afianzó su proceso monopolizador con las elecciones legislativas y municipales de febrero de 2021, cuando su partido—Nuevas Ideas—y sus aliados arrasaron, consiguieron la mayoría parlamentaria y pasaron a controlar esa y otras instancias.
Asido al dominio total en la Asamblea desde el primero de mayo de 2021, Bukele se apalancó desde el Ejecutivo, logró intervenir directamente en la designación de puestos judiciales claves y obedientes—magistrados y Fiscalía General—a sus designios y luego lanzó su maquinaria sobre el Tribunal Supremo Electoral (TSE) para dominarlo.
Con el naipe—Ejecutivo, Legislativo, Judicial, Electoral y fuerzas militares y policiales—bajo su timón, el gobernante también maniobró en la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia de El Salvador, que en septiembre de 2021 emitió un cuestionado fallo que permitió a Bukele optar hoy por la reelección.
En un polémico veredicto, la Sala (controlada por Bukele) aprobó la reelección presidencial consecutiva, pese a que la Constitución de El Salvador cerró en 1983 esa ruta a cualquier maniobra de algún político por eternizarse en el gobierno.
Bukele llegó al poder en 2019 por vía democrática y por esa ruta obtuvo en 2021 la mayoría en la Asamblea para defenestrar a la Sala y a la Fiscalía General y capturar al Poder Judicial.
“Al asumir en 2019, Bukele mostró actitudes totalitarias, hegemonizó las instituciones del Estado: las coartó y debilitó”, aseguró a este diario el abogado salvadoreño Miguel Montenegro, director ejecutivo de la (no estatal) Comisión de Derechos Humanos de El Salvador.
“Así empezó el peligro para la democracia. Bukele debilitó sobre todo el sistema de justicia. Su candidatura viola la Constitución. Esto no es democracia, que está en peligro. Los comicios profundizarán la falta de democracia con un gobierno totalitario que copará por cinco años más a las instituciones”, puntualizó.
Para el abogado y diplomático boliviano Jaime Aparicio, exembajador de Bolivia en la Organización de Estados Americanos (OEA), “la persistencia del caudillismo ha sido una de las causas que ha impedido consolidar las democracias en varios países de la región”.
A consulta de este periódico, Aparicio adujo desde Washington que “las reelecciones Inconstitucionales como las de Bukele (…) no debieron ser reconocidas por Estados Unidos ni por los demás países democráticos”.
“Una vez que se dejaron pasar esas violaciones a las reglas de la democracia, establecidas colectivamente, el resultado es la deriva autoritaria y represiva de esos gobiernos. Lamentablemente, el gobierno de EU ha priorizado sus objetivos de política interna sobre compromisos regionales de defensa de la democracia”, argumentó.
Sin candados
“La alternabilidad en el ejercicio” de la Presidencia “es indispensable para el mantenimiento de la forma de gobierno y sistema político establecidos. La violación de esta norma obliga a la insurrección”, determinó.
Con una sorpresiva interpretación, la Sala ordenó al TSE “permitir” a Bukele participar en la contienda electoral por “una segunda ocasión”.
En noviembre de 2023, Bukele obtuvo seis meses de licencia legislativa para competir hoy y, en su lugar y como designada presidencial, eligió a la contadora derechista Claudia Rodríguez en su reemplazo hasta junio de 2024. En la práctica, Bukele siguió gobernando y siendo el real presidente para la toma de decisiones.
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“Con el control absoluto de los tres poderes y del resto de una desfigurada institucionalidad, afincado en un régimen de ‘excepción’ larguísimo ejecutado por fiscales, jueces, militares y policías cada vez menos civiles, confirmó que lo que (el presidente de Nicaragua, Daniel) Ortega hace caminando, Bukele lo hace corriendo”, recalcó Cuéllar.
En alusión al proceso monopolizador que Ortega también aplicó en Nicaragua desde que asumió en 2007, Cuéllar denunció que la administración del presidente de Estados Unidos, el demócrata Joe Biden, “ha terminado tolerando los desmanes de Bukele”.
EU “está inmerso en un período preelectoral que condiciona sus decisiones en lo que sigue siendo su patio trasero. Eso explica el cambio de actitud de Biden de cara a Bukele, que con su ‘guerra contra las maras’ en algún momento disminuyó la emigración de salvadoreños al norte”, añadió.
