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El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, llegó la mañana del domingo a Beijing para sostener conversaciones sobre las tensiones bilaterales, en la visita de más alto nivel a China desde 2018.
Ninguno de los dos países espera grandes avances durante los dos días de visita de Blinken, dadas sus diferencias sobre una amplia gama de temas como comercio, tecnología y seguridad regional.
Pero Beijing y Washington han expresado el deseo de alcanzar mayor estabilidad en sus relaciones.
En una señal de la fragilidad del esfuerzo, la visita de Blinken estaba originalmente programada para febrero pero fue cancelada luego de que Washington dijera que detectó un globo de espionaje chino sobre territorio estadounidense.
Antes de partir, Blinken declaró en Washington que el objetivo del viaje es "abrir líneas directas de comunicación para que nuestros dos países puedan gestionar nuestra relación de manera responsable, lo que incluye abordar algunos desafíos y percepciones erróneas y evitar errores de cálculo".
"La competencia intensa requiere una diplomacia sostenida para garantizar que no se convierta en confrontación o conflicto", agregó Blinken.
Blinken habló acompañado de la ministra de Relaciones Exteriores de Singapur, Vivian Balakrishnan, quien afirmó que la región desea que Estados Unidos encuentre formas de coexistir con China.
Señaló que el viaje de Blinken "es esencial pero insuficiente".
Durante el vuelo de 20 horas, Blinken conversó por teléfono con sus colegas de Japón y Corea del Sur.
El consejero de Seguridad Nacional estadounidense, Jake Sullivan, viajó separadamente a Tokio para un diálogo con delegados de Japón, Corea del Sur y Filipinas.
Estados Unidos alcanzó acuerdos recientes sobre el envío de tropas al sur de Japón y el norte de Filipinas, ambos estratégicamente cerca de Taiwán, la isla de gobierno autónomo que China reclama como propia y ha prometido recuperar un día.
La creciente presión china sobre Taiwán ha sido uno de los principales focos de tensión entre Washington y Beijing.
China efectuó en agosto pasado grandes maniobras alrededor de Taiwán, las cuales fueron consideradas un ensayo para una invasión, luego de que la entonces presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi, visitara la isla.
En abril, China realizó tres días de simulacros militares luego de que la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, visitara Estados Unidos.
El viernes en Beijing, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Wang Wenbin, afirmó que Estados Unidos necesita trabajar con China para mejorar las relaciones.
"Estados Unidos considera a China como su 'principal rival' y 'el desafío geopolítico más trascendental'. Se trata de un grave error de apreciación estratégica", declaró Wang en una rueda de prensa.
Subrayó que las exigencias estadounidenses no deben privar a China de su legítimo derecho al desarrollo: "Esto no es 'competencia responsable', sino intimidación irresponsable. Sólo empujará a los dos países a la confrontación y creará un mundo dividido".
Blinken es el funcionario estadounidense de más alto nivel en visitar China desde que lo hiciera su antecesor, Mike Pompeo, quien luego encabezó la política de confrontación con Beijing del expresidente Donald Trump.
Pero a diferencia de Trump, el gobierno de Biden ha buscado cooperar con China en algunas áreas, como el cambio climático.
El exdiplomático estadounidense Danny Russell descartó que la visita de Blinken vaya a propiciar "una resolución a los grandes temas de la relación sino-estadounidense, ni siquiera los pequeños".
"Pero su visita bien puede reiniciar el tan necesario diálogo cara a cara y enviar una señal de que ambos países están pasando de la retórica airada en la tribuna de prensa a sobrias discusiones a puerta cerrada", agregó Russell, vicepresidente de la Asia Society Policy Institute.
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