San José. – El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, recogerá la próxima semana, en la IX Cumbre de las Américas, en Los Ángeles, California, la cosecha de tempestades de los vientos que su predecesor, Donald Trump, sembró en América Latina y el Caribe de 2017 a 2021.
Tras instalarse en enero de 2021 en la Casa Blanca, Biden tampoco se movilizó con tenacidad para tratar de apaciguar los ventarrones que su antecesor republicano le heredó en el convulso hemisferio occidental.
Ceñido a las viejas dificultades continentales de migración irregular, narcotráfico, corrupción o seguridad, y con China y su dragón al acecho, el mandatario demócrata no intentó, al menos, ejecutar un golpe de timón para refrescar la política de Washington hacia una zona a la que EU siempre desdeñó como su “patio trasero” y que está urgida de saldar sus endémicas deudas sociales.
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El único viaje de Trump a América Latina y el Caribe fue en 2018 a una reunión en Buenos Aires del Grupo de los 20 (G20), que congrega a las economías más ricas y en desarrollo del mundo y con tres del área —México, Argentina y Brasil—, por lo que tampoco significó un encuentro con sus vecinos americanos.
Centrado en 2021 en la aguda crisis migratoria de latinoamericanos, caribeños, asiáticos y africanos en la frontera con México, la retirada de EU de Afganistán, las pugnas con China y Rusia y otros conflictos en Asia, África y Europa, Biden recolectó en 2022 la borrasca que Trump cultivó con vendavales en América Latina y el Caribe.
Biden cumplió más de 16 meses de gestión y se ignora si hará una primera gira regional. En contraste, y en su gobierno de 2009 a 2017, el entonces presidente de EU, Barack Obama, visitó México, Cuba, Chile, Costa Rica, Argentina, Brasil, Colombia, El Salvador, Panamá, Perú, Jamaica y Trinidad y Tobago.
Al excluir a Cuba, Nicaragua y Venezuela de Los Ángeles, EU alegó que incumplen la cláusula definida en la Cumbre de las Américas de 2001 en Canadá para participar: respeto a la democracia.
Si en la cumbre, prevista del 6 al 10 de este mes, hay una reducida asistencia de los restantes 32 de jefes de Estado y de Gobierno, pasaría a la historia como un fracaso diplomático de Biden.
“Es un pertinente llamado de atención de América Latina y el Caribe a EU para que rectifique, amplíe y fortalezca su política hacia esta región y tienda puentes de comunicación”, afirmó el diplomático y abogado costarricense Enrique Castillo, ex canciller de Costa Rica.
“Luego de Obama ha habido un vacío entre América Latina y el Caribe y EU, principalmente por la manera en que Trump las condujo, o no las condujo del todo. Trump impulsó una política agresiva a la migración, a México y otros países. La ruptura se produjo con Trump y el vacío permanece”, dijo Castillo a EL UNIVERSAL.
Al recordar que Biden “ha tenido escasos contactos con la zona”, mencionó que “hizo guiños” a Centroamérica, para ayudarla a evitar la migración irregular, y a Venezuela, por la eventual compra de petróleo.
“Pero lo demás ha estado abandonado. En el Caribe se siente un alejamiento con EU y allí tres países son muy influyentes: México, Venezuela y Cuba, unidos en su rechazo a las exclusiones de Biden para la cumbre”, subrayó.
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A México
Un revés de Biden en Los Ángeles voltearía las miradas de Washington hacia el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. A finales de abril pasado, López Obrador rechazó la decisión de Biden de excluir a Cuba, Venezuela y Nicaragua.
A inicios de mayor anterior, condicionó su asistencia a que ningún gobernante fuera excluido de la reunión y se ganó el apoyo de Bolivia y de los 14 gobiernos de la Comunidad del Caribe (CARICOM), que tampoco enviarían a sus mandatarios.
“La poca asistencia manifiesta la delicada situación entre EU y América Latina y el Caribe. No ha estado bien canalizada la política exterior de Biden”, adujo el politólogo ecuatoriano Sebastián Mantilla, director ejecutivo del (no estatal) Centro Latinoamericano de Estudios Políticos (CELAEP), de Ecuador.
“La visión sin claridad de Washington hacia la región lleva a lo que pasa con la cumbre. El problema de fondo es cómo se está entendiendo, o no entendiendo, a la zona desde EU. Hay que ajustar tuercas, un cambio importante a la política exterior de Biden con América Latina y el Caribe”, planteó Mantilla a este diario.
De espalda
Por primera vez desde que las cumbres de las Américas fueron instituidas en 1994, el presidente de turno de EU faltó a una de esas citas. Trump se negó en 2018 a acudir a la octava, en Lima, Perú, y envió al vicepresidente Mike Pence.
La ausencia contrastó con la séptima en 2015 en Panamá, donde Obama abrió un momento estelar de lo que sería una nueva era en el nexo de EU con América Latina y el Caribe.
Luego de que Washington y La Habana anunciaron en 2014 el inicio de un deshielo en sus vínculos, tras más de 54 años de ruptura diplomática, y sepultaron el último vestigio de la Guerra Fría en América, Obama y el entonces presidente de Cuba, Raúl Castro, se reunieron en 2015 en Panamá. El proceso se completó ese año con el pleno restablecimiento diplomático y en 2016 con el viaje de Obama a La Habana.
Después de casi 55 años de todo tipo de choques entre ambos países, por el rechazo de Washington al modelo comunista y a la alianza de La Habana con la ahora desaparecida Unión Soviética, Obama buscó normalizar lazos con Cuba sin renunciar a la exigencia de EU de democracia y respeto a los derechos humanos en la isla y recibió el beneplácito en consenso de los países americanos.
EU siempre votó en la Organización de Naciones Unidas (ONU) contra una resolución de condena al embargo económico que le impuso a La Habana en 1962, pero Obama ordenó abstenerse en 2016 a su delegación.
La revolución cubana jamás aceptó abrir ni un milímetro de su rígido aparato unipartidista del Partido Comunista de Cuba (PCC): Trump retrocedió, recrudeció el embargo y enfrió los lazos.
Pero el retroceso, con escasas excepciones, también golpeó al resto de gobiernos americanos.
Quieren a AMLO en la reunión
El presidente de EU, Joe Biden, quiere que su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, acuda la próxima semana a la Cumbre de las Américas, aseguró el principal asesor de la Casa Blanca para las Américas, Juan González, en teleconferencia.
González dijo que se están tomando en cuenta las opiniones de México y otros países de “invitar a todos” y que Biden, “personalmente”, quiere a López Obrador en el evento. “Confiamos en que la cumbre tendrá una muy buena asistencia. Nuestra relación con México es y seguirá siendo positiva”, dijo.
*Con información de AFP
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