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Los Ángeles
La caravana de centroamericanos sigue adelante, con la mira de llegar al norte, a la frontera con Estados Unidos. Quieren pedir asilo y aunque la gran mayoría desconoce las leyes estadounidenses, tres factores inciden en la firmeza de su propósito, según observadores.
La primera tiene que ver con las caravanas anteriores que, más allá de los peligros del viaje y las amenazas de las autoridades de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) de EU, lograron llegar y la mayoría permanece en la Unión Americana. El segundo punto está relacionado con los esfuerzos de ICE en Centroamérica para desalentar este tipo de acciones a través de campañas publicitarias que han sido un rotundo fracaso, a pesar de haber costado varios millones de dólares. La tercera y más importante, es la realidad de peligro, inseguridad y pobreza que viven en sus países de origen.
A diferencia del pasado, estas razones ya no son necesariamente válidas para recibir asilo en la Unión Americana, pero cuentan como probables causas. De acuerdo a varios especialistas en la materia, como ese tipo de problemas son considerados ya de orden nacional en los países de origen de los migrantes —en Centroamérica—, todos los habitantes tendrían que salir de ahí y solicitar asilo, lo cual sería imposible.
La ley en EU señala que “cualquier extranjero que pise territorio de la Unión Americana puede solicitar asilo ante algún agente federal, bajo la premisa de sufrir algún tipo de persecución que pone en riesgo su seguridad, su integridad o su vida debido a una razón de raza, nacionalidad, creencia religiosa o política; o bien por pertenecer a algún grupo en particular”, señaló Irineo Mujica, quien lidera la agrupación “Pueblo sin Fronteras” y ha apoyado este tipo de movimientos.
En ese sentido, las declaraciones del presidente Donald Trump de que los migrantes que crucen ilegalmente la frontera sur de EU no podrán solicitar asilo es falso, dicen especialistas consultados por EL UNIVERSAL. “Todo extranjero que llegue a la Unión Americana por la vía que sea, con o sin documentos válidos tiene derecho a solicitar asilo, independientemente de que se les otorgue”, dice Gloria Muriel, abogada experta en migración.
Según estadísticas de 2013 proveídas por la autoridad, en promedio nueve de cada 10 solicitudes de asilo entran al proceso, pero sólo dos de cada 10 son aceptadas y la mayoría de los asilos autorizados son a personas de países no latinoamericanos. China, Egipto, Etiopía, Nepal y Siria se llevaron más de 50% de las solicitudes ese año, por ejemplo.
Pero, una vez que se solicita el asilo, el proceso puede tardar años, en particular porque los juzgados de inmigración en EU “tienen un retraso de años”, explica Muriel. De este modo, añade, “quienes lo solicitaron pueden permanecer en EU”. Mientras la persona está a la espera, recibe un estatus provisional para permanecer legalmente en el país, así como un permiso de trabajo. Sus familiares, en caso de que los haya, reciben también un estatus legal y permiso para trabajar, si la persona es mayor de edad, o estudiar, si es menor.
Con el permiso de trabajo se tramita una tarjeta con un número de Seguro Social con el que se declaran los impuestos y “prácticamente es el documento a través del cual existen legalmente las personas en EU y con el que hacen todos los trámites legales, como rentar o comprar una casa, un auto, un seguro, abrir una cuenta bancaria, etcétera.”, señala Muriel.
En caso de que la solicitud de asilo sea rechazada, “la ley dice que [el migrante] deberá abandonar la Unión Americana dentro de un tiempo que las autoridades le marcan”, comenta la abogada. Pero si el migrante no está detenido para ser deportado, suele permanecer en EU como indocumentado. “Legalmente existe porque no pierde su número de registro del Seguro Social, pero está sin permiso viviendo en el país”, dice Muriel. Las autoridades en EU difícilmente lo perseguirán, a menos que tenga algún problema con la ley o caiga en una redada, pero es algo fortuito.
Estas “facilidades técnicas legales” para quedarse como indocumentado en EU, después que la solicitud de asilo de una persona ha sido rechazada, es lo que molesta a muchos conservadores, comenzando por Trump, quien amenazó recientemente con militarizar y cerrar la frontera con México para detener la caravana de centroamericanos. Esta vez, Trump amenazó con desplegar no a la Guardia Nacional, sino al ejército.
Mujica advierte que eso “no serviría de nada porque no van a disparar a personas desarmadas, ni a civiles, y mucho menos a menores. Y, en todo caso, los pondrían en riesgo de un posible ridículo, ya que los miembros de las fuerzas armadas estadounidenses están entrenados para enfrentar a poderosos ejércitos del mundo y al temido terrorismo internacional, no a caravanas de inmigrantes cruzando ilegalmente”. Y si algún migrante es herido o muerto por un arma del ejército, ello podría crear un problema más grande.
Lo que pasará con la caravana ya se ha visto. “La caravana va a llegar a la frontera norte de México y ahí las autoridades en EU los van a organizar en grupos quizá de 100 personas cada día, hasta completar al grupo”, comenta Mujica. “La mayoría pasará los tiempos de espera en libertad —en EU—, otros serán encerrados por meses —en centros de detención— y varios más con antecedentes serán deportados de manera inmediata”.