Bruselas.— El Brexit tiene apenas poco más de tres meses de existencia y es una verdadera calamidad para muchas empresas que operaban exitosamente en el espacio económico europeo cuando Reino Unido era parte del club comunitario.
Algunas firmas ya se han visto obligadas a cerrar en medio de reproches a las autoridades que promovieron el divorcio, por no haber sido honestas sobre la burocracia que generaría el abandonar el espacio común y los costos ocultos del Brexit.
Es el caso de Baron Shellfish, un negocio familiar ubicado en el puerto de Bridlington y que ha tenido que colgar la cortina después de 40 años de exportar langostas y cangrejos a la Unión Europea (UE).
Otras empresas reportan costos adicionales debido a nuevos trámites administrativos. El fabricante de zapatos ingleses de lujo y con una tradición de 192 años, Tricker’s, comunicó que la burocracia del Brexit le costará a la empresa 100 mil libras esterlinas (más de 2 millones de pesos) adicionales al año en exportaciones a la Europa continental.
Hay quienes ya se resignaron a perder mercados antes conquistados, como Rowcliffe, una empresa mayorista con sede en Kent especializada en surtir de quesos ingleses a pequeños comercios independientes. Su director general, Sunit Mehta, dice que han tenido que “renunciar” a sus clientes en la isla de Irlanda debido a que los nuevos procesos imposibilitan el envío de pequeñas cantidades de productos perecederos. Antes los productos que se enviaban por mensajería a los clientes irlandeses llegaban en 48 horas; ahora tardan cinco días, lo que imposibilita la venta.
Testimonios similares de pequeñas, medianas y grandes empresas se escuchan en prácticamente todos los sectores.
“Es un desastre, un verdadero desastre”, resume en conversación con EL UNIVERSAL Katya Torres de la Rocha, directora general de Mexgrocer, una empresa dedicada a representar en Reino Unido marcas mexicanas de productos con valor agregado. Afirma que el caos comienza desde las aduanas, que no saben cómo manejar la situación, al carecer de entrenamiento, capacidades y personal. “Antes enviabas un pallet a Francia y pasaba directo con sólo mostrar la documentación correspondiente, como factura y lista de empaque, ahora no”.
Explica que deben intervenir dos agentes aduanales, uno que se encarga de consolidar el pedido a nombre del vendedor y otro que se encarga de desconsolidarlo para el destinatario. Asegura que los agentes aduanales están cobrando 3 libras (83 pesos) por cada línea de producto. Si en una factura se hace referencia a dos salsas, tres latas de frijoles y dos frascos de mole de un mismo tipo y marca, el costo es de 9 libras (casi 249 pesos).
“Encima de todo esto se suman los tiempos. Mandé un pallet a Francia el 4 de enero y llegó el 9 de febrero, cinco semanas después, cuando el tiempo habitual era de 48 horas. Lo que sucede es que las aduanas están hasta el tope de trabajo, dicen que el tiempo de espera para revisar la mercancía es de dos semanas”. “Las compañías de transporte no están recibiendo mercancía porque no están en condiciones de dar fecha de entrega”.
Además están los problemas de papelería, arancelarios y de impuesto al valor agregado. Recuerda que una carga enviada a Grecia tuvo que pasar por un examen de laboratorio que costó mil 200 euros (33 mil 145 pesos), y otra de productos mexicanos exportados a Finlandia requirió pagar doble tarifa, la de entrada al Reino Unido y a la UE. “No sólo pagué dos veces el mismo impuesto; cuando llegó el pedido de harina a mi cliente, no la pudo usar aun estando en la fábrica.Tuvo que esperar dos semanas, hasta que recibió la prueba de laboratorio. Esto no sucedía antes del Brexit” .
“¡Imagínate! Lo que se hace aquí en puertos, ahora se tiene que hacer lo mismo entre el Reino Unido y los 27 países de la UE; si a esto le sumas Covid y los problemas con el clima, olvídate, está terrible”. Afirma que todo pudo evitarse si no fuera por el “irresponsable” gobierno del premier Boris Johnson, que no dio tiempo suficiente para una transición ordenada y pactó con la UE un acuerdo que no significa la ausencia de derechos de importación y de IVA. “Cada aduana de cada país de la UE interpreta las cosas como les da la gana, en uno nos cobran una tarifa, en otro otra, en unos no nos dejan pasar la mercancía por falta de un sello”. Debido a que el Brexit ha resultado ser una aventura “cara”, “inoperable”, “lenta” e “inepta”, Mexgrocer plantea mover sus operaciones internacionales a Holanda.
“El manejar productos mexicanos agrava aún más la situación, porque debemos pagar el impuesto dos veces, de ahí que no resulte operativo seguir así, y no somos los únicos, todo el mundo está en el mismo barco”, sostiene Torres de la Rocha, quien estima que el Brexit aumentará los gastos fijos en un 60%.
Reconoce que no todas han sido malas noticias: gracias al Brexit, la compañía se ha visto fortalecida en suelo británico frente a los competidores basados en Europa.
“Para exportar acá se les ha hecho más difícil, por default nuestra hegemonía doméstica se ha visto incrementada, pero no podemos conformarnos con esto”, precisa. Desde el final del periodo de transición del Brexit el 31 de diciembre, las nuevas reglas implican el pago de un IVA en las compras de la UE superiores a 135 libras (3 mil 729 pesos). El monto se recauda en el punto de entrega.