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Beryl deja sin energía a Houston, donde el calor "succiona el alma del cuerpo"

Casi un millón de usuarios siguen sin energía tras el paso del fenómeno meteorológico

Rick Gordon, de Plainfield, Vermont, observa lo que queda de Mill Street y un edificio de apartamentos después de que los restos del huracán Beryl causaran inundaciones y destrucción. Foto: AP
12/07/2024 |12:21
AFP
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Sin luz para siquiera encender un ventilador, Josh Vance siente que el calor lo consume dentro de su casa en Houston, la mayor ciudad del estado de , donde casi un millón de usuarios siguen sin energía tras el paso del .

Mientras operarios trabajan por restablecer el servicio, cientos se guarecen en el aire acondicionado de alguna dependencia pública habilitada como "centro de enfriamiento", tras cinco días sin luz. Otros hacen enormes filas en sus autos para recibir un poco de hielo, agua y alimentos.

El huracán Beryl, entró el lunes en Estados Unidos y dejó al menos ocho fallecidos, siete de ellos en Texas, por cuyas costas ingresó. Su próspera industria petrolera no se vio afectada pero barrios y carreteras se inundaron, árboles fueron arrancados de raíz y se dañaron postes y líneas de transmisión.

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Antes de degradarse, Beryl dejó a más de dos millones de clientes sin energía. Casi la mitad de ellos aún no recupera el servicio, según el sitio poweroutage.

En Houston, la cuarta mayor ciudad de Estados Unidos, Josh Vance, de 43 años, vive con dos de sus hijos y su gata. Durante el día se resguarda en un centro comunitario con aire acondicionado, cuando las sensaciones térmicas afuera bordean los 40ºC.

Pero en la noche debe volver a su casa, que ha recibido el azote del sol. "Lidiar con el calor en casa es terrible. Estamos sufriendo. Trato de mantener el ánimo en alto a mis hijos pero no voy a mentir. Este calor nos está matando. Está succionando la vida y el alma de mi cuerpo", explica.

Ha dejado abiertas todas las ventanas pero, pese a ello, encontró "casi muerta" a su gata, que pasó el día allí. "Es una de las cosas más miserables que he sentido en mi vida. Me desperté esta mañana [jueves] con los ojos casi hinchados, cerrados y , rojos, no sé por qué", cuenta.

"Estamos acostumbrados a la energía y, sin ella, es como vivir en el infierno", explica.


La autonomía de Texas

Estados Unidos tiene dos grandes redes eléctricas: una para el este y otra para el oeste. Cada red está conectada a distintas fuentes de energía, y si un estado tiene problemas, otro de la misma red lo apoya. Pero Texas es el único estado con una red autónoma.

Ya en febrero del 2021 unas inusuales heladas hicieron colapsar el sistema eléctrico texano, ante la alta demanda por calefacción. El servicio de gas natural también se vio afectado. Decenas murieron de frío.

En Houston, la red de transmisión y distribución es administrada por la firma CenterPoint. Funcionarios y ciudadanos la han cuestionado por tomarse tanto tiempo en restituir el servicio, cuando se trató de un huracán categoría 1, el menor en la escala.

"Siento que subestimaron el impacto de la tormenta (...) Parece que no estaban tan preparados, debieron haberlo estado y no estaban listos", dijo el jueves el vicegobernador de Texas, Dan Patrick, quien anunció una investigación.

"Entiendo lo frustrante que es quedarse sin electricidad, especialmente con este calor (...) Pero estoy orgulloso del progreso que hemos logrado" dijo al diario Houston Chronicle el director ejecutivo de la firma, Jason Wells, al explicar que ya repusieron el servicio a la mitad de los afectados.

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Mientras siguen las discusiones, la comida en el refrigerador de María Dionisio se descompone. Ella llegó con su bebé a un "centro de enfriamiento" en el sur de Houston para refrescarse y recibir algo de hielo y agua.

"Se fue la luz, nos dio miedo y fue complicado. Por mi bebé me asusté mucho por él, sí. No ha llegado la luz, está complicado (...) Ya no hay nada que comer, se arruinaron todas las cosas que estaban en la refri", comenta esta guatemalteca, en un estado donde el 40% de su población es latina.

En el norte de la ciudad, una fila de autos de más de 1 km se forma para recibir agua y alimentos. Brittany Nave, de 40 años, con sus tres hijos esperan recibir suministros.

Dice que les ha costado dormir de manera cómoda. "Ha hecho mucho calor y estamos encontrado cosas para hacer. Pero estamos agradecidos por el agua y el hielo", dice.

No todos están optimistas. "Le pido a Dios que no haya otro [huracán] detrás de este porque, si lo hay, estamos en problemas. Ni siquiera pudimos enfrentar uno de categoría 1... Es una locura", asegura Josh.

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