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El líder ultraderechista Matteo Salvini, de la Liga, reivindicó ayer sus aspiraciones de liderazgo tras el resultado de su partido en las elecciones legislativas del domingo.
“Millones de italianos nos han encargado liberar [al país] de la inseguridad y la inestabilidad” de la que son responsables el ex primer ministro Matteo Renzi y Bruselas, dijo Salvini en Milán. No será “Berlín, ni París, ni Bruselas, ni tampoco los mercados financieros los que decidan”.
Salvini arremetió contra el euro, con el que siempre ha sido muy crítico, como el Movimiento 5 Estrellas (M5S), y contra el presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, por sus declaraciones en plena campaña en las que se mostró preocupado por un escenario de inestabilidad.
La formación ultraderechista con un claro discurso antiinmigración concurría por primera vez en todo el país y cosechó 18% de los apoyos. “Una victoria extraordinaria que nos llena de orgullo, alegría y responsabilidad”, dijo. “Yo soy y seré un populista”, añadió Salvini.
El líder ultranacionalista superó a su aliado dentro de la coalición de derecha, el conservador Silvio Berlusconi, por lo que exigió la dirección del gobierno y adelantó que no está dispuesto a pactar con el antisistema M5S, el partido más votado del país con 32% de los sufragios. “Ha sido algo extraordinario”, aseguró Salvini, quien reiteró que “los acuerdos se respetan”, al referirse al pacto entre él y Berlusconi de que el vencedor dentro de la coalición sería el encargado de formar gobierno como primer ministro.
El domingo, el M5S habría logrado en torno a 32% e impulsó a su líder, Luigi Di Maio, a sostener que tenía el derecho de gobernar Italia.
Di Maio apuntó que ningún bloque consiguió una mayoría y que su partido mostró fuertes resultados. “El hecho de que somos representantes de toda la nación nos proyecta inevitablemente al gobierno del país”, dijo Di Maio en una conferencia de prensa en la que no respondió a ninguna pregunta. Los resultados confirmaron el surgimiento de las fuerzas populistas, euroescépticas y de centroderecha, que se han esparcido por toda Europa.
Además, los derrotados fueron las dos fuerzas políticas que habían dominado la política italiana durante décadas, Forza Italia y los demócratas de centroizquierda.
Tras los resultados, Matteo Renzi, ex premier italiano y secretario general del Partido Demócrata (PD), dimitió. “Es obvio que después de este resultado deje la dirección del partido”, dijo Renzi, quien afirmó que ya ha pedido al presidente del PD, Matteo Orfini, que se convoque un congreso del partido socialdemócrata para decidir quién será su próximo secretario general.
Renzi señaló que ello ocurrirá al término de la formación del nuevo Parlamento y del gobierno del país. Dijo que después ejercerá como senador.
Descontento con la UE. Salvini, líder de la Liga y quien nunca ha ejercido un cargo público en Italia, avivó el descontento por la incapacidad de la Unión Europea (UE) de ayudar a gestionar la llegada de miles de inmigrantes al país.
El presidente de Francia, Emmanuel Macron, relacionó el éxito de las fuerzas populistas en las elecciones con la “fuerte presión migratoria”.
“Tomo nota de que en el mundo en el que vivimos podemos defender ideas bonitas, pero no podemos defenderlas pasando por alto la brutalidad del contexto”, afirmó.
La Comisión Europea pidió “calma” ante los resultados todavía parciales en Italia, que apuntan a un avance de los partidos euroescépticos, en línea con los comicios celebrados en los últimos tiempos en otros países de la UE, como Austria, Holanda o Francia.