Washington.— El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, llamó ayer a prohibir los fusiles de asalto y urgió al Congreso regular la tenencia de armas después del tiroteo que dejó 10 muertos en Colorado, la segunda masacre de este tipo en menos de una semana.
El ataque, ocurrido el lunes en un supermercado de la ciudad de Boulder, se produjo días después de que un hombre matara a ocho personas en varios salones de masaje asiáticos de Atlanta, en Georgia. Una repetición que suscitó llamadas urgentes a la administración demócrata y a los legisladores para que actúen.
Identificado como Ahmad Al Aliwi Alissa, el sospechoso resultó herido en la pierna y hospitalizado. Su condición es “estable” y debe ser trasladado a prisión en poco tiempo, declaró la jefa de la policía de Boulder, Maris Herold, en una conferencia de prensa. “Fue acusado de 10 asesinatos”, precisó. Todavía se desconocen las motivaciones de este hombre de 21 años, descrito por conocidos como “antisocial” y “paranoico”, y de quien las autoridades descubrieron que había adquirido un arma semiautomática Ruger AR-556 menos de una semana antes del tiroteo.
Todas las víctimas, entre las que se incluye un policía, fueron identificadas y tenían edades comprendidas entre los 20 y los 65 años.
Biden ordenó que las banderas ondeen a media asta en todos los edificios públicos.
“No necesito esperar un minuto más, todavía menos una hora, para tomar medidas de sentido común que salvarán vidas en el futuro y para exhortar a mis colegas de la Cámara y el Senado a actuar”, aseguró. “Debemos prohibir también los fusiles de asalto”, añadió el mandatario.
La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, se refirió más tarde a diferentes mecanismos para reforzar el control de armas de fuego y responder de forma más general a la “violencia en la población”. Esto podría pasar, según ella, por “acciones del Ejecutivo”, y no únicamente por un proceso legislativo.
Testigos indicaron haber escuchado en un principio varios disparos en el aparcamiento de la tienda King Soopers, donde Ahmad Al Aliwi Alissa habría comenzado por matar a un hombre con varios tiros antes de continuar disparando en el interior tras la llegada de la policía, la tarde del lunes.
Nevin Sloan, quien logró escapar por poco con su esposa Quin- lan, describió el pánico creciente a medida que las detonaciones se aproximaban. “De repente, escuchamos más ‘bang, bang, bang’. Corrí hacia ella [su esposa] y le dije: ‘Tenemos que salir de aquí’”, contó a la cadena CBS.
“Deberíamos poder ir a comprar comida sin miedo... Pero en Estados Unidos, no podemos”, lamentó el expresidente Barack Obama, llamando en un comunicado a “superar la oposición de políticos cobardes y la presión del lobby de las armas”.
“Es necesario actuar ahora para evitar que esta lacra siga lastrando a nuestras comunidades”, afirmó la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. El jefe de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, denunció “una epidemia continua de violencia con armas de fuego que roba vidas inocentes con una regularidad alarmante”. Sin embargo, es improbable que una legislación regulatoria sea aprobada en el Senado, donde se necesitan al menos nueve votos republicanos.
La ciudad de Boulder, una localidad de unos 110 mil habitantes situada 50 kilómetros al noroeste de Denver, la capital de Colorado, impuso una prohibición sobre los fusiles de asalto después de la matanza de Parkland, donde murieron 17 personas, en Florida en 2018. Pero la semana pasada, un juez bloqueó este veto, reportó el diario The Denver Post, una decisión que fue celebrada por la Asociación Nacional del Rifle (NRA).