Quito.- Un ataque con un artefacto explosivo en una provincia amazónica se sumó el viernes a la ola de atentados con coches bomba perpetrados en Ecuador en menos de 30 horas y que han sido calificados por las autoridades como un intento de amedrentar al Estado para frenar las intervenciones que buscan desarmar las cárceles y aislar a los reclusos peligrosos.
La detonación de un tanque de gas de uso doméstico al cual se le adhirieron tacos de dinamita ocurrió el jueves en la noche debajo de un puente que une las ciudades de Archidona y Tena, en la provincia de Napo, informó el viernes a The Associated Press el comandante de la policía local, Fausto Martínez.
La autoridad policial explicó que se trataba de dos tanques de los cuales sólo uno detonó y que fueron detenidos cuatro sospechosos en medio de un operativo desplegado a pocos minutos de ocurrido el hecho. El evento no dejó heridos ni daños, aseguró Martínez a AP.
Relató que durante la captura de tres adultos y un menor que se movilizaban en un taxi se encontraron 50 tacos de dinamita que “ya estaban sincronizados en un artefacto explosivo” con mecha lenta y cápsulas detonantes y que fueron desactivados en dos explosiones controladas por agentes especializados.
Martínez dijo que se desconoce la pertenencia de los detenidos a algún grupo criminal y el motivo del ataque.
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Explosión de coches bomba en Ecuador
Este nuevo hecho se suma a dos explosiones de coches bomba en Quito y otros dos en la provincia costera de El Oro, entre la noche del miércoles y madrugada del jueves, así como a la detonación de otro artefacto explosivo que afectó un vehículo en Cuenca.
En tanto, el Servicio de Atención a Personas Adultas Privadas de Libertad, informó a AP que se está “constatando la información” sobre la situación de 57 guardias penitenciarios y policías que fueron retenidos en seis cárceles del país. La institución indicó que de acuerdo con información preliminar "este suceso sería una respuesta de grupos criminales ante las intervenciones de la fuerza pública en los centros carcelarios”.
El ministro de Gobierno, Henry Cucalón, dijo la víspera que el Estado irá “hasta las últimas consecuencias” en su lucha contra el crimen organizado, cuyas bandas han reaccionado a las incursiones de la fuerza pública en las cárceles para despojarlas de armas, explosivos, municiones y otros objetos prohibidos.
En tanto, el secretario de Seguridad, Wagner Bravo, ratificó en una radio local el jueves que las explosiones y la retención de 57 servidores policiales y penitenciarios “quieren amedrentar al Estado para evitar que sigamos cumpliendo con la función que tienen las Fuerzas Armadas y la policía en controlar estos centros penitenciarios”.
En las cárceles de Ecuador ejercen su dominio bandas de delincuencia organizada que han convertido a las prisiones en el centro de operaciones desde donde se ordenan asesinatos, robos, secuestros y extorsiones. También han sido escenarios de cruentos enfrentamientos entre reos que desde 2021 hasta la actualidad han dejado más de 400 presos asesinados.
La ola de violencia ha sido adjudicada por las autoridades a disputas de poder y liderazgo, así como al afán de control de territorio y rutas del narcotráfico.
Un detonante para la creciente violencia fue el asesinato en 2020 de Jorge Zambrano, en ese entonces líder máximo de la peligrosa banda local Los Choneros que tiene nexos con cárteles de México y cuyo vacío generó una encarnizada batalla entre otras agrupaciones delictivas por captar su liderazgo y el control del negocio ilícito.
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