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Con un conflictivo y violento decorado en Chile, Bolivia, Venezuela y Nicaragua, el viejo choque de izquierda versus derecha en América Latina y el Caribe registrará este fin de semana un capítulo crucial con dos cumbres en Argentina y Brasil de los antagónicos grupos de Puebla y de Lima, que son sus tanques de poder político.
El Grupo de Puebla , creado en julio de 2019 en la ciudad mexicana de Puebla y que aglutina a las cúpulas de los partidos comunistas, socialistas e izquierdistas de América Latina y el Caribe, como la del gobernante Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), de México, se concentrará a partir de hoy y hasta el próximo domingo en Buenos Aires para impulsar su agenda “progresista” continental.
El Grupo de Lima , fundado en agosto de 2017 en la capital peruana para consultas sobre la crisis en Venezuela y que coaliga a los gobiernos americanos de derecha y centro—derecha, tendrá este viernes un encuentro de sus cancilleres en Brasilia, para analizar el estancamiento del conflicto venezolano.
En el centro de ambas reuniones están las posturas políticas diametralmente opuestas del presidente de Brasil, el derechista Jair Bolsonaro, y del mandatario electo de Argentina, el izquierdista Alberto Fernández, con el trasfondo de las mortales convulsiones que estremecieron en 2019 a varios países latinoamericanos y caribeños.
Luego de que Fernández ganó los comicios presidenciales del 27 de octubre de este año en Argentina, Bolsonaro afirmó que los argentinos eligieron “mal”, se negó a felicitar a Fernández y anunció que tampoco acudirá a su toma de posesión, prevista para el 10 de diciembre próximo.
Todos esos hechos permitieron vislumbrar un fuerte enfrentamiento entre los dos gigantes de América del Sur.
Las dos citas se realizarán en medio de la violenta y profunda crisis electoral en Bolivia, por la proclamación del presidente boliviano, Evo Morales, como vencedor en los comicios del pasado 20 de octubre, pese a que los opositores denunciaron un fraude, exigieron la anulación y la repetición de la consulta y la renuncia del mandatario, en un escenario con desenlace incierto.
En el contexto de las dos conferencias está el sangriento conflicto que estalló en la segunda quincena de octubre anterior en Chile, con multitudinarias y mortales protestas antigubernamentales por el descontento popular. Frente al complicado panorama también están la crisis política, institucional y socioeconómica de Venezuela, que se agudizó desde 2016 y se prolongó en 2019 sin visos de solución.
Otro dilatado foco de tribulaciones es Nicaragua, hundida desde abril de 2018 en una honda controversia por las reprimidas protestas antigubernamentales, con unos 325 muertos, en exigencia de democracia, libertad y justicia y por el clamor de los opositores por el cese de un régimen oficialista al que acusan de dictadura dinástica. Haití se consolidó este año como constante centro de violencia política.
En el complicado contexto sobrevuelan los recientes estallidos de violencia en Ecuador, Panamá o Brasil, con un proceso electoral en Uruguay pendiente de definiciones. La segunda vuelta de los comicios uruguayos será el 24 de noviembre próximo entre el oficialista Daniel Martínez, del gobernante e izquierdista Frente Amplio, invitado al encuentro del Grupo de Puebla en Buenos Aires y con riesgo de perder ante el derechista Luis Alberto Lacalle, del Partido Nacional.
Presencia mexicana. El Grupo de Puebla anunció que al llamado a la capital argentina de las jerarquías comunistas, socialistas e izquierdistas de América Latina y el Caribe acudirá la dirigente política mexicana Yeidckol Polevnsky, presidenta y secretaria general de Morena.
El debate se efectuará con la expectativa de ese bloque ideológico de obtener un inesperado trofeo político, con la probable excarcelación del ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, uno de sus emblemas continentales y preso desde abril de 2018 tras ser hallado culpable de corrupción.
Convocado por Fernández, uno de sus gestores y fundadores, el Grupo de Puebla convergerá en Buenos Aires a debatir bajo el concepto de que “El cambio es el progresismo”.
Los organizadores informaron que fueron invitados los ex presidentes José Mujica, de Uruguay, Ernesto Samper, de Colombia, Dilma Rousseff, Fernando Lugo, de Paraguay, Rafael Correa, de Ecuador, y José Luis Rodríguez Zapatero, de España, entre otros dirigentes.
“El propósito de la reunión en Buenos Aires es el de seguir construyendo, entre todos, una agenda progresista que nos identifique y reúna”, dijo el colombiano Samper, citado en la cuenta de Facebook del Grupo de Puebla.
La conferencia de tres días se llevará a cabo tras lo que se convirtió en un hecho político de impacto hemisférico, por la visita que, como mandatario electo, Fernández realizó el pasado lunes en la capital mexicana al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, e impulsó con su homólogo mexicano una alianza, eje o bloque que definió como “progresista”.
A su paso por México, Fernández explicó que “en el Grupo de Puebla no estamos hablando de generar una referencia ideológica que se enfrente a nadie, simplemente es un conjunto de dirigentes de toda América Latina, respetuosos de las institucionalidades y de la democracia”.
El Grupo propone “alternativas a lo que ha imperado en los últimos años, por ejemplo, en Argentina, y es la búsqueda de volver a reencontrar un sistema político que devuelva la equidad perdida, el equilibrio y la igualdad social en América Latina, de eso hablamos”.
La meta, adujo, es “integrar canales de comunicación y de trabajo entre dirigentes de toda Latinoamérica con una mirada progresista y en respeto a la institucionalidad y a la democracia”.
Fernández podría sacar a Argentina del Grupo de Lima. López Obrador fue el primero que adoptó ese camino y excluyó a México de ese foro en enero de este año, al negarse a seguir los planes de desconocer a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela desde el 10 de enero pasado, tras acusarlo de que se reeligió en 2018 en comicios ilegítimos para un segundo sexenio, que finalizará en 2025. Maduro argumentó que las elecciones fueron legales.
El otro bando. Brasilia, entre tanto, acogerá este viernes a los jefes de la diplomacia o emisarios del Grupo de Lima, fundado por México, Argentina, Brasil, Costa Rica, Colombia, Paraguay, Chile, Canadá, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay y Perú.
Guyana y Santa Lucía se unieron después, México se retiró este año y Ecuador se le unió en septiembre de 2018. Estados Unidos respaldó repetidamente los pronunciamientos del Grupo de Lima.
Argentina está invitada porque el presidente de ese país, Mauricio Macri, todavía mantiene su participación.
El cónclave debatirá sobre el inmovilismo de la crisis venezolana, pese a que en 2019 prosiguió el éxodo incesante de venezolanos al exterior para huir de las también cada vez más graves dificultades socioeconómicas y de turbulencia política.
El Grupo de Lima desconoció a Maduro y reconoció al venezolano Juan Guaidó al ser declarado como presidente encargado o interino desde el 23 de enero pasado. Guaidó, electo el 5 de enero de este año como presidente de la Asamblea Nacional (Congreso unicameral), fue proclamado interino con la tarea de lograr el cese de lo que la oposición calificó como usurpación del poder por parte de Maduro, designar un gobierno de transición y llamar a elecciones libres.
Ninguno de los objetivos fue logrado hasta el momento, por lo que hay un empantanamiento pese a que Guaidó logró ser reconocido como gobernante legítimo por más de 50 países, entre los que están Brasil, con Bolsonaro, y Argentina, con Macri. Se prevé que Fernández modificará esa política al instalarse en la Presidencia y recrudecerá su pugna con Bolsonaro.