El estadounidense Benjamin Ferencz, último fiscal de los procesos de Nuremberg, falleció a los 103 años tras una vida dedicada a la justicia internacional, informó su hijo el sábado a la AFP.
Murió "tranquilamente en su sueño" el viernes por la noche en una residencia medicalizada de Florida, en el sureste de Estados Unidos, por "causas naturales", precisó Donald Ferencz.
"Si mi padre hubiese podido dar una última declaración, estoy seguro de que habría dicho: la ley, no la guerra", agregó.
Lee también: Ucrania, un largo camino a la justicia
A los 27 años, Benjamin Ferencz dirigió la acusación de Estados Unidos durante el proceso de los Einsatzgruppen en 1947. Veintidós responsables de esas unidades móviles de exterminio, que siguió el avance alemán en Europa del Este, fueron condenados tras la exposición de sus crímenes.
Con base en archivos nazis, Ferencz estimó en más de un millón de las víctimas judías de esta "Shoah por bala".
Nacido en los Cárpatos de padres judíos y refugiado a los 10 meses en Estados Unidos, estudió Derecho en la prestigiosa Universidad de Harvard.
Movilizado durante la Segunda Guerra Mundial, luchó en Europa antes de ser encargado de reunir pruebas de los crímenes nazis.
Lee también: Trump acusa a los demócratas de usar prácticas "soviéticas" por su imputación
Explicó en un libro en 1988 haber sido marcado por siempre por "los hornos crematorios (...) y los cuerpos demacrados, apilados como leña" en los campos de exterminio.
Trabajó en el equipo de los fiscales estadounidenses en Nuremberg, la ciudad de Baviera en donde los aliados juzgaron durante 13 procesos los crímenes nazis, lo que sentó las bases de un sistema de justicia penal internacional.
Generalmente discreto en los medios, consideró en una entrevistada dada en mayo a la cadena CBS que el presidente ruso, Vladimir Putin, era "un criminal de guerra" y que Rusia debería ser juzgada por la justicia internacional por su "agresión" contra Ucrania.