El Gobierno brasileño anunció este lunes una suspensión de los pagos de la deuda del estado de Rio Grande do Sul con el Tesoro durante tres años, para ayudar a la reconstrucción de esa región devastada por las inundaciones.
La deuda de ese estado llega a 104 mil millones de reales (20.390 millones de dólares) y, con la moratoria, cerca del 10 % de ese monto será liberado para la reconstrucción del estado, dijo el ministro de Hacienda, Fernando Haddad, junto al presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, y autoridades del Parlamento, que deberán aprobar esa medida.
El ministro agregó que, durante ese período, tampoco serán contabilizados los intereses de la deuda, todo con el propósito de "recuperar la capacidad económica de Rio Grande do Sul en el plazo más corto posible", apuntó.
El gobernador de Rio Grande do Sul, Eduardo Leite, que asistió por viodeconferencia al anuncio, agradeció el apoyo y reconoció "el esfuerzo de todo el Gobierno federal" frente a la emergencia.
Los temporales comenzaron hace dos semanas, aún no cesan, y en el sur de Brasil los muertos llegan a 148, con 127 desaparecidos, y 2,1 millones de personas afectadas en 447 de los 497 municipios de Rio Grande do Sul, en los que hay casi 81 mil personas en abrigos y medio millón de desalojados.
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Con menor intensidad, la lluvia también afecta a los fronterizos Argentina y Uruguay, donde miles de personas han sido evacuadas.
Antes del actual desastre climático, Rio Grande do Sul ya tenía serios problemas para honrar su deuda con el Tesoro, que equivale al 185 % de los ingresos anuales de ese estado, de acuerdo a los datos del Gobierno regional.
Las consecuencias económicas del desastre aún son inmensurables, pero un balance de la Federación de Industrias de Rio Grande do Sul ya ha trazado un panorama parcial.
Según ese organismo, en las ciudades afectadas se ubica el 86,4 % de las plantas industriales del estado, que tienen sus actividades prácticamente paralizadas desde hace dos semanas, al igual que casi todo el sector agropecuario regional.
También han sido perjudicadas unas 600.000 pequeñas y medianas empresas y ha caído en picada hasta el comercio electrónico, debido a las dificultades para la entrega en regiones en las que puentes y carreteras se han venido abajo y los aeropuertos operan a medias o están completamente cerrados, como ocurre con el de Porto Alegre.
La semana pasada, el Gobierno federal ya había anunciado un plan de ayuda para Rio Grande do Sul por unos 50.000 millones de reales (9.800 millones de dólares), que incluyen asistencia directa y créditos subvencionados para pequeñas empresas, entre muchas otras medidas.
kicp