El papa emérito Benedicto XVI, quien falleció hoy a los 95 años, nunca pensó que vivirá casi una década tras su renuncia en 2013 y pasó sus últimos años pidiendo perdón por “ser un peso” a las cuatro laicas consagradas del instituto Memores Domini que lo atendieron todo este tiempo.
En los últimos meses continuaba expresando su deseo de “ ir a la casa del padre ”, explican fuentes cercanas a las cuatro Memores Domini, que no se separaron de él hasta el último momento, haciendo turnos, durante las 24 horas.
Cuando su estado de salud era ya muy frágil, pedía perdón continuamente a estas mujeres porque decía “que era un peso para ellas” y siempre dijo que “no pensaba durar más de 4 o 5 años” después del anuncio de su renuncia en febrero de 2013, justo porque “no se sentía con fuerzas” de continuar con el pontificado.
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En estos últimos días, la oficina de prensa del Vaticano explicó que Benedicto XVI participaba en las misas y así lo confirman las personas cercanas asegurando que “aunque ya no respiraba bien, levantaba los brazos en los momentos oportunos de la celebración”.
Añaden quienes le conocieron muy de cerca “que siempre fue una persona muy serena” y que sólo perdió la serenidad con el caso Vatileaks , la filtración de documentos por parte de su mayordomo Paolo Grabriele. “El demonio ha entrado en esta casa”, confesaba Benedicto XVI a quienes le rodeaban. En esa filtración se hablaba de las profundas divisiones en el seno de la Iglesia católica.
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También, explican, vivió con “silencio” y “reflexión” el momento tras su renuncia y la elección del nuevo papa. “Solo con la elección de Francisco se quedó tranquilo”, añaden.
Con la sencillez con la que vivió apartado en el monasterio Mater Eclessiae, donde residió estos últimos 10 años en los jardines vaticanos, así ha pedido que sean sus funerales.
Será el papa Francisco quien oficiará el funeral por el pontífice emérito, el próximo 5 de enero, a las 9.30 horas (8.30 GMT), en la plaza de San Pedro, informó el portavoz del Vaticano, Matteo Bruni.
Según avanzó Bruni, Benedicto XVI dejó como última voluntad que su funeral fuera “ lo más sencillo posible . Solemne pero sobrio”.
También explicó que en el momento del fallecimiento Benedicto XVI se encontraba con su fiel secretario, monseñor George Ganswein, y con las cuatro mujeres.
Bruni reveló asimismo que el papa emérito recibió el sacramento de la extrema unción el pasado miércoles, 28 de diciembre, cuando ya sus condiciones de salud eran graves.
La capilla ardiente de Benedicto XVI tendrá lugar desde este lunes 2 de enero en la basílica de San Pedro del Vaticano y el cuerpo permanecerá para un último adiós de los fieles hasta el 4 de enero.
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