Bruselas.— Ante el desabasto producido por la llegada de un destructivo huracán suelen producirse largas filas de autos en las gasolinerías y vaciarse los estantes de supermercados, farmacias y tiendas departamentales.
Eso ha ocurrido recientemente en el Reino Unido, pero no por un desastre natural, sino por el Brexit, un tifón agravado por la crisis desencadenada por las medidas para frenar la expansión del Covid-19, así como por factores geopolíticos. Al salir de la Unión Europea (UE), el Reino Unido abandonó la unión aduanera y el espacio de libre circulación de personas, es decir, dejó de tener los beneficios de pertenecer al mercado único y de contar con la mano de obra de los ciudadanos comunitarios, agudizando la demanda de fuerza laboral.
“Es una combinación desafortunada entre el Brexit y la pandemia, pero si tuviera que escoger un porcentaje diría que es 70% y 30%. Esto es bastante comprobable cuando uno compara la situación en el Reino Unido con la del resto de Europa”, dice Mortera a EL UNIVERSAL. “Este tipo de problemas no se han visto ni siquiera en países más afectados por la pandemia y con una economía más débil. El único carácter diferenciador del Reino Unido con el resto de los países con los que uno puede compararlo es el Brexit”.
Señala que todos los estudios realizados anteriormente sobre cómo afectaría el Acuerdo de Nochebuena anticipaban este escenario en un país que se había caracterizado por la flexibilidad, la apertura, las exportaciones de servicios y fuertes lazos comerciales con sus vecinos más cercanos. Afirma que los problemas anticipados por un acuerdo comercial de mínimos y el nuevo régimen de migración británico debieron materializarse antes.
“La pandemia fue (...) un regalo para [el premier] Boris Johnson porque le ha permitido disfrazar un poco la situación, echándole la culpa (...) Un país que opta por un acuerdo de comercio, que ni siquiera contiene un capítulo sobre exportación de servicios y cierra las puertas a la migración, va a tener un periodo de ajuste”.
Sarah Hall, profesora en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Nottingham y experta del think tank UK in a Changing Europe, menciona que los estantes vacíos en los supermercados y la escasez de mano a lo largo de la cadena de suministro de alimentos responden a problemas estructurales: “La gran pregunta es: ¿Hasta qué punto esto es Brexit o Covid-19? Hay que diferenciar a lo largo de la cadena de suministro”. Explica que por un lado está el tema de la falta de conductores de camiones de mercancías (HGV, por sus siglas en inglés), consecuencia de problemas estructurales en el mercado de choferes, más el Brexit y el Covid.
El Brexit y la pandemia provocaron el retorno de muchos a sus países de origen y las nuevas reglas migratorias han complicado el retorno. Además, la pandemia aplazó los cursos de capacitación. Por otro lado, está el tema de la producción y recolección de alimentos, asociado principalmente a escasez de trabajadores. El sector dependía en gran medida de comunitarios y, al igual que los choferes, muchos se fueron y no han vuelto. Sostiene que por el momento la solución propuesta por el gobierno no es suficiente, porque hay limitantes sobre el tiempo de estadía migratoria, los salarios son bajos y debido al Brexit es difícil incorporar al Reino Unido en un esquema paneuropeo.
El gobierno está alentando a las empresas a aumentar el salario para atraer a los locales, pero existe el riesgo de que esto genere inflación en la cadena de abastecimiento. “Estamos en un periodo de ajuste y no habrá solución de la noche a la mañana en la reelaboración de la cadena de suministro”, detalla Hall.
Si bien el desgaste por las negociaciones del Brexit exigía un periodo de desintoxicación del debate, las provocaciones de la administración de Johnson sobre el Protocolo de Irlanda del Norte y la República de Irlanda, introducido para evitar una frontera dura en la isla, enrarecen la relación. “Lo que más irrita en Bruselas es la improvisación de Johnson, la falta de claridad, de sinceridad en la clase gobernante británica sobre las consecuencias que tendría el Brexit que eligieron con relación a Irlanda del Norte y la frontera del mar”.
“Está la narrativa durante la carrera de vacunación, el trato a los migrantes europeos, el problema diplomático por el acuerdo Aukus. Las relaciones van muy mal”, resume Mortera. Zuleeg asegura que prevalece una relación de confrontación. Sostiene que la cooperación es limitada en temas globales, mientras que en ámbitos como la política exterior es inexistente.
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