El presidente estadounidense Donald Trump levantó temporalmente restricciones a la navegación de barcos extranjeros en aguas estadounidenses hacia Puerto Rico, para abastecer rápido de combustibles y suministros a la isla, que intenta recuperarse del paso del huracán María. Sin embargo, las autoridades locales subrayaron que la devastada infraestructura del territorio está complicando movilizar la ayuda a los sitios donde se requiere.
La cadena CNN dijo, citando a José Ayala, vicepresidente de la compañía naviera Crowley, que al menos 10 mil contenedores con suministros como comida, agua y medicinas, estaban en el puerto de San Juan, si que los productos puedan movilizarse por la falta de camiones y los daños en los caminos.
La mayoría de los 3.4 millones de habitantes de la isla caribeña tampoco tienen electricidad.
Brock Long, administrador de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA, por su sigla en inglés) dijo que estaba insatisfecho con la respuesta federal, pero que las operaciones de socorro se han visto obstaculizadas por los daños en el sistema de control aéreo, aeropuertos y puertos.
El gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, había pedido una exención de la Ley Jones, que restringe la navegación entre puertos estadounidenses a embarcaciones de propiedad y bajo operación de Estados Unidos, para asegurar que no haya impedimento para que lleguen a la isla caribeña los suministros.
La exención, que estará vigente 10 días y cubrirá todos los productos enviados a Puerto Rico, fue firmada ayer por la secretaria interina del Departamento de Seguridad Nacional, Elaine Duke, informó la cartera en un comunicado. Según Duke, “los esfuerzos de socorro están bajo control, están avanzando muy bien”.
“La red de energía eléctrica en Puerto Rico está totalmente arruinada. Un gran número de generadores están ahora en la isla. La comida y el agua están allí”, dijo el presidente Donald Trump, quien viajará a la isla el martes 3 de octubre.
Ayala pintó un panorama distinto. “El problema ha sido la logística, la parte de la cadena de suministro que mueve la carga de nuestra terminal a los anaqueles o a las mesas de la gente aquí. Este huracán fue catastrófico”.
El general de brigada Richard Kim es el responsable de coordinar los recursos militares en colaboración con los miembros de agencias federales llegados desde EU, que unidos a los del gobierno local centran sus esfuerzos para que el combustible y los suministros fluyan. El objetivo es romper el “tapón” formado en la línea de distribución —provocado, principalmente, por la escasez de camioneros—, que impide que la población pueda adquirir combustible en las gasolineras.
A ocho días del azote de María en este Estado Libre Asociado de EU, la población sigue agolpándose en las gasolineras y en supermercados, que funcionan de manera limitada y en número reducido, lo que provoca ansiedad en la población.
El gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, dijo que se desplegarán mil 460 miembros de la Guardia Nacional en Puerto Rico y que se ha solicitado a EU el envío de refuerzos.
“Dos huracanes de categoría 5 han pasado por Puerto Rico. Estamos tomando acción y se ven resultados”, dijo el jefe del Ejecutivo sobre la respuesta ante el ciclón, y pidió “paciencia y prudencia” a la población.
Rosselló dijo que un total de 86 sucursales bancarias abrieron sus puertas y seis centros de salud de campaña ofrecen servicio a la población, sumados a 23 hospitales. El sistema de telecomunicaciones, literalmente “tumbado” con el paso de María, opera a casi 30%.
Rosselló informó que hay 689 gasolineras operativas y 160 refugios en funcionamiento.