Washington.- El , como para muchos otros estadounidenses, fue “el peor día” en la vida de Daniel A. Nigro (Nueva York, 1948), y el que por muchas razones le cambió la vida.

Además de todas las pérdidas humanas, las circunstancias lo colocaron al día siguiente como jefe del Departamento de Bomberos de la ciudad de Nueva York, encargado de liderar un equipo de emergencias ante una tarea inconmensurable: las operaciones de rescate y recuperación en el, y la reconstrucción de un departamento que perdió decenas de efectivos entre los escombros. Tras una década de jubilación, lleva más de siete años como comisionado del departamento —cargo de administrador civil del cuerpo de bomberos.

¿Cuál es su recuerdo de hace 20 años?

—En este momento, mientras le hablo, estoy en el octavo piso de nuestra sede en Brooklyn. Hace 20 años, el 11 de septiembre, estaba solamente un piso debajo de este mismo lugar, con una vista clara de las Torres Gemelas. Acabábamos de terminar una reunión en la oficina del jefe de departamento [de bomberos], y el edificio tembló, escuchamos la explosión y pudimos ver los daños en la Torre Norte. Así fue como comenzó nuestro día. Respondimos inmediatamente.

Intuyo que todos los recuerdos son malos de ese día, pero no sé si le queda alguna buena memoria de esa fecha.

—A juzgar por los daños a ese edificio y la cantidad de fuego, y sabiendo la gente que estaba en el avión y en el edificio que ya estaban muertas, y más que morirían, le dije al jefe del departamento [de bomberos]: “Este será el peor día de nuestras vidas”. En realidad subestimé lo malo que sería. Por supuesto están los recuerdos de muchos compañeros valientes que ingresaron a las Torres [Gemelas], que estaban haciendo su trabajo y muriendo allí.

Quizá es una pregunta demasiado amplia, pero, ¿cómo cambió su vida?

—Me retiré un año después del 11 de septiembre como jefe de departamento, regresé hace más de siete años como comisario. Así que aquí estoy, una vez más, en una posición de liderazgo en el departamento de bomberos. Eso no ha cambiado. Creo que personalmente, sin embargo, vi cómo la vida puede terminar en un abrir y cerrar de ojos, cuando menos lo esperas. Estaba demasiado cerca de la torre cuando se derrumbó, y pensé para mí mismo: “Esta es una forma extraña de morir”. Eso entra en tu mente todo el tiempo: que no estás aquí por toda la eternidad, estás aquí por una cantidad finita de días. Y como dice la Biblia, no sabes ni el día ni la hora.

Esas personas que vinieron a trabajar ese día, no sólo nuestros compañeros, sino la gente que estaba trabajando en las torres, ninguno de ellos esperaba que iba a perecer en esa hermosa mañana de septiembre.

Usted era uno de los líderes de departamento esos días. ¿Cuál fue su mayor reto tras los ataques?

—Realmente fueron dos. Uno fue que perdimos muchísimo conocimiento institucional y experiencia. Tuvimos el desafío de reemplazar a esos miembros, poner a otras personas en esos puestos. Afortunadamente, el departamento tenía un suministro adecuado de miembros muy dedicados que dieron un paso al frente e hicieron un gran trabajo en los días siguientes.

¿Cómo cambió el trabajo de los bomberos de NY?

—Creo que en los días y semanas posteriores, todos éramos conscientes de la posibilidad de más ataques. Y eso estuvo en la mente de todos en todo momento.

Hemos trabajado muy duro ahora para estar mejor preparados para todos los diferentes tipos de ataques; hacemos simulacros con otras agencias, entre nosotros, para estar preparados para cualquier cosa que se nos presente, incluido lo que estamos pasando ahora, que es una pandemia mundial. Nuestros integrantes se han mantenido firmes en contra de eso y sirven al público y muchos de ellos se han contagiado de Covid mientras trabajaban.

Apuntaba antes el tema de la salud. No sé si usted todavía sufre efectos de ese día.

—Ciertamente no soy inmune y tengo algunos problemas respiratorios, pero afortunadamente todavía estoy en pie. Paso revisiones todos los años. A menudo digo que perdimos a 255, y el resto de los que estábamos allí estamos esperando nuestro turno. Parece extraño decirlo, pero tienes que ser realista y aceptar el hecho de que si estuviste allí, si pasaste mucho tiempo allí, eventualmente te quitó lo mejor de ti.

Me da la sensación que ese día cambió su percepción de lo que es la vida.

— Sí. A menudo he dicho que todos los que respondieron ese día tienen una vida antes del 11 de septiembre y una vida después del 11 de septiembre. Y en la vida posterior al 11 de septiembre, aunque hemos disfrutado de muchos días felices, hay una cierta tristeza que te acompaña todo el tiempo. Y se intensifica en esta época del año, a medida que se acerca el aniversario. Esto es lo que todos hemos aceptado ahora como parte de nuestras vidas; al igual que los veteranos militares que regresan a casa de zonas de guerra y tienen PTSD [Trastorno de estrés postraumático] y otros problemas relacionados con este servicio. Creo que muchos de nosotros fuimos heridos en ese momento, y eso no desaparece. Y vivimos con ello y lo llevamos lo mejor posible.

Lee también: