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San José. – Antes de convertirse anoche en presidente electo de Panamá tras ganar los comicios de ayer en ese país, el abogado panameño José Raúl Mulino buscó en horas de la mañana la bendición del fugitivo, magnate y expresidente panameño Ricardo Martinelli, en un acto de hondo significado político que selló con dudas el futuro del combate a la corrupción.
Mulino votó en la mañana y, de inmediato, se dirigió a la embajada de Nicaragua en Panamá para saludar a Martinelli, beneficiado por el gobierno nicaragüense con la concesión de asilo diplomático desde que, el 7 de febrero de este año, ingresó a esa sede. Aunque fue condenado en julio de 2023 a 10 años y 8 meses de cárcel por la justicia panameña por blanqueo de capitales, Martinelli se declaró perseguido político y se asiló en la embajada.
Ambos de derecha, Mulino y Martinelli bebieron café en la delegación nicaragüense, en un encuentro de unos 35 minutos que ratificó el profundo mando político del exmandatario sobre el ahora presidente electo y el futuro de su gestión.
Pero más allá de la visita de cortesía de Mulino a Martinelli, un mensaje sin palabras y de simbolismo político surgió de esa cita en una fecha crucial para Panamá: la probabilidad de que, instalado a partir del primero de julio próximo en el Palacio de las Garzas, sede de la Presidencia, Mulino decidirá indultar a Martinelli y abrir brecha a la lucha anticorrupción.
“Señal de alerta”, afirmó la abogada panameña Olga de Obaldía, directora ejecutiva de la (no estatal) Fundación para el Desarrollo de la Libertad Ciudadana de Panamá, filial de Transparencia Internacional, instancia global de lucha anticorrupción.
El expresidente seguirá buscando “impunidad” y “burlar la justicia”, dijo Obaldía anoche a la cadena televisiva CNN en español, al subrayar que la corrupción política manchó el quinquenio de Martinelli, de 2009 a 2014.
“El sistema está fracturado” por el “cáncer de la corrupción” y la impunidad, alegó.
El futuro nexo entre el presidente electo y el expresidente quedó en la zozobra acerca de si Mulino podrá despojarse de la influencia de Martinelli.
Los escándalos de corrupción política golpearon repetidamente a la sociedad panameña en el siglo XXI y en una prolongación de lo sucedido en los últimos 25 años del XX, cuando Panamá se transformó en un emporio internacional del narcotráfico, del lavado de dinero y de otras modalidades del crimen organizado.
En unas votaciones en paz y solo con aislados hechos de violencia y en una nación sin segunda ronda, Mulino venció con mayoría simple. Según los resultados oficiales con el conteo del 60% de los votos y en una tendencia irreversible, Mulino triunfó con más del 30% de los votos válidos sobre los restantes siete candidatos.
En un país de cuatro y medio millones de habitantes, un total de 3 millones 4 mil 83 panameños estuvieron inscritos para votar ayer, de las 07:00 a las 16:00 horas locales (06:00 a 13:00 en el centro de México), y elegir presidente, vicepresidente y a los 71 miembros de la Asamblea Nacional en 3 mil 37 centros de votación con 7 mil 574 juntas receptoras de votos.
También hubo comicios para 793 puestos de gobiernos municipales. Todas las personas electas ayer asumirán el próximo primero de julio por un periodo de cinco años.
Mulino y Martinelli concentraron la atención electoral. Martinelli fue ratificado en enero anterior por el Tribunal Electoral (TE) como candidato presidencial por los partidos opositores Realizando Metas (RM) y Alianza, con Mulino como aspirante a la Vicepresidencia.
Martinelli fue sentenciado en 2023 al ser hallado culpable de blanquear unos 40 millones de dólares de fondos públicos en 2010 (siendo presidente) para adquirir acciones de la compañía privada Editora Panamá América S.A. (EPASA), propietaria de medios periodísticos panameños. Martinelli alegó repetidamente ser inocente y víctima de persecución política.
El conflicto se agravó cuando, el 2 de febrero pasado, la Corte Suprema de Justicia de Panamá rechazó un recurso contra la condena, por lo que quedó inhabilitado para competir por cargos de elección popular. El 7 de ese mes entró a la embajada y ese día el gobierno de Nicaragua le otorgó el asilo, lo cual fue rechazado por el de Panamá.
El TE lo sacó de campaña el 4 de marzo al aducir que está legalmente definido en Panamá que “no podrá ser elegido” presidente o vicepresidente alguien condenado por delito doloso con pena de cárcel de cinco años o más. El Tribunal sustituyó a Martinelli con Mulino, cuya papeleta quedó sin aspirante vicepresidencial.
La Corte ratificó el 3 de este mes la candidatura de Mulino.