Bruselas.- Con la encomienda de mantener los compromisos políticos, financieros y militares asumidos con Ucrania ante la invasión rusa, Bélgica, socio fundador de la Unión Europea, asume este 1 de enero las riendas de la presidencia semestral europea.
Como titular de la presidencia del Consejo de la Unión, también debe encontrar el punto de equilibrio al interior del bloque frente a la destructiva ofensiva de Israel en la Franja de Gaza, en represalia por el sanguinario ataque terrorista perpetrado por los radicales palestinos de Hamas.
“Definitivamente, mantener la unidad será el gran desafío de la presidencia belga”, subrayó Jean-Louis De Brouwer, director de Asuntos Europeos del Instituto Real de Relaciones Exteriores Egmont en un foro digital convocado por el European Policy Centre.
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El presidente ruso Vladimir Putin apuesta a la fatiga de las naciones Occidentales para derrotar al régimen de Volodimir Zelensky, quien sigue en Palacio Mariyinski, residencia oficial del presidente de Ucrania, gracias a que Bruselas, junto con otras potencias, ha cerrado filas, brindando apoyo diplomático, financiero y bélico.
El 2024 arranca sin unanimidad, el presidente húngaro Viktor Orbán tiene bloqueado el paquete presupuestario de la UE que incluye una ayuda de 50 mil millones de euros a Ucrania. Los críticos aseguran que Orbán ha tomado a Ucrania como rehén para tratar de liberar los más de 30 mil millones de euros congelados por Bruselas por la incapacidad del país por reparar los daños causados al Estado de derecho.
Las discusiones sobre la ayuda al gobierno de ucrania se reanudarán en algún momento de enero. Por lo pronto, Orbán ya consiguió desbloquear 10 mil 200 millones de euros de fondos de cohesión. La versión oficial es que no hay relación entre la liberación del dinero congelado y la hostilidad Orbán frente a Ucrania.
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El dossier de Gaza es aún más complicado; las visiones políticas son encontradas. Alemania, República Checa y Hungría están con Israel, mientras que Irlanda, España y Bélgica se inclinan por la causa palestina.
Las graves violaciones al derecho internacional cometidas por Israel, entre ellas el supuesto uso de fósforo blanco durante las operaciones militares en Gaza y el desplazamiento forzado de 1.9 millones de personas, complicarán aún más las tareas de la presidencia del Consejo Europeo en la búsqueda de consenso para una solución pacífica a la crisis.
Será la decimotercera ocasión que Bélgica asume la presidencia rotatoria. La última vez fue en 2010, cuando la comunidad buscaba respuestas a una crisis financiera y bancaria y que terminó convirtiéndose en una de deuda soberana.
Entre las principales tareas del reinado, está la de actuar como mediador en la búsqueda de compromisos entre los Estados miembros.
Tiene enfrente una larga agenda legislativa, más de 150 archivos. El desafío radica en que el tiempo es limitado, máximo siete semas para arrojar resultados.
Del 6 al 9 de junio habrá elecciones para elegir la nueva composición del Parlamento Europeo, y los eurodiputados, alrededor del mes de marzo, estarán haciendo campaña en lugar de ocuparse de los encargos hechos a la asamblea.
No podrá delegar responsabilidades al siguiente semestre, ya que durante ese periodo tendrá lugar la euroescéptica presidencia húngara, la nueva Eurocámara estará distraída por luchas de reparto de poder político y los debates estarán enfocados en el nombramiento del colegio de la Comisión Europea, cuyo mandato concluye este año.
De acuerdo con el premier belga Alexander de Croo, el programa de trabajo está centrado en tres grandes ejes. El primero es protección ciudadana, es decir, apoyo para Ucrania ante la invasión rusa, reforzamiento de las fronteras, fortalecimiento de las capacidades sanitarias, y protección del Estado de derecho.
Otro es fortalecimiento económico. “Tenemos una necesidad urgente de aumentar la competitividad de la UE a nivel global, al mismo tiempo que afrontamos el desafío de una transición económica verde, digital y justa", afirmó De Croo.
Las últimas previsiones de la Comisión Europea muestran que el crecimiento económico de la Eurozona será del 0,6 % en 2023 y para 2024 de 1,2 %.
El tercer gran apartado está dirigido a sentar las bases para adaptar las instituciones europeas para el futuro. La apuesta es una nueva ampliación, aunque en la mayoría de las capitales no hay apetito para recibir nuevos socios, que serían de economías más pequeñas y vulnerables, como Macedonia del Norte, Moldavia y Georgia. En concreto, Alexander de Croo pretende avanzar en la Agenda Estratégica de la UE para el periodo 2024-2029.
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