Miami.— Los políticos y gobernantes estadounidenses se dan golpes de pecho y algunos incluso insultan a los mexicanos, como el expresidente Donald Trump, quien, en el inicio de su campaña electoral de 2016, llamó a los connacionales que van a Estados Unidos como “violadores” y “criminales”; o más recientemente, el senador republicano John Neely Kennedy aseguró que México estaría “comiendo comida de gatos en una lata y viviendo en una carpa” si no fuera por el apoyo comercial de EU. Sin embargo, evaden la realidad sobre el tráfico y distribución de drogas en la Unión Americana.

“El narcotráfico se termina al momento que no exista consumo; que la demanda haya desaparecido o, por lo menos, disminuido tanto, que ya no sea un gran negocio para los cárteles mexicanos y de cualquier parte del mundo”, comenta Guillermo Alberto Hidalgo, experto en seguridad binacional, desde California, a

Pero Estados Unidos es el principal mercado de consumo de drogas y, una vez en territorio estadounidense, la “mercancía” la mueven los locales, según ha reconocido la propia Agencia Antidrogas (DEA).

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En Estados Unidos no existen cárteles de la droga como tal. Pero de acuerdo con un exagente de DEA, quien pidió el anonimato para hablar con este diario, “quienes mueven la droga en las calles de Estados Unidos, dependiendo de la región, son pequeñas células organizadas como pandillas, por ejemplo; pero sabemos que en otros lugares también contratan a mujeres con hijos, estudiantes, obreros y así, para venderlas de persona a persona [menudeo]”.

Una vez que las drogas entran a la Unión Americana, “quienes las mueven a distintas ciudades para ahí entregar la droga y ponerla en las bolsitas o sobrecitos para su venta final son estadounidenses, se les llama brokers [corredores] y cuidan la merca con su vida”, describe Hidalgo.

El broker ya está conectado con las células de venta, “se las entrega a un cabecilla de grupo que se les conoce como dealer y ellos arman sus grupos de ventas. Hay que entender que desde que la droga cruzó la frontera sin ser detectada o detenida, lo demás es chamba de los gringos”, dice el experto.

Cuando el kilo de fentanilo es rebajado y presentado en forma de pastillas falsas, la recaudación final es de alrededor de 20 millones de dólares. Foto: CBP
Cuando el kilo de fentanilo es rebajado y presentado en forma de pastillas falsas, la recaudación final es de alrededor de 20 millones de dólares. Foto: CBP

El broker es la persona encargada de meter la droga a la Unión Americana, en el área que le corresponda. Hay muchísimos brokers de la droga en Estados Unidos. “Hay brokers en la frontera con México, en aeropuertos y en puertos marítimos. La droga entra por todas partes”, señala el exagente de la DEA; “ellos la introducen, contratan a camioneros para que manejen los camiones o camionetas y los siguen, hacen paradas en bodegas y casas de seguridad. Ya de ahí comienza la distribución con las células que van a adquirirlas para venderlas”.

A diferencia de México, donde diversos gobiernos han permitido o dejado pasar el surgimiento de organizaciones criminales con un altísimo poder de enfrentamiento de tipo militar y enorme poder económico para comprar a quien quieran, en Estados Unidos lo que prolifera, mientras los gobiernos miran hacia otro lado, son “miles de organizaciones delincuenciales muy pequeñas”, sin que alguna “tenga la fuerza suficiente para hacerle frente a las autoridades [estadounidenses] y sobre todo que obedezcan”.

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Saben que pueden crecer “hasta cierto tamaño y si se pasan, pagan las consecuencias. En otras palabras, el grupo que se quiera pasar de lanza, lo aplastan”.

“En el microtráfico tienen mucha presencia las pandillas estadounidenses y de diferentes países centroamericanos, pero no se llevan la parte grande del pastel. Entonces todo el mundo se pregunta quiénes son los líderes gringos, porque tiene que haberlos”, comenta a la cadena británica BBC Hernando Zuleta. No sólo manejan bajo perfil, sino que existen casos de mafiosos que “se mimetizan con la clase alta”, señala.

Varias son las razones por las que los cárteles mexicanos no controlan la distribución de la droga una vez en suelo estadounidense. Pero una de las principales es que al dejarlo en manos de estadounidenses se arriesgan menos a ser capturados y, de todos modos, obtienen lo que quieren: dinero.

En Estados Unidos, se vuelve difícil detectar a brokers y dealers porque andan como cualquier persona, no recorren ni controlan grandes tramos, sino al revés; pequeños territorios, y mueven a cientos de personas, creando un esquema enredado que resulta difícil de detectar y donde los unos saben poco de los otros. De ese modo, si alguien es capturado, no mentirá al decir que no tiene demasiada información que aportar.

El consumo de fentanilo en EU se incrementó 465% entre 2019 y 2022, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades. Foto: CBP
El consumo de fentanilo en EU se incrementó 465% entre 2019 y 2022, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades. Foto: CBP

Cobro inmediato

“Los cárteles mexicanos cobran de volada, ellos casi nunca dan crédito ni esperan a que la mercancía vaya más adentro de Estados Unidos para que se venda; ese ya no es su problema”, explica Hidalgo. “Una vez que la droga comienza a adentrarse, además que se hace más y más cara, entre brokers y dealers, ahí sí se abren tiempos de pago o créditos mientras distribuyen y venden”.

Un incremento que se ha observado con gran preocupación en la venta especialmente de opioides, y particularmente con fentanilo, que son las drogas de moda, es la venta a través de la internet y la entrega a través del Servicio Postal de Estados Unidos (USPS, por sus siglas en inglés); lo que convierte a USPS en un dealer, si bien involuntario.

“Según nuestros reportes, un kilo de fentanilo [puro] le cuesta producirlo al narco mexicano 200 dólares. Por eso dejaron de sembrar mota [mariguana] y amapola”, explica el exagente; “y ese mismo kilo de 200 dólares, lo venden en la frontera ¡entre 5 y 20 mil dólares!”.

El fentanilo suele llegar al consumidor final después de haber sido rebajado generalmente con otras drogas como cocaína, heroína, éxtasis o morfina. El fentanilo las potencia y los hace mil veces más adictos a las drogas. El kilogramo de fentanilo puro en la frontera que ya vale entre 5 mil y 20 mil dólares y hasta 50 mil en su camino a Nueva York y más arriba, multiplica de manera millonaria los ingresos finales.

Una vez que ese kilo sea rebajado y, por ejemplo, presentado en forma de pastillas falsas, la recaudación final es de alrededor de 20 millones de dólares. “De un kilo puro de fentanilo, los narcos sacan más o menos un millón de pastillas rebajadas y las venden a 2 dólares cada una” explica el experto en seguridad Guillermo Alberto Hidalgo.

Sólo entre 2019 y 2022, de acuerdo con cifras del Centro para el Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), el consumo de fentanilo en la Unión Americana se incrementó un 465%.

La pregunta es ¿Cómo logra ingresar tanta droga a Estados Unidos? “En todas partes del mundo también hay distintas formas y niveles de corrupción”, dice Hidalgo. Al igual que en México y todo el mundo, se compran complicidades a todos los niveles de las autoridades federales, estatales y locales; así como en la política en Estados Unidos, explica.

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