Miami.— El presidente estadounidense, Joe Biden, esperó hasta el último minuto, pero finalmente, en medio de la creciente presión de su partido, anunció ayer su renuncia a la candidatura presidencial demócrata y su apoyo explícito a su vicepresidenta, , para tomar la estafeta, colocando la campaña 2024 en una zona incierta y a los demócratas en un momento clave: ¿unidad o desastre?

“La realidad política estadounidense acaba de dar un giro de 180 grados, especialmente en las estrategias de campaña de republicanos y demócratas”, comenta a EL UNIVERSAL Pablo Salas, politólogo y analista de Florida: “Es una de las consecuencias más importantes después de que el presidente Joe Biden anunciara que se baja de la contienda presidencia”.

“Ha sido el mayor honor de mi vida ser su presidente y si bien mi intención ha sido buscar la reelección —en las presidenciales del 5 de noviembre—, creo que lo mejor para mi partido y para el país es que me retire y me concentre sólo en cumplir mis deberes como presidente durante el resto de mi mandato”, explicó en una carta el mandatario de 81 años mientras se recupera de Covid-19, la gota que derramó el vaso tras su desastroso desempeño en el debate con Donald Trump el 27 de junio, y luego del atentado en el que el republicano recibió un rozón de bala en el oído, impulsando su imagen entre su base, que hoy lo considera “el elegido”.

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Una manifestante proBiden agradece al presidente sus acciones, mientras un antiBiden muestra un letrero que dice “adiós Joe”. Foto: Joe Scalzo EFE
Una manifestante proBiden agradece al presidente sus acciones, mientras un antiBiden muestra un letrero que dice “adiós Joe”. Foto: Joe Scalzo EFE

Biden, quien dejó claro que se mantiene en la presidencia y que quiere concentrarse en ella, disparó: “Quiero ofrecer todo mi apoyo y respaldo para que Kamala sea la candidata de nuestro partido este año. Demócratas: es hora de unirse y vencer a Trump. Hagámoslo”.

Hernán Molina advierte a este diario que con esta decisión de Biden “el tiempo se les viene encima a ambos partidos”, los demócratas tienen unas semanas para decidir si cierran filas con Harris o llegan divididos a la Convención Demócrata, prevista entre el 19 y 22 de julio, con distintos candidatos entre los cuales los delegados deberán elegir.

Pero los republicanos también tienen que hacer cambio de estrategia, porque no será lo mismo para el candidato presidencial Donald Trump pelear con Biden, quien ya había exhibido su debilidad en el debate del 27 de junio, que con alguien más joven, y con una campaña que justo le volteó la situación, porque ahora es Trump el candidato más viejo, con 78 años.

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¿Qué sigue?

“El partido va a comenzar ya a hacer un sondeo muy serio para poner un nombre o quizás dos como los posibles sustitutos del presidente Joe Biden” explicó a este diario un miembro del Caucus Hispano que pidió no ser identificado: “Otros candidatos interesados también pueden poner sus nombres a consideración para ser el nuevo nominado del partido”. Hasta anoche, la única en expresar su intención de buscar la candidatura ha sido Harris: “Me siento honrada de contar con el respaldo del Presidente y mi intención es ganar esta nominación”, dijo.

Los aspirantes a suceder a Biden “deberán hacer rápidas y efectivas campañas para estar presentes en la visión de los delegados de todo el país y de esta manera poder alcanzar el lugar que están buscando”, subraya el demócrata consultado.

Biden deberá dejar a los delegados en libertad de elegir al candidato que consideren más conveniente en la convención en Chicago. Otra opción, manejada incluso desde antes de que Biden bajara de la contienda, es una telellamada donde participen los delegados y se tome una decisión, antes de la convención. Se trata de una alternativa poco probable y puesta en duda entre los mismos demócratas, que buscan dar señales de transparencia.

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De realizarse la elección en la convención, explica el miembro del Caucus Hispano, el proceso sería así: “Los delegados votarán para seleccionar al nuevo candidato presidencial. El candidato debe obtener una mayoría de votos de los delegados para ser nominado oficialmente. En la primera ronda de votación, sólo los delegados comprometidos votan; si no se alcanza una mayoría, los superdelegados —líderes del partido y funcionarios electos— pueden votar en rondas posteriores” para inclinar la balanza.

Entre más candidatos, más división y más probabilidades de que los republicanos arrasen en noviembre, pero los demócratas, a diferencia de los republicanos, no se han caracterizado por su disciplina —incluso Nikki Haley terminó por apoyar a Trump en la convención, después de rechazarlo en la campaña.

Mientras los Clinton expresaron su apoyo inmediato a Harris, los Obama no lo hicieron ni tampoco la expresidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, mostrando que la unidad quizá no es aún un trato cerrado.

La reacción de Trump y su campaña fue inmediata: “El corrupto Joe Biden no era apto para postularse como presidente y, ciertamente, no es apto para servir — ¡Y nunca lo fue!—”, publicó Trump en su red Truth Social. “Harris será incluso peor para la gente de nuestra nación que Joe Biden”, añadió su equipo de campaña, que acusó a Harris, en un anuncio de campaña, de “encubrir el obvio declive mental” de Biden.

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