Consolidado en el siglo XXI con México, Guatemala, Honduras, Cuba, Venezuela y Haití como fuente de la masiva migración irregular a EU, El Salvador disminuyó el número de salvadoreños viajeros sin visas hacia el norte del continente. EU tuvo acercamientos políticos en 2023 con Bukele.
EU informó que de 99 mil 463 salvadoreños (272 por día) retenidos en los pasos migratorios estadounidenses en el año fiscal de octubre de 2020 a septiembre de 2021, se pasó a 97 mil 797 (267 diarios) en el de octubre de 2021 a septiembre de 2022, ya con estado de sitio.
La mayor reducción ocurrió de octubre de 2022 a septiembre de 2023 con 62 mil 846 (172 por día), aunque en octubre, noviembre y diciembre de 2023, en el inicio del año fiscal, llegó a 21 mil 793 (236 por día). El total de las cuatro etapas fue de 281 mil 899 (181 por día).
La arremetida
Asediado por las pandillas criminales de la Mara Salvatrucha (MS—13) y de la Mara 18 (M—18)—Barrio 18 Revolucionarios y Barrio 18 Sureños—, Bukele implantó a partir de marzo de 2022 un sistema en El Salvador para restablecer la seguridad ciudadana.
Con aval legislativo, dictó un estado de excepción o de sitio con fuerzas militares y policiales que sigue vigente, encarceló a más de 70 mil presuntos criminales—mujeres y hombres, menores de edad y en especial mareros—, con arrestos indiscriminados y arbitrarios e inocentes presos, efectuó juicios masivos con sentencias en bloque y construyó una cárcel para 40 mil reclusos.
En su guerra contra las pandillas, se le acusó de usar a los aparatos estatales de seguridad para cometer presuntas severas violaciones a los derechos humanos y acelerar el generalizado deterioro institucional a un alto costo democrático. Bukele rompió en El Salvador con casi 30 años de control indiscriminado pandillero de calles y barrios y ganó al reducir los homicidios y otros índices.
Socorro Jurídico Humanitario, foro no estatal de defensa de los derechos humanos de El Salvador, informó a este diario que en enero pasado acusó a Bukele de supuestos crímenes de lesa humanidad, de marzo de 2022 a diciembre de 2023, con 220 personas—218 adultos y dos niños—asesinadas en prisiones.
Bukele refutó todos los cuestionamientos en su contra, desde violentar los derechos humanos, de abusar de la Constitución o de dictador. “Convertimos el país más inseguro del mundo en el país más seguro de todo el hemisferio occidental”, escribió el candidato el 27 de enero en su cuenta de X (antes Twitter).
Fanático del culto a su personalidad, con numerosos seguidores leales que desde 2019 acostumbraron acudir a las redes sociales de internet para aplaudirle todas sus acciones, Bukele escribió el 30 en X que “en lo que va del 2024, El Salvador tiene ya la tasa de homicidios más baja de todo el hemisferio occidental. De continuar la tendencia, la tasa de homicidios sería de 1.6 por cada 100 mil habitantes”.
La contienda
Sin datos actualizados del total de habitantes y con un padrón de 6 millones 214 mil 399 electores—5 millones 473 mil 305 en el país y 741 mil 94 en el exterior—, los salvadoreños escogerán hoy presidente y vicepresidente entre seis papeletas. El quinquenio iniciará el primero de junio venidero.
También elegirán hoy a los 60 diputados. El 3 de marzo próximo votarán por autoridades municipales y ambos cargos ejercerán por tres años desde el primero de mayo entrante.
Bukele, de 42 años, casado y con dos hijas, se ubicó como claro favorito para obtener un mínimo requerido del 50% más uno de los sufragios, ganar hoy y evitar una segunda ronda… con una sólida y amplia ventaja sobre sus cinco adversarios, sin opción de victoria.
Los otros aspirantes son Marina Murillo, de la derechista Fraternidad Patriota Salvadoreña (FPS), Joel Sánchez, de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), Manuel Flores, del exguerrillero e izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), Luis Miranda, del centroderechista Nuestro Tiempo (NT), y Javier Renderos, del derechista Fuerza Solidaria (FS).
Ninguno representará un peligro: Bukele se reelegirá hoy… sin los dados cargados.