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Basilea, Suiza.— Un científico australiano de 104 años que viajó a Suiza para terminar con su vida entonó ayer la Oda a la Alegría de Beethoven, mientras contaba a periodistas que la ley de suicidio asistido de este país le permitirá quitarse la vida legalmente.
David Goodall no tiene una enfermedad terminal, pero dice que su calidad de vida se ha deteriorado significativamente en los últimos años y está listo para morir. “No quiero vivir más”, dijo Goodall a los periodistas reunidos en una pequeña habitación de un hotel situado en Basilea. “Uno debería ser libre de elegir la muerte, cuando la muerte es en un momento adecuado... Me siento feliz de tener la posibilidad mañana [jueves] de terminar con esto, y aprecio la ayuda de la profesión médica de aquí que lo hace posible”, añadió.
Cuando se le preguntó si eligió alguna música para escuchar en sus últimos momentos, dijo que no había pensado en eso. “Pero si debo escoger algo, pienso que podría ser el movimiento final de la Novena sinfonía de Beethoven”, añadió, y luego cantó un verso de la Oda a la Alegría, en alemán, recibiendo aplausos.
A Goodall se le prohibió buscar ayuda para terminar su vida en Australia, por lo que viajó a a Suiza. “Hubiera preferido que esto [terminara] en Australia y lamento mucho que Australia esté por detrás de Suiza en lo que respecta a leyes sobre el derecho a morir”, afirmó. El anciano dijo que desea que el interés que ha suscitado su caso lleve a Australia y a otros países a revisar sus legislaciones. “Quisiera ser recordado como un instrumento para liberar a los ancianos de la necesidad de continuar sus vidas” contra sus deseos, agregó.
El investigador honorario asociado de la Universidad Edith Cowan de Perth salió de Australia hace una semana, y se detuvo en Burdeos, Francia, para visitar a familiares antes de llegar a Basilea el lunes.
Habló a la prensa junto a Philip Nitschke, fundador de Exit International, quien lo ayudó a realizar su viaje final, y Moritz Gall, de Eternal Spirit, fundación suiza que aceptó ayudarlo a morir.
El suicidio asistido es ilegal en muchos países y está prohibido en Australia, aunque el estado de Victoria legalizó su práctica. La legislación entrará en vigor en junio de 2019 y sólo se aplicará a enfermos terminales en sus cabales que tengan una expectativa de vida de al menos seis meses.
En Suiza cualquiera que en plena conciencia y durante un periodo de tiempo suficientemente largo haya expresado un claro deseo de morir puede pedir la denominada Asistencia a la muerte voluntaria, o ADSV. Eternal Spirit, una de las muchas fundaciones en Suiza que ayudan a las personas a terminar sus vidas, indicó ayer que Goodall ha recibido la visita de dos médicos desde que llegó a la ciudad.
Goodall, nacido en Londres en 1914, dijo que ya está listo para morir. Sabe que su muerte será con inyección letal, pero desconoce el tiempo y otros detalles del proceso. Algunos familiares estarán presentes, se informó.