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Brasil sin corrupción, promete Bolsonaro

Ultraderechista asume presidencia, repudia socialismo; dice que abrirá mercados y anuncia aumento a salario mínimo

Unos 115 mil brasileños se acercaron al Congreso en Brasilia para ser testigos de la investidura de Jair Bolsonaro, según el Gabinete de Seguridad Institucional. ARMANDA BEROBELLI. REUTERS
02/01/2019 |04:32Agencias |
Redacción El Universal
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Brasilia.— Con las promesas de poner fin a la corrupción y los malos manejos económicos, al “socialismo y la corrección política”, la “ideología de género” y rescatar los valores “cristianos” de la sociedad, Jair Bolsonaro asumió ayer la presidencia de Brasil.

“Vamos a unir al pueblo, darle valor a la familia, respetar las religiones y las tradiciones judeo-cristianas, combatir la ideología de género, conservando nuestros valores”, afirmó el nuevo presidente, de 63 años, en su discurso de investidura, al que acudieron 10 jefes de Estado y de gobierno, incluyendo el premier israelí Benjamin Netan- yahu y el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo.

Horas después de su investidura, Bolsonaro decretó un aumento de 4.61% al salario mínimo.

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“Brasil volverá a ser un país libre de las amarras ideológicas”, sostuvo Bolsonaro, quien también abundó en las alusiones a Dios y sentenció sin tapujos que, con su investidura, el país empieza a “liberarse del socialismo” y de la “inversión de valores”. Prometió llevar a Brasil a su destino y se comprometió a construir una sociedad “sin discriminación ni división”.

La mención al combate “a la ideología de género” en su discurso la reforzó en un pronunciamiento ante una multitud que lo aclamaba en las calles, a la que prometió que acabará con “lo políticamente correcto”, que considera una “estrategia de izquierdistas”. Terminó agitando una bandera de Brasil que lanzó al público prometiendo que “jamás será roja”, en alusión al color del izquierdista Partido de los Trabajadores, que ganó cuatro comicios anteriores y encabezado por el ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva, preso por corrupción.

Al lado de Bolsonaro estaba su esposa Michelle, de 38 años, a quien él cedió primero la palabra para que se dirigiera al país. Lo hizo en lengua de signos, en un discurso que interrumpió para besarlo en dos ocasiones y en el que habló a “la comunidad sorda, a las personas con deficiencias y a todos aquellos que se sienten olvidados: serán valorados y sus derechos serán respetados”. Michelle es conocida por trabajar a favor de quienes sufren deficiencias auditivas.

Por la noche, el ultraderechista ofreció una recepción a las autoridades locales y extranjeras en el Palacio de Itamaraty, sede de la Cancillería brasileña, en el broche final de una jornada en la que juramentó a sus 22 ministros y que estuvo marcada por un despliegue de seguridad sin precedentes: 12 mil efectivos de los distintos cuerpos policiales y de las Fuerzas Armadas participaron. También fueron desplegados tanques, aviones de combate e incluso misiles antiaéreos. Bolsonaro se animó así a acudir al Congreso en un auto descapotado, pese a los temores desatados tras el ataque con cuchillo que sufrió en septiembre pasado y por el cual tiene que usar una bolsa de colostomía.

Aunque el presidente estadounidense Donald Trump no acudió a la investidura, felicitó a Bolsonaro vía Twitter, evidenciando sus buenas relaciones. El brasileño agradeció por el mismo medio. Se prevé una pronta reunión entre ambos.

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