Bakú.— Un estallido seco, potente, seguido de una breve columna de humo gris rompió la calma en la carretera entre Fuzuli y Jabrayil, en el Alto Karabaj, el agreste territorio montañoso que Azerbaiyán recuperó tras 27 años de ocupación armenia en una guerra de 44 días que detuvo el cese al fuego mediado por Rusia el 10 de noviembre de 2020.
Una mina antitanque fue así detonada a distancia, sin causar daño, por los equipos de la Agencia de Acción contra las Minas de la República de Azerbaiyán, en el transcurso de una visita a este país del Cáucaso realizada por EL UNIVERSAL y otros medios latinoamericanos.
Desde el cese al fuego, 103 civiles y cuatro militares azeríes, además de dos armenios, han muerto por las minas y un centenar quedaron heridos; la limpieza en una superficie de 10 mil kilómetros cuadrados similar a la de Líbano, de por sí siempre lenta, costosa y ardua, se complica porque las autoridades de Ereván sólo han entregado los mapas con 25% del terreno minado.
Moscú propuso en mayo crear una comisión conjunta para el deslinde fronterizo, luego de que Ereván aseguró que tropas azeríes entraron a sus provincias de Syunik y Gegharkunik, lo que Bakú niega. Pero la respuesta del gobierno armenio insistió en el retiro azerí, al destacar que sólo después podrían crearse condiciones para negociar. Debido al minado de zonas civiles, Mammadov recalcó que se ha denunciado a Armenia ante el Alto Comisionado de Naciones Unidas y la Corte Europea de Derechos Humanos.
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En el recorrido por Fuzuli, Jabrayil, Agdam y Shusha —esta última ciudad es considerada la cuna de la cultura azerí, a casi 2 mil metros de altura— pudo confirmarse lo encarnizado de la lucha el año pasado que causó entre 6 mil y 10 mil víctimas en ambos lados dejando una amplia estela de destrucción. Restos de casas, tanques abandonados, vestigios arqueológicos, monumentos y edificios históricos vandalizados que se remontan a los kanatos persas o al periodo soviético imprimen un aire de soledad y tristeza al Karabaj.
La reconstrucción, sin embargo, ya empezó y es visible el trajinar de maquinaria pesada que pone en pie la infraestructura básica. Los planes son ambiciosos y pasan por el aeropuerto internacional de Fuzuli inaugurado este mes y la creación de “ciudades inteligentes” que sean sustentables y que atraigan inversión y habitantes, como resalta Bashir Hajiyev, representante especial del presidente Aliyev en Agdam.
Farid Shafiyev, director del Centro de Análisis para Relaciones Internacionales en Bakú, recordó que los NoAl son después de Naciones Unidas el organismo multilateral con más integrantes y, en el marco de la presidencia azerbaiyana del bloque (2019-2022), afirma que su relevancia no es tan obvia en América Latina “porque todavía hay una Guerra Fría por Venezuela, Rusia y China, pero en nuestra región está vigente”.
Descartó que las tensiones con Ereván desaten otra guerra generalizada, aunque existen facciones revanchistas que buscan reactivarla, apoyadas por la influyente diáspora armenia en EU, Francia y Argentina. En Rusia y Francia, añade Shafiyev, persiste la política de divide y vencerás, “pero nuestro objetivo es el fin duradero del conflicto”.