Rangún.—Al menos 38 manifestantes fueron asesinados ayer, en uno de los días más sangrientos desde que Birmania sufrió un golpe de Estado y en el que diputados destituidos instaron a los ciudadanos a defenderse, en lo que llamaron “el momento más oscuro” de la nación.
Tan sólo en Rangún se reportó la muerte de al menos 21 personas, contra las cuales las fuerzas de seguridad dispararon tanto balas de goma como municiones reales. Algunos de los manifestantes iban armados con palos y cuchillos. En distintos puntos del país hubo otros informes de muertos y heridos y, de acuerdo con la Asociación de Asistencia para Prisioneros Políticos (AAPP, por sus siglas en inglés), el saldo de este domingo fue de al menos 38 fallecidos.
La junta militar decretó la ley marcial en dos barrios de Rangún. Se “otorga el poder administrativo y judicial de la ley marcial al comandante regional de Rangún para que la aplique” en las barriadas de Hlaing Tharyar y Shwepyitha (en la capital económica), indicó la prensa local.
La crisis no cesa en Birmania desde que el ejército derrocó a la líder civil Aung San Suu Kyi el 1 de febrero, provocando un levantamiento masivo en el que diariamente miles de personas protestan exigiendo el retorno a la democracia. Legisladores, entre ellos Mahn Win Khaing Than, llamaron a mantener la resistencia contra el gobierno militar: “Este es el momento más oscuro de la nación”, dijo Khaing Than en un video difundido en la cuenta del CRPH en Facebook. “También es el momento de poner a prueba a nuestros ciudadanos para ver cuán lejos podemos resistir en estos tiempos oscuros”, añadió.
La emisaria de las Naciones Unidas para Birmania, Christine Schraner Burgener, condenó el “continuo baño de sangre” en ese país.