Londres.— Un grupo de siete diputados del opositor Partido Laborista de Reino Unido abandonaron ayer la agrupación por la estrategia de su líder Jeremy Corbyn sobre el Brexit.

“El Partido Laborista al que nos unimos, por el que hicimos campaña y en el que creímos ya no es el Partido Laborista de hoy. Hicimos todo lo posible por salvarlo, pero ha sido secuestrado por la maquinaria política de extrema izquierda”, dijo el diputado Chris Leslie.

La salida del pequeño grupo de diputados subraya la creciente frustración por la reticencia de Corbyn a cambiar su enfoque en el conflicto del Brexit y comenzar a hacer campaña para un segundo referéndum sobre la pertenencia de Reino Unido a la Unión Europea.

A sólo 39 días para que el país abandone la UE, su mayor cambio en política exterior y comercial en más de 40 años, las divisiones sobre el Brexit han polarizado la política británica, rompiendo las líneas tradicionales de los partidos y creando nuevas coaliciones en los bloques de izquierda y derecha.

“Las pruebas de la traición sobre Europa son ahora visibles para todos. Ofreciéndose a posibilitar el Brexit de este gobierno y evitando constantemente que el pueblo tenga la última palabra”, agregó Leslie.

Los diputados son Luciana Berger, Chris Leslie, Angela Smith, Gavin Shuker, Chuka Umunna, Mike Gapes y Ann Coffey. Seguirán sentándose en el Parlamento bajo el título de Grupo Independiente.

Una fuente cercana al grupo rebelde agregó que podrían presentarse más renuncias.

“Estoy decepcionado porque estos diputados se hayan sentido incapaces de seguir trabajando juntos por las políticas laborales que inspiraron a millones en la últimas elecciones”, aseguró Corbyn, quien hasta el momento se ha aferrado a la línea laborista de mantener “sobre la mesa” la opción de un segundo referéndum si el gobierno de la primera ministra, Theresa May, no logra un acuerdo con Bruselas que ratifique el Parlamento británico.

Su primera opción son unas elecciones generales, pero también ha pedido a May que abandone sus “líneas rojas” y acepte su plan de una unión aduanera permanente con la UE, algo que hasta ahora la primera ministra se ha negado a hacer.

El referéndum británico de 2016 —en el que 52% de los votantes optaron por salir de la UE, frente a 48% que apoyó la permanencia— ha dividido a los dos partidos principales del país, y ambos líderes luchan por preservar la unidad.

La posibilidad de celebrar una segunda consulta supone un desafío para Corbyn, aunque muchos de los miembros del partido respaldan fervientemente el llamado voto popular, otros prefieren que Reino Unido salga lo antes posible.

Algunos legisladores han señalado a Corbyn por no abordar el antisemitismo en el Partido Laborista, una acusación que ha perseguido al político propalestino desde que asumió el liderazgo de ese organismo en 2015, y la cual él niega.

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