TALLÍN, Estonia.- Los bielorrusos votaban este domingo en unas elecciones parlamentarias y locales estrictamente controladas, diseñadas para consolidar el gobierno del líder autoritario del país. Una líder opositora hizo una llamada a boicotear lo que describió como una “farsa sin sentido”.
El presidente, Alexander Lukashenko, que gobierna Bielorrusia con puño de hierro desde hace casi 30 años y el domingo anunció que se optaría de nuevo a la presidencia el año que viene, acusa a Occidente de intentar utilizar los comicios para socavar su gobierno y “desestabilizar” el país de 9.5 millones de personas.
La mayoría de los candidatos pertenecen a los cuatro partidos registrados: Belaya Rus, el Partido Comunista, el Partido Democrático Progresista y el Partido de Trabajo y Justicia. Todos esos partidos apoyan las políticas de Lukashenko. El año pasado se rechazó la inscripción de otra docena de partidos.
La líder opositora bielorrusa Sviatlana Tsikhanouskaya, que está en el exilio en la vecina Lituania después de desafiar a Lukashenko en las elecciones presidenciales de 2020, instó a los votantes a boicotear la consulta.
“No hay personas en las boletas que ofrezcan cambios reales porque el régimen sólo ha permitido que participen marionetas cómodas”, dijo Tsikhanouskaya en un mensaje en video. “Llamamos al boicot a esta farsa sin sentido, a ignorar estas elecciones sin opciones”.
Se trataba de los primeros comicios en Bielorrusia desde la disputada votación de 2020 que otorgó a Lukashenko su sexto mandato y desencadenó unas protestas masivas sin precedentes.
Las manifestaciones tomaron el país durante meses y sacaron a cientos de miles de personas a la calle. Más de 35 mil personas fueron detenidas. Miles fueron golpeadas bajo custodia policial y cientos de medios independientes y organizaciones no gubernamentales fueron cerrados e ilegalizados.
Lukashenko ha dependido de subsidios y apoyo político de su principal aliado, Rusia, para sobrevivir a las protestas. En febrero de 2022 permitió a Moscú que utilizara el territorio bielorruso para enviar tropas a Ucrania.
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Las elecciones se producían bajo una represión constante de la disidencia. Más de 1 mil 400 presos políticos siguen entre rejas, incluidos líderes de partidos opositores y el reconocido activista de derechos humanos Ales Bialiatski, que ganó el Nobel de la Paz en 2022.
La oposición dice que la votación anticipada iniciada el martes era muy vulnerable a la manipulación, ya que las urnas pasaron cinco días sin protección. Autoridades electorales dijeron que casi un cuarto de los votantes del país votaron en los primeros tres días de votación anticipada.
El Centro de Derechos Humanos de Viasna dijo que estudiantes, soldados, maestros y otros funcionarios habían sido obligados a votar por adelantado.
“Las autoridades utilizan todos los medios disponibles para garantizar los resultados que necesitan, desde emitir propaganda por televisión a obligar a los votantes a votar antes”, dijo el representante de Viasna Pavel Sapelka. “Se están produciendo detenciones, arrestos y registros durante la votación”.
En declaraciones durante una reunión el martes con mandos de las fuerzas de seguridad, Lukashenko dijo sin presentar pruebas que países occidentales barajaban un plan para dar un golpe de Estado en Bielorrusia o tratar de tomar el poder por la fuerza. Ordenó a la policía que reforzara las patrullas armadas en todo el país y declaró que “es el elemento más importante de asegurar la ley y el orden”.
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Tras la votación, Bielorrusia formará un nuevo organismo, la Asamblea Popular de Toda Bielorrusia, con 1 mil 200 escaños y que incluirá a funcionarios de alto nivel, legisladores locales, sindicalistas, activistas progobierno y otras personas. Tendrá amplios poderes, como la capacidad de considerar enmiendas constitucionales, así como nombrar funcionarios electorales y jueces.
Hace unos pocos años se creía que Lukashenko estudiaba liderar el nuevo organismo tras dejar el cargo, pero sus planes parecen haber cambiado y el domingo anunció que se presentaría a las elecciones presidenciales del año que viene.
“Digan (a la oposición) que me presentaré. Y cuanto más difícil sea la situación, más activamente alterarán a nuestra sociedad (...) más presión pondrán sobre ustedes, sobre mí y la sociedad, y antes me presentaré a esas elecciones”, dijo el mandatario a la prensa cuando acudió a votar en la capital bielorrusa, según medios estatales.
Por primera vez, Minsk se negó a invitar observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa para supervisar la votación. Bielorrusia es miembro de la OSCE, un grupo transatlántico de seguridad y derechos, y hacía décadas que sus observadores internacionales eran los únicos en los comicios bielorrusos.
Desde 1995, la OSCE no ha considerado ninguna votación en Bielorrusia como libre y justa.
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