Brasilia.— Una factura sospechosa enviada al gobierno brasileño por una firma de Singapur para pagar una vacuna india se ha convertido en la punta de una trama que podría llegar hasta el presidente Jair Bolsonaro, de acuerdo con miembros de una comisión parlamentaria.
La factura de 45 millones de dólares, por 3 millones de dosis de la vacuna Covaxin, del laboratorio indio Bharat Biotech, aterrizó el 18 de marzo en el escritorio de Luis Ricardo Miranda, jefe de importaciones médicas del Ministerio de Salud de Brasil.
La vacuna aún no había sido entregada. Pero lo que intrigó a Miranda, quien se negó a autorizar su pago, fue que el contrato (por 300 millones de dólares) al que correspondía esa factura no mencionaba a Madison Biotech, la firma singapureña que la envió y que sería de fachada.
El funcionario testificó el viernes ante la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) instalada hace dos meses por el Senado para determinar las responsabilidades del gobierno en la gestión de la pandemia que ha dejado en el país más de 513 mil fallecidos y acumula más de 18 millones de contagios.
Según el diario O Estado de S.Paulo, Bharat Biotech inicialmente cotizó la dosis del inmunizante a 1.34 dólares, pero Brasil acordó pagarla a 15 dólares, más que por ninguna otra vacuna que haya comprado. Ante las dudas, Miranda y su hermano, el diputado Luis Miranda, hablaron el 20 de marzo con Bolsonaro.
El mandatario les habría asegurado que transmitiría el caso a la policía federal, cosa que al parecer nunca hizo, por lo que podría ser acusado de “prevaricación”.
En Argentina, mientras tanto, el gobierno de Alberto Fernández rindió ayer homenaje a los más de 92 mil fallecidos por Covid; desde abril, el país ve un alza de casos, con creciente ocupación de camas en terapia intensiva.
En Moscú se registró ayer el día más mortífero desde el comienzo de la pandemia. En las últimas 24 horas hubo 144 decesos por la enfermedad. En la capital rusa, como en países como Tailandia, Malasia y Australia, la variante Delta está causando estragos. Las autoridades rusas están redoblando esfuerzos para convencer a los escépticos de vacunarse.
